Nunca me acordé de Guadalajara

LONDRES.– Si hubiese vivido esta derrota en el pasado, ahora estaría llorando, gritando y me tendrían que llevar arrastrando a la cancha para el partido que se viene contra Nueva Zelanda. Pero salí entera porque confío mucho en el equipo. Más allá de que no jugamos bien, me quedé con bronca porque había mucha diferencia entre ambos seleccionados, sobre todo respecto de las intenciones. Nosotras tirábamos al arco, generábamos córners cortos y buscamos por todos lados. Y quizá los goles que entraron contra Sudáfrica en el debut esta vez no se pudieron concretar.

Me pone mal eso, que hicimos el gasto y no plasmamos la diferencia en el marcador. Ellas hacen su juego, te defienden bien, tiran la pelota para adelante y si te pega la pelota en el pie, como nos pasó, bienvenido sea. Son de defender muy fuerte, les gusta hacer muchos fouls, cosa que a nosotras no nos agrada para nada. Pero ante todo felicito a Estados Unidos por la victoria.

Lamentablemente no logramos darlo vuelta. Si me decís que jugamos mal y no hicimos nada para revertir la situación, bueno, pero el fastidio es porque lo buscamos siempre. En ningún momento me acordé de lo que nos pasó en la final de los últimos Panamericanos contra Estados Unidos. Para nada. Jugué este partido tratando de sacarme de encima el fantasma de Guadalajara.

Pero creo que por algo se habrá dado esta caída. Quizá tuvimos que perder esta vez para ver cómo el equipo se hace fuerte y se levanta a partir de ahora. Las Leonas ya atravesamos por esto y nos supimos recuperar; ya hay que olvidarse de este partido. Por suerte nos pasó al principio y eso es algo positivo. Además, todavía tenemos posibilidades de sacar buenos resultados en todos los partidos que nos restan y buscar el primer objetivo de las semifinales. Este miércoles lo voy a dedicar para descansar y quedarme en la Villa Olímpica. Prefiero estar tranquila. Sí voy a ver por la tele el partido de los varones contra Paquistán. Seguimos en carrera.