Scottie Scheffler busca su primer Major en el Masters Augusta y Tiger resigna la chance de otra hazaña

Un giro imprevisto en el final. Fue como esas películas encaminadas en una sola dirección, pero que luego dan un vuelco y sorprenden al espectador. Lo mismo sucedió en la tercera vuelta del Masters: Scottie Scheffler llevaba cuatro golpes de ventaja en la punta antes de pegar en el tee del 18, pero un tiro desviado a la izquierda con el driver provocó que su pelota terminara escondida entre los arbustos. El dramatismo, entonces, había regresado a Augusta, porque el líder no había atravesado hasta allí demasiadas zozobras. Tardaron unos minutos en encontrar la bola, hasta el que el Nº 1 del mundo la declaró injugable y consiguió la liberación de dos palos.

La sacada con un hierro desde las pinillas fue de ensueño, aunque el texano tuvo la mala suerte de que su pelota rodó afuera del green. Finalmente, optó por subirla con el putter y se aferró a un buen bogey para una vuelta de 71 golpes (-1) y un total de 207 (-9), que lo dejan con tres de diferencia sobre el australiano Cameron Smith, reciente ganador de The Players y que se acercó con una tarjeta de 68 (-4).

Vaya manera de justificar por qué es el actual monarca del ranking mundial: Scheffler creó las condiciones ideales para atrapar su primer Major a sus 25 años, en una temporada en la que sorprendió con tres triunfos en el PGA Tour entre febrero y marzo de 2022. ¿Le alcanzarán tres golpes para sostenerse arriba?

Cada vez que un líder lleva una ventaja razonable a 18 hoyos del final del Masters, la memoria vuelve inevitablemente a la cita de 1996, cuando Greg Norman había concluido el sábado con un total de -13 y superaba a Nick Faldo por seis golpes. Todo estaba dado para el festejo del australiano, parecía que ya tenía el talle asegurado para calzarse la chaqueta verde. Sin embargo, todo cambió el domingo: el Tiburón

Blanco firmó una estrepitoso 78 (+6), mientras que el inglés aceleró con un último giro de 67 (-5) y terminó triunfando con 276 golpes (-12), a cinco de Norman. Un cierre increíble entre dos pesos pesados, que antecedió a la primera coronación de Tiger Woods del año siguiente en el Masters, que implicó la apertura de una nueva era en el golf.

Si se habla de punteros con un buen colchón, también puede tomarse el ejemplo más cercano, cuando Hideki Matsuyama se consagró en 2021 y le dio a Asia su primer triunfo en Augusta. El japonés se fue a dormir el sábado con cuatro golpes de luz sobre cuatro escoltas, pero el domingo encontró un freno en su juego y concluyó superando apenas por uno a Will Zalatoris.

Las condiciones siguieron tan difíciles ayer como el viernes, entre el frío y el viento, que cada vez sopló más. Scheffler se puso y se sacó su campera una y otra vez. Se jugó en una cancha seca, muy poco receptiva, que obligó a un esfuerzo máximo. Varios greens se volvieron imposibles: pelotas que no paraban de rodar como si fuera una pista de patinaje. El leadearboard siempre es un reflejo del rendimiento de los jugadores y sólo siete figuran bajo el par a una vuelta del cierre. En el transcurso, Augusta National se volvió más traicionera y dejó solo a Scheffler liberado de estrés, excepto ese mal golpe en el hoyo 18 que lo obligó a buscar su Titleist 7 entre las ramas y los arbustos, en medio de la oscuridad de la vegetación. Después del mal trago, querrá entrar fresco en la última vuelta para concretar el éxito de su vida.

En tanto, las chances de Tiger Woods en busca del sexto saco verde en Augusta se evaporaron por completo con la ronda de ayer de 78 golpes (+6). No habrá milagro, finalmente, por más que el californiano se había ilusionado con prenderse el fin de semana. Todavía el viernes se sentía con alguna posibilidad, pero los dos doble bogeys y los cinco bogeys mancharon su tarjeta y se despidió de la lucha fuerte. El 18 fue todo un síntoma de su estado de ánimo: ensayó un chip y la pelota rodó veloz cuesta abajo del green, lejos del hoyo. Salió disparado a ejecutar el siguiente putt, señal de que quería terminar lo antes posible. Cerró con un doble bogey y saludó al público con un gesto adusto. Fatigado mental y físicamente, a Tiger (+7 total) le queda una última vuelta ya libre de exigencias; de cualquier manera, su balance será positivo porque superó el corte en un certamen muy complicado, con el lastre de 508 días de inactividad.

“Las condiciones fueron realmente duras. No le pegué tan mal, pero cuando hacés cuatro greens de tres putts y uno de cuatro (en el hoyo 5), no hay manera de concretar una buena ronda. No pude encontrar la sensación correcta, sobre todo en el green. Probé distintas cosas, incluso moviendo la cabeza del palo, pero nada funcionó”, aceptó Tiger, autor de la peor vuelta de sus 24 participaciones.