La Argentina barrió a Serbia y se clasificó a las semifinales de la Copa Davis

La Argentina formó un grupo de optimistas; de obreros del tour con aspiraciones de reyes. De tenistas alejados de las grandes luces, pero atiborrados de buenas intenciones, de compromiso. Austeros con hambre de gloria y objetivos colectivos. Tantas veces problemática y perjudicial, la Copa Davis le sigue guiñando el ojo al equipo nacional desde que comenzó la temporada. En marzo frente a Brasil; ahora frente a Serbia. Con el abrumador triunfo de Leonardo Mayer y Carlos Berlocq frente a Nenad Zimonjic (número 9 de dobles) y Viktor Troicki por 6-2, 6-4 y 6-1, en una hora y 28 minutos, la Argentina liquidó 3-0 la serie y, casi sin proyectarlo, se clasificó para las semifinales, dentro de dos meses -18 al 20 de septiembre-, frente a Bélgica, como visitante.

"No es una sorpresa. La serie estaba abierta y los chicos se esforzaron un montón para pelear por cada punto", sentenció Daniel Orsanic, el capitán que llegó a ese cargo en medio de una renovación de la mesa chica de la Asociación Argentina de Tenis. Claro que hace cuatro meses, cuando en el camino apareció el país balcánico, el panorama era otro. La hipotética visita de Novak Djokovic, quien ya había estado en el país en 2013 para un puñado de exhibiciones y asuntos comerciales, hacía sospechar que la serie sería sumamente espinosa. Hace unos días, en Wimbledon, cuando el número 1 confirmó su ausencia, el panorama se purificó. Pero, luego, la Argentina debía aprovechar sobre el polvo de ladrillo traído en contenedores desde el puerto de Barcelona, ese beneficio de no recibir a Nole. Y lo consiguió con autoridad sensacional. Resolvió el compromiso muy pronto; mañana, desde las 11, para completar, se jugarán dos singles al mejor de tres sets, en los que actuarán Diego Schwartzman y Berlocq, ante rivales por confirmar.

Si el viernes Mayer y Federico Delbonis dejaron extasiados al público en el estadio techado de Tecnópolis, el dobles conformado por el Yacaré y Berlocq generó admiración. Por el desgaste sufrido 24 horas antes, se podía entender que Troicki tendría menos frescura que su veterano compañero, pero también Zimonjic -número 1 en 2008- falló voleando y sacando. Los argentinos, inspirados y agresivos desde el primer game, los obligaron a equivocarse.

Orsanic había quedado muy conforme con el rendimiento de ambos durante el último Roland Garros y no dudó en repetir la experiencia en Villa Martelli, pese a que el correntino se exponía a competir los tres días. Fue un acierto que el capitán empezó a planificar en París y la Argentina sumó un punto de dobles después de varias series: la última había sido ante Francia, en los cuartos de final de 2013 (David Nalbandian/Horacio Zeballos vs. Julien Benneteau/Michael Llodra). "Jugamos de manera increíble. Demostramos que jugando así podemos ganarle a cualquiera", afirmó Mayer, uno de los más queridos por el público, que luego de la celebración grupal del final, desfiló por la cancha con un yacaré inflable.

Si a principios de año alguien aseguraba que la Argentina alcanzaría las semifinales, podría ser tratado de absurdo. Poco importa. El equipo alcanzó esa instancia por 10a vez desde 2002, cuando regresó al Grupo Mundial. Un grupo de optimistas lo consiguió. Y siguen soñando.