Raúl Pérez:"Es un orgullo enorme, que viene atado a una gran responsabilidad"
Head coach de Jaguares, el rosarino ya palpita el desafío de participar por primera vez en el Super Rugby; los objetivos que se trazó son a corto plazo, en un año para adquirir experiencia
Raúl Pérez se sorprende cuando escucha el dato. "¿Cómo sabés?", pregunta, mientras deja escapar una sonrisa de nostalgia. Pocos saben que tuvo sus primeros contactos con la ovalada en el Club Atlético Fisherton, un club de barrio de Rosario del que también salió una tal Luciana Aymar. Para él, el club de origen lo es todo. Por eso, repetirá una y otra vez la misma palabra: valores.
Lo curioso es que Aspirina empezó a los 17 años. Un caso insólito por edad, tratándose de alguien que alcanzó el máximo sueño de un jugador de rugby: jugar en los Pumas. Buen tiempo después, Pérez encabeza el mayor reto que tendrá el rugby argentino. Será head coach de Jaguares, la franquicia de la UAR que desembarcará en el Super Rugby, el torneo de clubes por excelencia del Hemisferio Sur y considerado como el más exigente del mundo.
"Es la NBA del rugby, porque tiene indiviualmente a grandes jugadores y nosotros estamos insertos. Cuando parecía un sueño, estamos ahí y tengo la dicha de ser entrenador de este equipo", cuenta Pérez, en el Buenos Aires Cricket & Rugby Club, el búnker de Jaguares durante las cinco semanas de preparación. En las próximas horas viajarán a Sudáfrica, donde debutarán el 26 del actual ante Cheetahs.
Cultor del perfil bajo, Aspirina Pérez no fue un Puma mediático. Sumó 21 caps con el seleccionado entre 1992 y 1999 y formó parte del plantel alcanzó los cuartos de final en el Mundial de Gales, en 1999. "Arranqué de tercera línea y siempre pagué el costo de empezar de grande. Me costaba entender el juego porque no tenía esa formación de chico en las destrezas. Cuando a uno le apasiona algo, le da el tiempo necesario y respeta los valores de este deporte, va creciendo", dice.
Valores. La palabra emblemática del rugby. Eso fue lo que inclinó la balanza para que aquel adolescente de 17 años se convenciera de su lugar en el mundo. "Uno se enamora por los maestros que le han explicado la pasión, el trabajo, el compañerismo; que primero uno está para dar y después para recibir. Toda esa unión que hace al rugby me ha hecho decir éste es mi deporte", afirma.
Pérez se formó en la escuela de Duendes, un club "donde todos son protagonistas", donde el jugador de Primera entrena alguna división de Infantiles o Juveniles porque "todos son necesarios". Dice que entrenar ayuda a entender el juego: "Dediqué horas, vivía preguntando y acercándome a los maestros de esa época, como José Luis y Horacio Imhoff. Son tipos que me marcaron y me abrieron la cabeza".
Ya como entrenador, dirigió seleccionados de la unión rosarina e hizo carrera en la UAR; fue analista de video con Santiago Phelan en los Pumas, dirigió a los Pampas -se consagró campeón de la Pacific Cup en 2014- y fue asistente de Daniel Hourcade desde el inicio de su ciclo, que tuvo su explosión en el último Mundial. Ahora será el capitán de un barco que navegará en aguas desconocidas. "Es un orgullo enorme, que viene atado a una enorme responsabilidad. El año pasado terminamos en un gran nivel con este plantel. Ese debe ser el piso de estos jugadores", apunta.
Desde que se conoció el ingreso argentino en el Super Rugby, una de las incógnitas es si Jaguares podrá forjar su propia identidad; en un régimen distinto, donde los jugadores convivirán a diario durante meses, bien distinto de lo que vivían con los Pumas. Lo interesante es que Jaguares es lo más cercano a una experiencia en un club amateur del rugby local, con entrenamientos regulares, competencia y un plantel donde todos son argentinos y muchos de ellos grandes amigos. Así lo entiende Pérez: "Este torneo va hacer que estemos mucho tiempo juntos y nos permitirá desarrollar esa identidad de la que venimos hablando. Siempre con los valores que ellos traen de los clubes que los formaron de chicos".
Otra vez los valores. "La idea es potenciar esos valores que los maestros de los clubes y los padres les han dado y darle la forma a lo que queremos. Queremos darle a Jaguares la forma de un club", concluye.
Asper, como lo llaman los jugadores, es junto con Hourcade una de las cabezas visibles de un ambicioso proyecto. La Pumamanía desatada por el vistoso juego que mostraron los argentinos en el Mundial invitan a soñar con una gran performance, aunque Pérez prefiere poner un freno: "Tenemos que pagar la experiencia en el primer año y por eso los objetivos son a corto plazo. Primero vamos a Sudáfrica y haremos los ajustes que tengamos que hacer, de acuerdo con el cansancio o los lesionados. Después tenemos el mes de Oceanía y Japón. Ahí veremos en dónde estamos parados".
Reconoce que será un año largo, donde enfrentarán a los mejores del mundo en medio de viajes que los dejarán exhaustos y con exceso de jet-lag. "Vamos a atravesar momentos adversos. Al ser el primer año, habrá que tomar experiencia, pero estamos muy entusiasmados", concluye.
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