“Una final es áspera, pero ellos son muy limpios”
Adolfo, que acusó caballazos y tacazos en la definición de Palermo, rescató a los Pieres: “Tengo buena onda con todos”
–Antes de la final, Adolfito, dijiste a LA NACION “siempre hay planes. Distintos planes”.
–Lo planteamos el día en que perdimos Hurlingham. Entendemos que al ganar tanto, nos estudian mucho. Entonces tenemos que jugar de forma diferente. Y en la final de Palermo agarré yo más la pelota, agarré más saques, y a ellos [los Pieres] les costó adaptarse.
–Quizá lo tenían más ajustado hace diez años, porque pasaba más. ¿Creés que eso los perdió?
–Sí. No será la idea siempre, pero si hay que utilizarlo... sabemos que se puede.
–¿Cuándo acordaron cambiar?
–En el descanso después del cuarto chukker Milo [Fernández Araujo, el DT] vino a mí, vio que dentro de todo estaba bastante bien y me dijo “hay mucho lugar entre vos y el que viene. Agarrá más pelotas y tomate tu tiempo”.
–¿Quiso decir que no estaban haciéndote marca personal?
–No; quiso decir que estaban dándonos espacios y que eso daba como para que yo jugara un poco más con la pelota.
–¿Y qué respondiste?
–Yo me sentía bien como para hacerlo.
–No tenías ningún problema en volver a 2005, 2007.
–No, porque tenía bien los caballos y yo me sentía bien como para hacerlo. Y creo que se logró: salieron varios goles de eso.
–Hace años tenías mal el físico.
–Sí, estaba muy mal. Pero estoy mucho mejor. Paidu [Juan Carlos Menchón] y Manu [Manuel Pablo, sobrino de Menchón], el entrenador y el fisio [fisioterapeuta], han trabajado muchísimo en estos años. He comenzado y he terminado sano el año. Increíble. Cuando los años vienen, uno ya valora mucho tener un año sano, porque disfruta mucho más el deporte, y tiene ocupada la cabeza en mejorar ciertas cosas y no en lesiones. Paidu y Manu fueron impresionantes.
–¿Te sorprendió que fuera tan áspera la final?
–Creo que a los referís [Esteban Ferrari y Gastón Dorignac (h.)] en un momento se les fue un poco de las manos. Me parece. Pero una final siempre es áspera. Ésta no lo fue más. Por eso siempre digo que no importa cómo llega uno. Es un Boca vs. River. Uno puede ir último en la tabla, pero es Boca vs. River. No importa quién llega mejor o peor. Una final es un partido diferente.
–Sabés que aunque venga muy bien La Dolfina y no tan bien Ellerstina es muy probable que vayan a un alargue, entonces.
–Y al revés también. Sí ha pasado que nosotros ganáramos alguna que otra final por más de dos o tres goles. Pero no es lo común.
–En un momento, en la transmisión televisiva se escuchó “dejá de llorar, pedazo de p...”, dirigido a vos. ¿Fue de un espectador o de un jugador?
–Fue Polito [Pieres]. No pasa nada; son cosas que quedan en la cancha. No le contesté. La verdad es que ninguno tiene mala leche, ni en lo mínimo. Tengo buena onda con todos y son muy limpios todos. No puedo decir nada: son limpios. Juegan bien, ganan bien, y si uno da un mal pechazo, es mala suerte. Puede pasarme a mí como le pasa a cualquiera. Si hago algo malo les pido disculpas automáticamente, como lo hacen ellos. Esa p... estuvo de más, seguro. Después me pidió disculpas y ahí terminó el tema.
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