Tras el retiro, Manu Ginóbili piensa en viajar, comer y seguir con sus costumbres tecnológicas

Todavía está muy fresco todo, pero es necesario comprender que Manu Ginóbili ya es un exjugador. Todo lo que se escriba acerca de él será parte de una nueva historia. Esa que lo encontrará dedicándole más atención a cuestiones que antes atendía pero por momentos casi que lo hacía a las apuradas. El día después del gran anuncio del 20 de los Spurs –lo será eternamente porque se sacará de circulación esa camiseta y colgará en lo más alto del AT&T Center– será tan mundano como el de cualquier otro mortal. Continuará llevando a sus hijos a la escuela, pero ya no irá a entrenarse con San Antonio, en realidad se acercará hasta el Facility, el campo de práctica de la franquicia, pero para charlar un rato con Pop. También planificará algún viaje con Many, su esposa, y comenzará las proyecciones de actividades para su visita al país que estima será cerca de fin de año. El bahiense será uno más y eso lo hace sentir bien.

No hay planes en lo inmediato para seguir cerca de la pelota. Aunque en realidad, como contó en su columna en la nacion, se comprometió con Popovich a acercarse a los entrenamientos en los horarios en los que Dante, Nicola, y el más pequeño, Luca, estén en la escuela. Si bien esta participación con el equipo le servirá a él para transitar este proceso del retiro, lo real también es que hay una especie de necesidad de acompañar al entrenador por el que siente un afecto casi paternal. En realidad, también es parte de una idea de aquellos que pasaron por la franquicia estar cerca. Solo hace falta darse una vuelta por el AT&T Center para ver al Almirante David Robinson caminar por los pasillos del estadio saludando a la gente. Así como pasar una mañana por el campo de práctica de los Spurs para disfrutar de algunos lanzamientos de Tim Duncan, que además se toma un rato para pasarle alguna sugerencia a los nuevos elementos del plantel. ¿Implica que trabajan para la franquicia? De ninguna manera, si bien la familia Holt, la dueña de los Spurs, estaría encantada de esa posibilidad, ellos eligen estar cerca porque los mantiene conectados con ese mundo que tanto disfrutaron y también lo hacen por gratitud con la cabeza de la dinastía Spurs: Popovich. Manu Ginóbili tiene el mismo sentimiento de pertenencia, por eso es que no puede terminar su relación de un día para el otro. Tampoco lo quiere.

De todas maneras, se acabó el profesional deportivo obsesivo, aunque no el obsesivo por la perfección. Se permitirá comer un salamín, tomarse una copa de vino, pensar en disfrutar de un lechón a la parrilla, pero seguirá controlando sus horas de sueño, una temática que lo tiene enfocado desde hace un tiempo. Incluso, hasta en Twitter recomendó leer –no suele hacerlo si realmente no lo atrapa el tema– Why We Sleep: Unlocking the Power of Sleep and Dreams, de Matt Walker. No está en su calendario luchar día a día con la preparación para el próximo partido, pelear cada minuto de sueño, medir cada gramo de comida para no desequilibrar su cuerpo. Liberará un poco su cabeza, estará más tranquilo y se permitirá disfrutar de otra manera. Se acabaron las largas horas de estiramiento sobre la camilla de su primo Paulo Maccari, quien no necesitará pedirles a sus sobrinos que no le pisen la alfombra sagrada en donde se hacía todo este ritual.

Ahora se permitirá excederse de las habituales 4 o 6 horas que usaba para descansar durante la temporada. Estará más cerca de las 8 o las 10 que necesitaba después de cada encuentro de los Spurs. Aunque en realidad no se preocupará mucho por ese tema, continuará entretenido con la tecnología, ya que suele usar la aplicación Quality Time para calcular el tiempo que pasa atento a su celular y cuánto utiliza cada app de su Smartphone. Si bien reconoce por estas horas que se relajará un poco – Alejandro Puma Montecchia no lo cree demasiado– sigue muy apegado también a Google Keep, una aplicación que permite organizar las notas de archivos en IOS y Android. El día a día, recordar temas para buscar más tarde y tener todo bajo control aún fuera del mundo del básquetbol.

No será un proceso simple, pero sabe que salir del universo NBA no le será complejo ni a él ni a su familia. Hace unos meses contó en una entrevista con la nacion que es consciente de lo que implica estar en la elite del deporte y que por eso cree tener las herramientas para que esta nueva etapa no lo afecte: "Creo que tener amigos y familia que vive el día a día de nuestro país nos da idea de cómo es todo lo otro. Pero mientras estás acá, esa burbuja es tremendamente gruesa, el mundo de la NBA es excesivo en todo, en el trato, en los cuidados, en la concesiones, en la paga, en todo. Y cuando se rompe esa burbuja y tenés que volver a lo cotidiano, lleva un tiempo regresar a la normalidad".

Tampoco está en su radar, en lo inmediato, estar cerca del staff técnico de la selección de la Argentina. Es posible que pueda acercarse al equipo cuando esté en la Argentina, que sea invitado por Sergio Hernández a pasar algunos días con el plantel, como ya sucedió con Chapu Nocioni en la ventana por eliminatorias a comienzo de 2018, en Olavarría. Es claro cuando habla de su futuro vinculado al básquetbol: "Te diría que quiero tener uno o dos años de hacer nada. No quiero que nadie me diga nada más. Después, quizá los desafíos y el hambre por hacer cosas me empujen a que todo lo que aprendí en tantos años quiera volcarlo a transmitirlo en chicos o en una organización. Quiero estar tranquilo, viajar, quiero aburrirme, no sentir fatiga, quiero dormir bien un mes seguido y saber cómo me siento. Y después si me aburro, genial, busco otra cosa".

Emanuel Ginóbili, el ex jugador de San Antonio, ya piensa como tal. Sólo le queda en su calendario definir cuándo retirarán la 20 de los Spurs y cuándo la 5 de la selección argentina. Pero claro, apenas comienza esta nueva aventura, tiene tiempo disponible, ahora lo concentra saber qué cenará esta noche y cuál será el próximo destino que visitará junto con Many, Dante, Nicola y Luca.