Sapo Caset, capitán de Las Monjitas: "No es un fracaso, sino un paso para poder ganar algún día"

"Son muy buenos. Te pueden jugar un polo abierto o cerrado, y hay que adaptarse a eso. Tuvieron muchos recursos", expresó a modo de reconocimiento de La Dolfina el capitán de Las Monjitas , Guillermo Caset .

En su temporada debut en la Triple Corona con esta formación, Las Monjitas pudo lo que muchos ansían y quizá nunca consigan: jugar la final del Abierto Argentino en Palermo, la Catedral del polo mundial. Pero este logro es insuficiente cuando se trata de una organización moldeada 100% para ganar, que cuenta con los recursos para conquistar algún trofeo de la Triple Corona y que tomó decisiones inusuales que expusieron su grado de ambición.

La primera se dio a fines del año pasado con las contrataciones de Hilario Ulloa (10 de handicap), Caset (10) y Facundo Sola (9), que abandonaron Alegría y obligaron a su excompañero y patrón, el canadiense Freddie Mannix, a reorganizarse como pudiera. "Sentí que era una etapa cumplida, que ya no se aspiraba a los mismos objetivos que antes y que era tiempo de arrancar un nuevo desafío", le decía Ulloa a LA NACION en mayo, y que ayer se retiró de Palermo sin hacer declaraciones, muy compungido y con rostro lloroso por la derrota.

¿Qué les daba Las Monjitas que no tenía Alegría? Una mayor estructura de caballos, el factor que diferencia a La Dolfina y Ellerstina del resto. "Estábamos muy cerquita de ganar un título, pero si no teníamos mejores caballos nunca íbamos a poder hacerlo", explicaba Ulloa. Las Monjitas tiene una cría con 10 años de trayectoria y es un gran proveedor de yeguas en la Triple Corona. Era "la unión perfecta" entre "una organización con poderío de caballos" y "un equipo joven, con muchas ganas".

La propuesta se las acercó Marcos Heguy, el manager de la organización, pero si hay un responsable de la movida no es otro que Camilo Bautista. El colombiano, empresario y patrón de polo, estuvo asociado durante años a La Aguada de los Novillo Astrada (jugaron juntos y ganaron el US Open en 2006), hasta que este año se emancipó para desembarcar con su propio proyecto. La contratación del trío de Alegría completó el casillero que le faltaba: tenía organización, caballada y jugadores estrella para aspirar a un título en el polo más exigente del mundo.

La otra situación se dio alrededor del cuarto integrante. Hubiera sido un equipo de ensueño si aceptaba Juan Martín Nero (10), pero el back decidió quedarse en La Dolfina pese a la tentadora oferta. El elegido entonces fue Julián de Lusarreta, con pasado en Chapaleufú II y un escalón por debajo de sus compañeros (tiene 7 goles de handicap), recomendado por el propio Heguy. "Es una apuesta jugada, pero tenemos mucha fe en él y confiamos en su potencial", analizaba Ulloa antes de la llegada de la Triple Corona.

El Negro disputó apenas dos partidos en el Abierto de Tortugas. Sus compañeros no se sintieron cómodos y, tras perder 15-10 con Ellerstina en las semifinales, tomaron la decisión de removerlo de la formación. Se trató de un movimiento atípico porque se estaba en plena competencia y generó revuelo en el ambiente polístico. El jugador no se lo tomó como algo personal: "Se trató de una decisión pura y exclusiva de los jugadores de Las Monjitas. No logramos jugar bien y por razones tácticas y de funcionamiento ellos pensaron que lo mejor era cambiar el equipo". Habían pasado pocos días y el de Coronel Suárez ya estaba jugando Hurlingham con La Dolfina Polo Ranch, que lo sumó ante la lesión del uruguayo Alejo Taranco.

A través de un comunicado, la organización anunció a Santiago Toccalino (8) como su reemplazo. El back se acopló rápidamente a la dinámica del equipo, pero Las Monjitas se quedó en las puertas de la final del Abierto de Hurlingham ante La Dolfina. Palermo fue otra historia: el equipo convenció, goleó y dio el batacazo en la semifinal ante Ellerstina de los Pieres, por 18 a 16. Lejos de conformarse, Caset advirtió: "Esto no termina acá; queremos ganar el Abierto".

No pudo ser para los talentosos Ulloa y Caset, que habían optado por un cambio de aire para estar más cerca de ganar títulos. No abundan casos de jugadores 10 goles de handicap que no lograron coronarse en Palermo; el de Gonzalo Tanoira es el más emblemático y también está Agustín Merlos. Esta razón ayuda a entender la obsesión de Ulloa (32 años) y Caset (33) por levantar el trofeo del Abierto Argentino, el máximo logro al que puede aspirar un polista. La empresa se vuelve casi una misión imposible cuando se compite contra dos formaciones de 40 goles que son respaldadas por organizaciones poderosas.

Otra vez, los dejó con las manos vacías el que para muchos es el mejor equipo de la historia. No habrá consuelo por estas horas para la organización porque no logró su objetivo central en su primera temporada de vida. Sin embargo, su irrupción es un soplo de aire fresco en un deporte que está polarizado desde hace más de una década. Tiene con qué para afrontar el desafío. "Esto recién arranca, la vamos a seguir peleando. Queremos ganar, esto no lo veo como un fracaso, sino como un paso para ganar algún día", fue la conclusión de Caset.