A horas del maratón, Valencia ultima los detalles para su 35° edición

VALENCIA (Enviado especial).- El sol del medio día se hace sentir sobre la calle Camino de las Moreras donde se ubica el Museo Oceonográfico de Valencia, el mayor acuario de Europa donde se representan los principales ecosistemas marinos del planeta. Desde dos ómnibus descienden cerca de 40 ó 50 atletas de elite. Sobresalen los keniatas con Felix Keny, el récordam de la prueba (2h0714s en 2013), como abanderado. A su lado, su compatriota Luka Kanda (vencedor en 2012 con 2h08m14s) le sigue el paso. Como si se tratase de un grupo cerrado que va compacto en una carrera, más keniatas se suman y dialogan entre sí.

Imperturbables ante la mirada de curiosos se sacan fotos con los peces que fluyen al compás en la pecera circular gigante que oficia de pared inmaculada. Absortos, miran a un tiburón que tiene pocas ganas de mostrarse. Lo siguen. Quieren sacarse un foto. Se agachan y quedan contorsionados. Sus piernas, como si fueran delgadas maderas talladas a mano, los sostienen con firmeza. Satisfecho su cometido, suben la escalera. En silencio, participan de una nueva presentación en la que toman la palabra Paco Borao, presidente de la SD Correcaminos, organizadora de la maratón, el alcalde de Valencia Joan Ribó y Juan Roig, presidente de la Fundación Trinidad Alfonso, considerado el verdadero mecenas de la prueba que este año ganó la cucarda de mejor maratón de España. Cada uno, a su turno, da un mensaje de bienvenida e intenta dejar en claro que el próximo domingo no será un día más para la ciudad. Todos coinciden en la importancia que tiene el maratón para Valencia. El impacto económico es tan importante que se explica a partir de las 89 nacionalidades representadas por los 4000 extranjeros que eligieron a Valencia como destino para correr.

Mientras la reunión formal de bienvenida a los atletas de elite concluye ceca del medio día del viernes, a unas cuadras, el Museo Príncipe de Asturias, dedicado a la ciencia, la tecnología y el medio ambiente, cambia su fisonomía habitual y, por dos días, oficia de espacio para la Expo Deporte Valencia. Allí, en ese monumento de 26.000 metros cuadrados diseñado por el controvertido arquitecto valenciano Santiago Calatrava, los corredores populares retiran sus kits de corredores. Afuera, la mayoría se detiene a mirar la tarima con piso de color azul que se monta para realizar el último tramo de la carrera. Una pasarela de unos 200 metros en la que este domingo pretenden hacer el desfile triunfal para cruzar la meta. Otros, observan la línea azul que recorre todo el circuito para certificar exactamente los 42,195 km del maratón más rápido de España. Las fotos, selfies y videos caseros, que se viralizan como una gran onda expansiva, demuestran que para el universo en el que confluyen atletas profesionales con corredores populares, la maratón es por lejos la distancia más elegida. 16.700 inscritos lo confirman. Y los 8.500 que correrán los 10K potencian a Valencia como la ciudad del running.