Sentir el deseo, la elección del lugar y hasta movilizarse cuando no se tienen ganas, todo forma parte del manual práctico para el corredor
Los mayores referentes del universo del running, compartiendo todo su conocimiento, su experiencia y su vida. Ese el eje de “Modo runner”. Los mejores atletas y entrenadores, personalidades que inspiran y motivan, el aprendizaje que otorga decenas de miles de kilómetros, contados como en una charla de un trote compartido. Cada semana, una salida nueva con alguna de esas personas que ilumina el mundo de las carreras a pie, para escucharlas, aprender y compartir. Y para empezar ese camino, ¿qué mejor que descubrirlo desde el primer paso? O incluso más allá: quien ya corre desde hace unos meses o unos años o alguna década, ¿cómo motivarse para no detenerse nunca?
Acá aparece la primera protagonista de este recorrido semanal. Empezó a los 72 años y ya con 88 sigue con las mismas ganas. En el medio corrió cinco veces El Cruce de los Andes, pero también en Colonia (Uruguay) y en las cataratas del Iguazú. En las montañas de Ushuaia y en los caminos de El Palmar (Entre Ríos). En Brasil y en Italia, en Salta y en Neuquén. ¿Quién es y qué tiene para compartir Elisa?
Elisa Sampietro de Forti nació en Lombarda de Como (Italia) hace 88 años y llegó a la Argentina con su familia y 14 años de edad, escapando de una Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial. No pudo escapar del todo de la guerra (que al final a casi todos los países toca), ya que en 1982, Fabio, uno de sus cinco hijos, fue llevado a pelear por las islas Malvinas.
Fabio estuvo hasta el final de la guerra, de hecho regresó al continente traído por los ingleses con el resto de los soldados rendidos. En todo ese tiempo, Elisa decidió estar siempre en movimiento para no tener tiempo de pensar. Iba hasta el predio de la Rural a ayudar a armar los containers con comida, hacía cursos de enfermería, iba y venía al correo. Hasta que al fin Fabio regresó.
Hoy Elisa tiene 11 nietos, 6 bisnietos y es conocida como “la Nonna que corre”. Y bien se podría decir que es la corredora amateur más famosa de la Argentina. De hecho, ese es el subtítulo de “Cómo corre Elisa, la Nonna que corre”. La película que muestra una de las carreras más importantes de su vida, cuando a los 82 años participó de la Mezza Maratona Lago di Como, una competencia de 25 kilómetros por su pueblo natal al norte de Italia, cerca del Lago di Como.
Quienes no hayan visto al película, quizás hayan leído el libro: Elijo vivir. Elisa Forti, la nonna que corre, escrito por Sol Navarro. Allí narra toda su vida, desde Italia hasta las carreras más desafiantes de la Argentina. Y dentro de esos desafíos, Elisa buscó el más alto: hacer cumbre en el Aconcagua.
A mitad de camino, las autoridades del parque Aconcagua no le permitieron subir, a pesar de que sus signos vitales estaban perfectos. “Si fue por la edad, no me hubiesen dejado salir, si ya lo sabían desde el principio”, se quejó Elisa, que en ese momento tenía 83 años“.
Con libro, película, cientos de carreras en todas las geografías, Elisa es un referente sobre correr contra cualquier calendario y excusa. Incluso, si un guardaparque le dice que no puede. Ella empezó a correr los 72, después de perder al amor de su vida, Gianni Forti. Quizá tenía motivos para quedarse triste en su casa, o quizás ella pensó lo contrario. Así lo explica Elisa: “Correr fue una forma de tapar la viudez y la soledad”.
Los secretos para correr por siempre
Más allá de sus motivos personales, transmite lo que considera se debe tener para empezar a correr. Veamos los puntos principales:
1.-“Tenés que tener el deseo, las ganas de moverte, no tiene que ser forzado”.
Más allá de las ganas que generen los beneficios, esto es bajar de peso, mejorar la salud, sumar una actividad, el deseo genuino, ese motor que empuja a la acción, debe estar encendido. Es casi imposible sostener ninguna actividad durante años sin ello. Y correr por un par de meses tampoco sirve tanto. Los muchos beneficios que otorga la actividad, al detenerse, se van tan rápido como llegaron.
Por eso Elisa insiste en buscar dentro la verdadera intención. Para que cuando llegue el momento de cuestionarse por qué se hace, la respuesta final sea porque se quiere.
2.-“Empezar es todo mental, no físico”.
Parece una frase simple, pero es la clave para derribar todas las excusas. Que el tiempo, que el frío, que el calor, que no sé, que no puedo. Elisa no requiere de un discurso para sustentar que cuando la cabeza quiere, se puede.
Tenía 72 años, se le había muerto el compañero de toda su vida, y sin decir nada, demostró que empezar, es todo mental.
Más allá de que Elisa siempre fue activa y practicó el voleibol y el tenis, por muy bien que se esté a los 72 años el físico suele dar varios motivos para quedarse quieto. Por eso, ella aclara que se puede superar casi cualquier barrera física, y da la clave para ello en la siguiente frase.
3.-“No pretender correr la primeva vez, empezar caminando, sumar unos minutos de trote de a poco”.
Correr o no correr, no es la cuestión. No hay mayores beneficios en correr que en caminar, todo depende del estado físico de cada uno. Incluso en situaciones de sobrepeso, o recuperando alguna lesión, o con una edad avanzada, sin duda que es mucho mejor caminar que correr.
Más allá de cualquier parámetro, el cuerpo humano posee millones de sensores que constantemente informan sobre la exigencia: respiración, fatiga muscular, tensión en los tendones, presión en las articulaciones, frecuencia cardíaca. Todo está constantemente controlado y devolviendo señales al cerebro, sólo hay que escucharlas.
Cuando el cuerpo pida caminar, lo mejor es caminar. Cuando pida correr, es buen momento para correr. No es mucho más complejo que eso. Sin querer pedirle al cuerpo algo que, aún, no está preparado para hacer. Correr o no correr, no es la cuestión. La cuestión es moverse.
Y una vez en movimiento ¿cómo moverse por siempre? ¿Cómo hace Elisa para mantener encendidas esas ganas iniciales, con 88 años?
4.-“No tiene que ser una obligación, hay que disfrutar los beneficios”.
Mejora el sistema cardiorrespiratorio, fortalece los huesos y los músculos, ayuda a prevenir o disminuir el riesgo de enfermedades, fortalece el sistema inmune, favorece la pérdida de peso, mejora la autoestima, disminuye el estrés, combate la ansiedad y la depresión, ayuda a dormir mejor, mejora tu memoria, ayuda a sociabilizar, aumenta la productividad en el trabajo, genera una mayor creatividad… la lista puede continuar con varios ítems más.
Valorar y disfrutar de esos beneficios, que como se mencionó, se van yendo más rápido que lento una vez que se detiene la actividad, es una forma me mantener la motivación. Sentir y apreciar un cuerpo sano gracias al ejercicio es un circulo virtuoso que puede retroalimentarse por siempre.
Incluso cuando nada de esto motiva, Elisa tiene un secreto guardado.
5.-“Cuando me da fiaca me pongo las zapatillas y salgo, aún sin ganas. Cuando vuelvo soy otra persona”.
Esa experiencia, que casi todos los runners han vivido alguna vez, es muy valiosa de revivir ante un día desmotivado. No pensar en todas las excusas que hay ahora, sino en recordar esa sensación al regresar de correr, o caminar.
Todos los días hay un motivo para quedarse en casa. El calor, el frío, la humedad, el viento, el sol, la noche, el rocío, siempre puede caer piedra. El cansancio, el sueño, el hambre, la sed. En el 99% de los casos, se ven distintos al regresar del entrenamiento y en igual porcentaje, se celebra salir a pesar de todo.
Otro secreto que ayuda a Elisa cada día.
6.-“Elegir un lindo lugar, yo voy al vial”.
El paseo costero de Vicente López, localidad de la cual Elisa fue declarada ciudadana ilustre, es su lugar habitual. Es muy lindo, pero también hay muchos otros donde se puede correr y disfrutar del entorno. Buscar un buen lugar puede ser una gran motivación. Y Elisa comparte una más.
7.- “Salir con gente. Yo vivo sola y no me gusta hinchar a mis hijos, así que me gusta salir y encontrarme con otros”.
El aspecto social de correr es fuertísimo, la actividad permite hablar y compartir como muy pocas. Por eso Elisa también agrega que “nunca escucho música, prefiero charlar con alguien o si no escuchar lo que me rodea”.
Ese entorno que la envuelve al correr, ya sea en el vial o en la montaña, en la selva o en la playa. A donde Elisa llegue corriendo, con sus 88 años. Para continuar siendo una corredora eterna.
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