Westbrook y Durant son una constante amenaza

SAN ANTONIO.- Tuvimos "suerte" de jugar ante un rival muy golpeado, Memphis. No tuvo a sus tres de sus mejores jugadores y sufrió la falta de recursos y de talento para anotar. Es normal, porque un equipo se arma sobre la base de las cualidades de sus jugadores. Y Memphis no tenía tantas armas para ganar. Venía luchando por el quinto puesto cómodo, y con las lesiones de Marc Gasol, Mike Conley y Mario Chalmers perdió bastante en el tramo final de la etapa regular y nos tocó a nosotros. Ahora la situación será diferente porque vamos a enfrentarnos con Oklahoma City Thunder, un equipo que está sano, viene de ganarle por 4-1 a Dallas y tiene dos jugadores muy temibles y con muchos puntos en las manos, Kevin Durant y Russell Westbrook. Además, tiene jugadores de rol que saben lo que el equipo necesita y qué deben hacer en la cancha. Es atlético y físico. Quizá en eso se parece un poco defensivamente a Memphis, pero Oklahoma cuenta con más recursos ofensivos.

Tenemos muy en claro lo que representan Durant y Westbrook, por eso tenemos que hacerlos jugar en situaciones incómodas y ajustar defensivamente, ya que producen más de 50 puntos por partido. No es un secreto que Durant y Westbrook son las claves de la serie. Uno dice por ahí que Durant anota más, pero Westbrook hace 11 asistencias por partido, toma 8 rebotes y juega con una energía y una pasión casi sin igual. Juntos son una constante amenaza, porque tienen una cantidad de recursos cerca del arco que impresionan, de la misma manera que los tienen desde lejos, desde muy lejos. Dos top-ten en la NBA. Por eso tendremos que hacer la mejor defensa de equipo para controlarlos. No se puede defender uno contra uno contra ellos, sino que todos debemos hacer un trabajo en conjunto. Además, Oklahoma es muy buenos en el rebote ofensivo; tanto Steve Adams y Serge Ibaka como Enes Kanter van constantemente al rebote y son una presencia muy fuerte. En el último partido en San Antonio nos complicaron en ese aspecto. Y lo hacen contra todos porque son muy buenos en eso. Me parece que en esas cosas debemos tener mucho cuidado.

Veremos qué tipo de defensa usan ellos, para determinar qué haremos nosotros con nuestro juego ofensivo. Si ellos dejan jugar el uno contra uno a LaMarcus Aldridge o a Kawhi Leonard tendremos que poner nuestra energía en llevarles el balón a ellos. Ellos son nuestros mejores jugadores; los demás estamos para colaborar y para ayudar a que ambos nos den los mejores resultados. Nuestros dos focos de atención son ellos dos y sabemos que el equipo funciona así. Pero si Oklahoma empieza a doblarlos o a hacer ayudas defensivas contra ellos, entonces sí vamos a necesitar que ambos confíen en nosotros y aportar lo nuestro. Dependerá de la estrategia que utilice el rival.

En los útlimos días en la Conferencia del Oeste se dieron situaciones importantes, pero en la llave de la otra semifinal. Las lesiones de Crhis Paul, Blake Griffin y Stephen Curry inciden considerablemente. Para nosotros no representa nada, porque vamos a jugar contra un Oklahoma City sano y que está bien. Y si imaginara un eventual cruce con Golden State en la final de la Conferencia, será con Curry del otro lado, así que los equilibrios estarán en su lugar. Pero ahora tenemos demasiado trabajo con Oklahoma como para estar pensando en qué sucedería si pasamos a la final del Oeste.

Más allá de lo que está sucediendo acá con los playoffs no puedo dejar de expresar mi alegría por que Luis Scola haya sido elegido como abanderado de la delagación de la Argentina para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Me enteré el miércoles bastante tarde y si bien sabía que él era uno de los favoritos, cuando me llegó la confirmación me puse muy contento. Siempre uno quiere que alguien que aprecia viva una situación así, tan emotiva, tan intensa como la de llevar la bandera nacional en un lugar tan imporante. Para un atleta es extraño opinar acerca de si está bien que sea uno u otro el que debe tener ese honor, porque es muy complejo comparar deportes individuales con deportes grupales. No es fácil contraponer premios de equipo con logros particulares, medir las trayectorias con medallas. Es todo tan diferente entre deporte y deporte, que es difícil saber quién tiene que ser el abanderado. Ahora bien, una vez que definió todo, estoy muy contento por él y por nuestro básquet. Pero si hubiesen elegido a otro también habría sido merecido, seguro. Obviamente, me alegró mucho que Luis fuera elegido como abanderado, y más porque tengo una relación con él que lleva más de 20 años. Es que es algo muy intenso y muy particular, porque uno no sabe bien con qué va a enfrentarse. Sabe que es la cara de un país por un rato y que hay cientos de millones de personas mirando, y es una gran caricia al ego y al alma ser el representante de un país en una competencia de esa magnitud. Es un momento de gran felicidad que se mezcla con los nervios de poder hacer una macana en esos momentos en los que la cámara lo enfoca. Seguro que Luis va a pasarla bárbaro. Y esta situación implica, además, recibir el reconocimiento de todos los pares. Él lo merece.