El caso más reciente es el del segunda línea Hannes Strydom, que falleció en un accidente automovilístico
¿Cuánto se necesita para que una sucesión de tragedias deje de considerarse obra del azar e ingrese en el terreno de la nigromancia? ¿Dónde se traza la difusa línea en la reiteración que deja de ser tal para convertirse en maldición? A fines de noviembre pasado, el ex segunda línea sudafricano Hannes Strydom falleció en un accidente automovilístico. Aislada, la noticia no excede el marco de los ámbitos deportivo y policial. Profundizar en el contexto, no obstante, incita a creer que hay otras fuerzas involucradas. Strydom es el quinto jugador titular de los Springboks campeones del mundo en 1995 que muere trágicamente. ¿Fatalidad o brujería?
Strydom, que formó una memorable segunda línea con Kobus Wiese, se incorporó a la infame lista en la que figuran el medio-scrum Joost van der Westhuizen, el tercera línea Ruben Kruger y los wings James Small y Chester Williams, además del entrenador, Kitch Christie. Cinco jugadores que fueron titulares para el seleccionado de Sudáfrica más el head coach en la legendaria victoria ante Nueva Zelanda en la final en el Ellis Park de Johannesburgo y recibieron la Webb Ellis Cup de manos de Nelson Mandela, en uno de los hechos deportivos con mayor carga sociopolítica en la historia.
Otro partícipe de aquella recordada final que dejó este mundo prematuramente fue el wing neozelandés Jonah Lomu, considerado por mucho el mejor jugador de la historia. Contra todos los pronósticos, Sudáfrica se impuso en una dramática final por 15-12 gracias a un drop en tiempo suplementario del apertura Joel Stransky, autor de todos los puntos de su equipo con el pie. Después de perderse los primeros dos Mundiales, en 1987 y 1991, al estar sancionado internacionalmente por su política segregacionista del Apartheid, Sudáfrica, la segunda mayor potencia de este deporte, hizo su ingreso en la competencia de manera resonante.
La conquista del certamen disputado en su tierra no sólo significó un suceso rugbístico, sino que fue utilizado políticamente por el flamante presidente Nelson Mandela para unificar a una nación dividida. La imagen de Mandela entregando la copa vestido con la camiseta número 6 de François Pienaar al propio capitán, cuando el seleccionado era la representación misma de la pretendida supremacía afrikaner, excedió las fronteras del deporte. Un tercio de los 15 que salieron a jugar en Johannesburgo tuvieron un final trágico. Kitch Christie, el mentor de aquel equipo, había sido el primero en dejar este mundo: apenas tres años más tarde, como consecuencia de un cáncer, falleció a los 58 años.
Hannes Strydom y el nuevo himno
Uno de los momentos más emotivos de la película Invictus, que refleja el impacto del Mundial 95 en el pueblo sudafricano, ocurre cuando los jugadores aprenden a cantar el nuevo himno, que tiene estrofas en las lenguas nativas xhosa, zulú y sotho, además de afrikáans e inglés. Después del primer ensayo, Strydom, Wiese y el pilar Balie Swart, tres de los jugadores más grandotes del plantel, se acercaron a la profesora Anne Munnik para repetir el ensayo. “Empezaron despacio, pero con pasión en las notas altas. Lo cantaron tan lindo... Los otros jugadores los miraban con la boca abierta. No había chistes. No había risas. Sólo miraban”. Strydom logró trasladar esa misma pasión hacia adentro de la cancha y fue una pieza clave en la primera conquista de los Springboks.
En total jugó 21 tests y otros 10 partidos no oficiales para el seleccionado entre 1993 y 1997 y fue una figura central en los años gloriosos de Transvaal, hoy los Lions de Johannesburgo, donde comenzó el temible dúo con Kobus Wiese, además de François Pienaar, campeones del primer Super Rugby de la historia, el Super 10 de 1993 (y subcampeones de 1995). Representó a esa provincia en más de 100 partidos, aunque también defendió los colores de Eastern Province y Northern Transvaal (hoy los Bulls de Pretoria).
Wiese fue el encargado de oficializar su deceso el pasado 19 de noviembre, a los 58 años, como consecuencia de un accidente automovilístico en la ruta N4 en las cercanías de Witbank en la provincia de Mpumalanga, cuando el auto en el que transitaba con un acompañante impactó contra un taxi-colectivo.
Luego de retirarse del rugby, Strydom se abocó a su vocación de farmacéutico, carrera que había estudiado en sus inicios como jugador, antes de la avenencia del profesionalismo. Era dueño de una cadena de farmacias en Pretoria, donde vivía. En 2014 le había esquivado a la muerte cuando pasó varios días en terapia intensiva con fractura de cráneo y cortes en la cabeza tras enfrentarse con seis maleantes que intentaban robarle el auto.
Chester Williams, el único jugador negro del equipo
Fue mucho más que un wing rápido, incisivo y elusivo. Chester Williams fue un símbolo que personificó la transformación de la sociedad sudafricana a partir de la presidencia de Nelson Mandela. Se trata del único jugador negro del plantel campeón del mundo en 1995. Cuando debutó en los Springboks en la cancha de Ferro en un Test Match ante los Pumas en 1993, se convirtió en el primer jugador negro en casi 10 años en vestir la camiseta verde y oro. Esa tarde apoyó uno de los tries en la victoria por 52-23. El último había sido su tío Avril Williams, hermano menor de su padre Wilfred, en 1984.
Aunque no había sido convocado inicialmente al plantel mundialista por una lesión, se incorporó para los cuartos de final tras la suspensión de otro wing, Pieter Hendricks. En su presentación marcó cuatro tries en el triunfo ante Samoa, el primer Springbok en lograr tal proeza, y fue titular en la semifinal con Francia en Durban y la final ante los All Blacks.
En su autobiografía, Chester reconoció haber sufrido abuso verbal constante a lo largo de su carrera, pero logró hacerse un lugar a fuerza de velocidad y tries. En su carrera con el seleccionado apoyó 14 en 26 partidos y fue figura en el combinado de Western Province (los actuales Stormers). Al retirarse siguió vinculado al rugby, primero como entrenador del seleccionado de seven, los seleccionados de Uganda y Túnez. Desde 2017 se desempeñaba como director de rugby de la Universidad de Northern Cape en Ciudad del Cabo.
Un ataque al corazón sin causas aparentes provocó su deceso el 6 de septiembre de 2019, a los 49 años.
James Small, el chico malo
En la punta opuesta al tímido Chester Williams estaba el extrovertido y mediático wing James Small. Además de jugar en la misma posición y levantar juntos la Webb Ellis Cup en 1995, a Williams y Small los emparenta el trágico desenlace. Apenas dos meses antes del deceso de Chester, Small encontraba un desenlace similar cuando falleció producto también de un paro cardíaco. Considerado el “chico malo” del rugby sudafricano por su carácter controvertido, igualmente alcanzó el mote de ídolo por su entrega dentro de la cancha, tanto en materia ofensiva como defensiva.
Cuando se retiró en 1999 lo hizo como el máximo tryman en la historia de los Springboks (20 conquistas en 47 partidos), luego superado por otros jugadores en una lista que encabeza Bryan Habana. Sin embargo, si tiene un lugar en las páginas de gloria del rugby sudafricano es por la forma en que anuló a Jonah Lomu en la final del 95. “James fue el competidor más feroz con el que haya jugado”, lo definió Stransky. “Jugaba con el corazón en la mano, para él lo más importante era el compromiso con el equipo”.
También se hizo notar por su comportamiento afuera de la cancha, y no precisamente por las buenas razones. El propio Williams lo acusó de racista en su autobiografía por un entredicho durante un enfrentamiento en la Currie Cup. En 1994 protagonizó un altercado en un bar en Port Elizabeth. La prensa local consignó que tuvo problemas con el alcohol y las drogas, que pudo superar, y su ex pareja, la modelo y actriz Christina Storm, lo acusó públicamente de haber abusado de ella. En 2009 intentó suicidarse. Una comunicación telefónica de Nelson Mandela le devolvió la alegría de vivir.
Jugó en Transvaal, Natal (hoy Sharks) y Western Province. Conquistó la Currie Cup en tres años consecutivos: 1995 y 1996 con Natal y en 1997 con Western Province. En 1996 fue el tryman de la primera versión del Super 12. Visitó dos veces la Argentina en representación de los Springboks y se volvió con cinco tries en cuatro partidos.
Tenía sólo 50 años cuando su corazón dijo basta el 10 de julio de 2019.
Joost van der Westhuizen y su lucha
El mejor medio-scrum de todos los tiempos no tenía al pase como una de sus principales virtudes. Antes bien, su confianza, fuerza de carácter y determinación lo elevaron al olimpo de los número 9. Su verdadera lucha comenzó después de retirarse del rugby. En 2011 fue diagnosticado con ELA (esclerosis lateral amiotrófica), una rara enfermedad degenerativa que ataca al sistema nervioso central.
“Los médicos me dijeron que me quedaban entre dos y cinco años de vida”, contó más tarde en una entrevista con The Telegraph. Como cuando jugaba, siguió luchando y prolongó su vida un poco más. El 6 de febrero de 2017, su cuerpo dijo basta, a los 45.
Tres tackles ante Jonah Lomu en aquella final quedan en la retina de los amantes del rugby. Un verdadero líder que asumió la capitanía del seleccionado durante cuatro años (incluido el Mundial de Gales 1999), y que cuando se retiró lo hizo con récord de partidos y tries para Sudáfrica (38 conquistas en 89 presentaciones).
La enfermedad lo llevó a crear una fundación llamada J9 para ayudar a quienes padecen la misma dolencia. “Joost fue una inspiración y un héroe. Todos nos maravillamos con su bravura, su fortaleza y la forma en que aceptó su carga sin reproches”, valoró el presidente de la unión sudafricana Mark Alexander al momento de su fallecimiento.
Ruben Kruger, el “asesino silencioso”
Si François Pienaar era el capitán y el motor espiritual de aquellos Springboks legendarios, Ruben Kruger era quien mejor encarnaba esa inspiración adentro de la cancha. Tan es así que a fin de aquel 1995 glorioso fue elegido como el mejor jugador sudafricano del año.
Ruben Kruger era una máquina incansable de tacklear, pero alcanzó uno de los momentos más salientes de su carrera al apoyar un try: la dudosa conquista que le dio la victoria ante Francia en la semifinal, en una lluviosa tarde en Durban. A pesar de que, sepultado bajo una montaña de jugadores, no se advierte que Kruger haya apoyado en el in-goal, el árbitro convalidó la conquista que sería determinante en el éxito por 19-15. Lo apodaban “el asesino silencioso”.
Debutó con la camiseta verde en la cancha de Ferro en 1993 y prolongó su carrera internacional por 26 partidos, en los que apoyó siete tries. Ya retirado de la escena internacional, durante un partido doméstico con los Bulls sufrió un desmayo. Los estudios revelaron que tenía un tumor cerebral del tamaño de un puño. La operación de cinco horas resultó exitosa y resultó en la remoción del 90% del tumor, y continuó batallando contra la enfermedad durante nueve años. El 27 de enero de 2010, dos meses antes de cumplir 40, dejó de existir.
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La final de 1995 quedó en la historia por el peso simbólico que conlleva la imagen de Nelson Mandela vestido de Springbok entregándole la copa a Françcois Pienaar. Cinco de aquellos 15 héroes, que sembraron la semilla para que hoy Sudáfrica sea el máximo campeón de los Mundiales de Rugby con cuatro conquistas, tuvieron un destino trágico. Para algunos, coincidencias del destino. Para otros, una maldición que sigue vigente.
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