Nicolás Pieres y su salida de Ellerstina: “Fue un acierto, porque hoy los tres hermanos, cada uno con su proyecto, estamos bien”

Había perdido la motivación. No estaba del todo cómodo en el equipo. Y le costaba jugar con los hermanos. “Los dos últimos años no fueron fáciles”, confesó. Por eso el nuevo emprendimiento, el camino paralelo, siempre dentro de la organización familiar. “Creo que fue una decisión acertada. Hoy, los tres hermanos separados, cada uno con su proyecto, estamos bien”, admitió Nicolás Pieres, de 33 años, en pleno desarrollo de la Copa República. “No me saturó el polo: si es mi vida. Todo lo que hago gira alrededor del polo, pero a mi edad, y sabiendo que aún me quedan varios años por jugar, entendí que este era el momento de cambiar, de buscar un nuevo desafío”, aseguró el hermano menor de Gonzalito y Facundo.

Luego de quince temporadas, Nico se quedó en Buenos Aires, no viajó a Palm Beach a la Triple Corona americana, y aprovechó la ocasión para conocer polísticamente a sus nuevos compañeros e ir tomando ritmo con miras al gran objetivo de 2024: ganar la clasificación e ingresar en el Abierto Argentino. “No tenía un equipo firme para jugar en Estados Unidos. El patrón que tengo en Europa, Sebastien Aguettant, de Kazak Polo team, quería jugar el Polo Tour, me entusiasmó la idea y, después de tantos años, me quedé en la Argentina. También ayudó a decidir quedarme el hecho de tener acá a mis nuevos compañeros de Ellerstina La Zeta: Lorenzo Chavanne y Beltrán Laulhé. Era una buena oportunidad para compartir tiempo con ellos y conocernos más”.

–No te costó tomar la decisión.

–Para nada. Estoy más en familia, en el campo, aprendiendo de caballos nuevos… Lo estoy disfrutando mucho. El año que viene va a tener que salir algo muy bueno para volver a Palm Beach.

–¿Los partidos de la Copa República fueron los primeros que jugaste con los cracks Sub18, Lorenzo Chavanne y Beltrán Laulhé?

–Sí. Y está bueno poder hacerlo, porque necesitamos conocernos dentro de la cancha, agarrar ritmo… Falta Mati Torres Zavaleta, que es el cuarto jugador. En la República el equipo se completa con Matías Nigoul.

–¿Cuándo entre Torres Zavaleta lo hará para jugar de 1, en el lugar de Nigoul?

–No. Mati va a entrar de 3 o de 2. En la República juega Matu Nigoul de 1 y la idea es que, en la clasificación, Beltrán Laulhé sea el 1.

–¿Cómo los elegiste a ellos?

–Desde el año pasado tenía pensado elegirlos para el nuevo equipo. Venía siguiéndolos desde hace rato. Y la verdad es que ha sido una decisión acertada. Son chicos muy jóvenes, con mucho talento y tienen muchas ganas de mejorar. Este es un proyecto que me divierte y que me devolvió la motivación que había perdido un poco.

Con el primero que hablé fue con Beltrán, porque ya habíamos jugado juntos afuera. Es un chico maduro. Le propuse hacer algo conmigo y no sólo le pareció bien, sino que me empujó a seguir con esto. Esa actitud que tuvo Beltrán me motivó y de inmediato fuimos a buscarlo a Lorenzo, que es su gran amigo. Otro chico muy bueno, adentro y afuera de la cancha. La experiencia en este cuarteto la ponemos Mati y yo.

–El equipo se va a llamar Ellerstina La Zeta, ¿no es cierto?

–Sí. Ellerstina La Zeta. Y la verdad, me tengo mucha fe.

El cambio necesario

A Nicolás lo urgía un cambio. Pegar un volantazo en su carrera. La Triple Corona lo había cansado. “Más que nada mi cabeza precisaba un cambio”, admitió. Tal vez las presiones propias de una organización de elite, el estigma de La Dolfina y algunos resultados adversos, le bajaron un poco los brazos a este guerrero del polo. Y necesitaba imperiosamente bajarse de ese vertiginoso mundo, hacer una pausa, respirar aire fresco e intentar volver a ese mundo trepidante, pero circulando, a lo mejor, a menor velocidad, sin tantos apremios.

–¿Cuándo sentiste que debías ponerle un punto a tu participación en Ellerstina, tal como estaba concebida, y armar una estructura nueva?

–Desde el momento que Gonza y yo nos habíamos separado de Facundo, ya la cosa no era la misma. Te digo más, en los últimos dos años juntos, a mí ya me había costado un poco más estar en el equipo. No me sentía tan bien. Y no estaba tan cómodo. Entonces, al abrirnos e ir cada uno su cuenta, creo que nos vino bien. Me parece que era lo que teníamos que hacer así que la decisión de separarnos fue correcta. Y la verdad es que los proyectos de cada uno son divertidos.

–Después de la salida de Juan Martín Nero, a Ellerstina siempre le faltó un back natural. Probaste vos en esa posición, y parecía que te asentabas, probó Facundo… Rotaron, cambiaron reiteradamente el cuarto jugador y dio la impresión de que nunca encontraron un funcionamiento óptimo, pleno, a pesar de haber ganado Palermo y varios Tortugas y Hurlingham. ¿Les costó llenar ese hueco?

–No, no creo que eso haya influido en el rendimiento del equipo. Lo concreto y trascendente era que nos enfrentábamos a La Dolfina, a estos galácticos (Adolfito Cambiaso, Pelón Stirling, Pablo Mac Donough y Juan Martín Nero) a los cuales, y pese a todo, logramos ganarles: una sola vez en Palermo, que obviamente es lo más importante, creo que cinco veces en Tortugas y otras cinco en Hurlingham. Les hemos ganado. ¿Nos costó? Sí, mucho. Pero si te ponés a analizar y mirás para atrás, te vas a dar cuenta que estábamos jugando con el equipo que pareciera ser el mejor de la historia. Nos tocó a nosotros ser su rival. Y bueno… Por un lado fue una lástima que así sea, pero por el otro, también es cierto que fuimos parte de esa época y siempre les dimos pelea.

–¿Cambiarías algo de todo lo que pasó? Por ejemplo: ¿hubieses mantenido más tiempo alguno de los jugadores incorporados, hubieras aguantado más alguna de las formaciones?

–No. Te diría que a las distintas formaciones las mantuvimos bastante. Y me parece que se buscaron distintas alternativas. Arrancamos con Mariano Aguerre, con quien ganamos Palermo en 2012; después jugamos como cinco años con Polito (Pieres) y tres años con Hilario (Ulloa). Tres enormes jugadores y grandes incorporaciones para el equipo. La formación que más duro fue con Polito, el ciclo en el cual más veces llegamos a la final del Abierto, y en un par de esas finales estuvimos muy cerca de ganarlas. Lo mismo pasó con Hilario… Bueno, un año yo me lesioné y no pude jugar. Parecía que venía bien para nosotros una de esas temporadas, pero bueno, no se nos dio en Palermo. . Y ya el último año fue malo. Pero, no; no cambiaría nada ni me arrepiento de nada. Te diría que no.

–¿La decisión de Facundo de dejar Ellerstina influyó en algo para que se concrete tu separación de Gonzalo?

–Una vez que ya no estábamos los tres hermanos juntos, Gonza y yo armamos el equipo por las nuestras, con Bautista Bayugar y el sudafricano Ignatius du Plessis, pensando que iba a funcionar. Y no funcionó tan bien como esperábamos. Entonces me parecía que no valía mucho la pena seguir jugando juntos, medio tirando de la piola. Era preferible que cada uno arrancara por su lado y con su propio proyecto. Así lo hicimos y me parece que estamos bien.

–¿Con Matías Torres Zavaleta, Lorenzo Chavanne y Beltrán Laulhé, hablaste de algún plazo para jugar juntos?

–No. No hablamos de plazos ni de tiempos ni de nada de eso. Obviamente la idea es clasificarnos para el Abierto Argentino. Y bueno, si Dios quiere y nos clasificamos, veremos qué pasa.

–¿Y si no se clasifican?

–,Y si no nos clasificamos, nada. Iremos a jugar la Copa Cámara de Diputados e intentaremos llegar al repechaje para estar en Palermo en 2025.

-¿La continuidad del proyecto depende del resultado? Viste que ahora la mayoría de los equipos que no logran el objetivo trazado se desarman.

–No sé. No hemos hablado de eso y no me parece que sea un tema importante en este momento.

–¿Saliste de una situación cómoda, como era estar en un equipo del Abierto para encarar algo nuevo, el desafío de clasificar junto a jugadores juveniles, o al revés, sentís que ahora estás más cómodo, sin la presión de ser parte de un equipo de punta con casi la obligación de obtener buenos resultados?

–No. Ni una cosa ni la otra. Este proyecto es algo distinto. Sigo siendo de Ellerstina, pertenezco a la organización, vamos a jugar con los caballos de ahí, los nuestros, y el equipo sigue siendo, todos seguimos siendo, de Ellerstina y de la Zeta, que es nuestro logo. Por eso el equipo se llama así: Ellerstina La Zeta. Me gusta más que Ellerstina 2. Yo quería una identificación nueva, aunque sigamos siendo una familia. Y ni hablar de que voy a ser el primero que quiero que Gonza gane, el primero que quiero que Facu gane. Y creo que a ellos les pasa lo mismo conmigo.

El problema en la espalda ya es un recuerdo ingrato, un susto superado y nada más. Hoy, Nicolás está totalmente recuperado y se prepara para la exigente temporada europea: “En Inglaterra juego con Pablo Mac Donough en King Power y después cruzo a España y a Francia para jugar con Kazak”, contó entusiasmado.

–¿Quedaste diez puntos con la operación?

–Sí. Diez puntos. Fue una buena decisión haberme operado porque si seguía así...

Operarme fue…

–¿Cómo haber ganado un Abierto?

–Y sí… Por un lado me perdí jugar un Abierto y por el otro, casi casi que lo gané (sonríe). Ahora me siento muy bien físicamente. Nunca más sentí un cosquilleo ni nada raro, que era lo que a mí me pasaba. Y si bien me llevó mis tiempos recuperarme, fue una decisión acertada operarme.

A Nico y sus jóvenes acompañantes no les fue como esperaban en la Copa República… “Nos tocó debutar contra La Natividad de Barto Castagnola, de lo mejorcito del torneo, y perdimos por dos chukkers malos”, se sinceró Nico. Pero, más allá de la frustración, disfrutó de la experiencia. Y él sabe perfectamente que los porotos grandes se juegan en la clasificación, cuando el nuevo cuarteto esté completo. El cuarteto de Ellerstina La Zeta, experiencia y juventud. El que le devolvió la motivación al guerrero del polo.

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