El drama de llegar a Europa
MADRID.– La Unión Europea (UE) gasta millones de euros en fortificar territorios, mientras que las personas que huyen de sus países, en busca de seguridad u oportunidades, no solo consiguen llegar, abonando el multimillonario negocio de las mafias, sino que acaban trabajando de manera clandestina en sectores en los que la UE las necesita. En el intento siguen muriendo miles de personas sin que eso tambalee los pilares de un sistema que fracasará mientras no se aborde la cuestión desde el origen. Y abordar el origen no solo significa levantar proyectos de cooperación de miles de millones de euros cuya eficiencia también se cuestiona, sino revisar, por ejemplo, nuestras relaciones con el continente africano, desde las políticas agrícolas a los acuerdos de pesca, que dejan en desventaja a los productores locales, los mismos que acaban subiéndose a una patera buscando un horizonte más próspero.
En un contexto en el que el populismo pretende arramplar con los valores esenciales de la UE ofreciendo recetas simplistas a grandes desafíos, el continente necesita un debate político mucho más elevado. Un debate que aborde la movilidad humana como una cuestión que beneficie tanto a los que emigran como a los países que los reciben. Un debate que, además, saque a la población de la indiferencia ante el riesgo y el calvario al que se somete a cientos de miles de personas que acaban siendo nuestros vecinos.
EL PAIS