Sebastián Simonet, tras los atentados en Francia: “Nuestras familias nos piden que volvamos”
Emblema de la selección nacional de handball, el central juega junto a su hermano Pablo en París y vivió de cerca el ataque del viernes
lanacionarPARÍS, Francia.- Sebastián Simonet eligió París hace cinco años. Emblema del seleccionado nacional de handball, se instaló en la ciudad para jugar junto a su hermano Pablo en el US Ivry. El viernes 13, durante la noche de los atentados, se estaban entrenando en el club cuando se enteraron de la noticia.
"El ambiente que se vivió en los entrenamientos del sábado y el lunes nunca lo vi, la gente tan callada, tan cabizbaja. La ciudad está muy golpeada", cuenta Sebastián, en diálogo telefónico con canchallena.com.
El miércoles, dos días antes de los ataques, Sebastián cenó en un restaurante de un amigo argentino a 150 metros de donde ocurrió uno de los atentados. "Estuve con mi mujer y mi hija de dos meses. La verdad es que los dos estamos asustados, ella un poco más que yo. Nuestras familias también están asustadas y nos piden que volvamos, pero por ahora vamos a esperar, no soy tan extremista. Creo que todo va a estar bien", dice, con optimismo.
La familia de Sebastián respira el deporte como él. Hijo de Luis, quien integró la recordada selección de handball de 1981 que le ganó a Estados Unidos y Brasil en un Panamericano en el Luna Park, y de mamá Alicia, que también supo vestir la albiceleste en varios torneos, dice que entiende el miedo que la situación les genera a su padres, pero estar acompañado por su hermano Pablo lo ayuda a calmarlos. Además, Diego, el otro hermano que se luce en el seleccionado, juega en Montpellier, a 750 kilómetros de la capital francesa.
Al referirse al sentimiento que se vive en Francia, Sebastián detalla: "En el pensamiento de la gente, en cómo lo vive el parisino, esto es duro. Golpearon en lugares muy propios del parisino, no son tan turísticos. Golpearon ahí y eso jodió mucho. Ahora están intentando llevar una vida normal, es lo que quiere el Gobierno francés, pero pegó duro. El domingo las calles estuvieron vacías, y desde ayer por suerte ya hay más movimiento".
La verdad es que siempre hubo algunos chistes típicos racistas, y con este tipo de cosas los ojos de la gente empiezan a cambiar
Para cerrar la charla, Sebastián elige un mensaje de unidad, que ayuda a romper con los mitos y la desconfianza que se reavivan luego de este tipo de atentados: "La mujer de un compañero es de origen árabe. En el barrio en el que vivo hay muchas mezquitas. La verdad es que siempre hubo algunos chistes típicos racistas, y con este tipo de cosas los ojos de la gente empiezan a cambiar. Pero no hay que meter a todos en la misma bolsa. Esto que viene pasando es muy sensible tanto para la gente musulmana como para la gente que no lo es".
gm/ae
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