Breakdance: el ritual del DT de Crusaders que quieren impedir los Jaguares
CHRISTCHURCH, Nueva Zelanda.- El diario The Star publicó en su edición de este jueves una nota en la que refuerza una idea que toda la gente del rugby comenta en este lugar. "Si Scott Robertson se convierte en el primer entrenador tricampeón del Super Rugby se pondrá en la primera línea de la carrera para ser el próximo entrenador de los All Blacks", escribió Gordon Findlater.
Robertson, entrenador de los Crusaders que el sábado jugarán la final del Super Rugby contra Jaguares, ha demostrado tener un gran manejo de grupo y capacidad para llevar por tercer año consecutivo a su equipo a la final. Hay quienes buscan una renovación en el cargo, pese a que Steve Hansen tiene una oferta de la Unión de Nueva Zelanda para extender su contrato hasta el Mundial de 2023.
Pero este hombre consiguió atraer la atención de todos. Mide 1,90 metro y jugaba como tercera línea. Pero no era uno de esos forwards pesados Scott Robertson. Todo lo contrario. Sigue siendo flexible y pese a las lesiones en las rodillas, todavía se anima a arriesgar su físico en la cancha. ¿Cómo jugador? Ya no. Sus destrezas ya no están vinculadas con tries y tackles (cumplirá 45 años el mes próximo), sino con un particular ritual que ensaya después de ganar cada título: bailar breakdance.
Lo hizo en Ellis Park, Johannesburgo, en 2017, y repitió en 2018, ya en el AMI Stadium en Christchurch, en las dos conquistas con como DT de Crusaders. Simplemente se quita su saco, lo pone sobre el trofeo... y comienza a bailar.
"Obtuve este talento de mi madre. Siempre me gustó bailar. Tengo algunos movimientos básicos que pueden mejorar mucho en una pista", contó alguna vez en News Now. "Soy bastante flexible y puedo pasar bien del "windmill" (molino, uno de los movimientos del breakdance) al "backspin" (las vueltas con la espalda)".
La primera vez fue en una fiesta luego de un partido con los Classic All Blacks en Bermuda. Y luego se volvió una tradición.
El entrenador suele ser el que trata de mantener a un equipo alejado de la euforia y las situaciones que pueden alejarse de la mirada profesional. Hace un año, en una entrevista con LA NACION, Robertson reconoció que en su caso es al revés. "Incluso pasa que a veces el resto del equipo es el que me dicen que tengo que parar un poco. Lo importante es que tienen bien en claro que yo tengo mi estilo, pero que también entiendo el juego", comentó.
Robertson se refirió en las últimas horas a su rival de la final. "Tengo un gran respeto por los Jaguares y por la forma en la que han jugado durante toda la temporada. Juegan con pasión y emoción, será un gran partido".
Cuando se le pidió un concepto más detallado del juego de los argentinos, amplió: "Son duros y brutales. Tenemos una buena idea del despliegue físico que desarrollan. Tienen rugbiers para jugar en el más alto nivel y que saben soportar momentos de presión".
Robertson, además de las dos conquistas desde su posición de coach, ganó otros cuatro títulos como jugador, y también tiene más de una anécdota relacionada con el rugby argentino.
Conocido es que los All Blacks son el único rival al que los Pumas nunca pudo vencer. Estuvo cerca un par de veces. Una de ellas fue el 1° de diciembre de 2001, cuando los argentinos se imponían por 20 a 17 y ya se jugaba el tiempo adicional. En la última jugada, luego de que un despeje de Felipe Contepomi quedara dentro de la cancha, Scott Robertson anotó el try del triunfo de Nueva Zelanda que dio vuelta el resultado y ganó 24 a 20. "Recuerdo aquel partido en la cancha de River. También recuerdo mucho la fiesta que tuvimos después en Buenos Aires".
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