Virreyes se resiste a perder terreno
El club que cumple una enorme función social pelea contra una antipática medida
La imagen se remite automáticamente: Ricardo Darín, Daniel Fanego y Eduardo Blanco debatiendo en una asamblea. La secuencia era la de un club social y deportivo que corría el riesgo de ser convertido en un casino, tras la crisis financiera del 2001. Aún con sus diferencias, Virreyes Rugby Club no quiere transitar una situación similar a la de "Luna de Avellaneda", la ficción de Juan José Campanella estrenada en 2004.
Justamente, si en épocas se crisis suelen surgir oportunidades, un grupo de soñadores formó a Virreyes en 2002 para acercar a los jóvenes al deporte. Hoy, cerca de 500 personas de sectores sociales desfavorecidos recorren diariamente sus instalaciones, en San Fernando. Pero Virreyes no es sólo un club de rugby. En un mundo de respeto, compañerismo y solidaridad se brinda apoyo escolar, tutorías, talleres, control odontológico y oftalmológico periódicos, y charlas sobre alcoholismo y drogadicción. La institución no ha parado de crecer y es un referente social en la zona. Con esta base, formar y educar es una premisa fundamental. Hay más ejemplos: con ocho becas en universidades privadas, el "V.R.C" verá este año a Lucas Giménez graduarse en Economía.
Al tiempo de la fundación de Virreyes, la Comuna de San Fernando les cedió -en comodato por diez años- un gran terreno sobre la ruta 202, donde se han construido cuatro canchas. Posiblemente para actividades comerciales, en la actualidad el municipio quiere recortar una porción de esas tierras, con lo cual perderían el lugar donde desarrollan el fútbol femenino.
Para entenderlo: lo que pide Virreyes es preservar 3.000 metros cuadrados de los 14.000 que solicita San Fernando y de esta manera reinstalar las dos canchas de futbol femenino.
"En el club somos conscientes y valoramos todo lo que esta gestión municipal ha hecho en materia de deporte comunitario y de espacios públicos. Ahora apelamos al buen criterio del intendente Luis Andreotti para que acceda a este pedido de parte de toda la comunidad que integramos", resalta Marcos Julianes, presidente de Virreyes.
Actualmente en el Grupo III de la URBA y al borde de descender al Grupo IV, los resultados que llenan de satisfacción a este club exceden al rugby y a los números deportivos. El placer pasa por otro lado. En su momento, fueron los propios jugadores quienes colaboraron en la limpieza y la remoción de piedras para dejar las canchas en condiciones. Todo a pulmón, siempre con una sonrisa, hay 100 chicas de entre 5 y 15 años integradas a la vida del club. "El espacio está destinado principalmente a las niñas y madres de los barrios adyacentes a Virreyes. Ahí tenemos las canchas de fútbol femenino. Si nos preservan ese 21% de las tierras, podremos seguir albergando a las chicas. En caso contrario, se cae una actividad muy valorada por la comunidad. Pedimos sólo eso", explica Julianes.
"Nos gusta decir que el nuestro es el club de todos", reza uno de sus lemas. Con orgullo, humildad y sacrificio, Virreyes sueña con que eso no cambie.
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