Reggaeton y amenazas en una caravana chavista
CARACAS.- Una gigantesca marea roja invadió ayer el oeste de Caracas. Al ritmo de reggaetones proselitistas y de cumbias revolucionarias, decenas de miles de venezolanos acompañaron al presidente Hugo Chávez en una caravana que recorrió una de las principales avenidas de la capital y que se vio interrumpida por un diluvio tropical que impidió el discurso de cierre.
Desde la Plaza Sucre hasta la Plaza O´Leary, en el sector popular de la capital venezolana, un río rojo que parecía no tener fin rodeaba al camión desde el que Chávez recibía los aplausos de sus simpatizantes, escoltado por los candidatos del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para los comicios legislativos del próximo domingo.
"Los revolucionarios somos así: felicidad, fiesta y canto. Mientras los otros [por la oposición] se la pasan preocupados y llorando", dijo a LA NACION Gine González, una trabajadora social que participaba de la caravana, en el penúltimo día de campaña electoral.
Con gorro y remera rojos, esta manifestante chavista se confundía con la multitud que asistió al acto prácticamente uniformada con ropa de ese color, insignia del oficialismo.
"Vamos a demoler a la contrarrevolución, vamos a volver polvo a los escuálidos [oposición]", dijo Chávez en una breve intervención.
"Por ahí andan diciendo que nosotros vamos a hacer fraude, ese es un viejo cuento de ellos, y amenazan con desconocer los resultados y que se irán a la calle. Pues nosotros ganaremos y defenderemos el triunfo en la calle", afirmó, poco antes de que se largara la lluvia.
El mandatario pidió a sus partidarios que ayuden a "ganar bien ganada la pelea del domingo". Según dijo, su resultado será un antecedente de peso para las presidenciales de 2012, en las que, anticipó, se candidateará de nuevo como presidente.
"Yo estoy listo para seguir con ustedes, para seguir construyendo la patria bonita, la patria feliz que les dejaremos a nuestros hijos", agregó, al anticipar, sin dejar lugar a dudas, que buscará una segunda reelección en 2012 para mantenerse en el poder hasta 2019.
El presidente, que de forma indiscutida es la cara del oficialismo para los comicios legislativos, presentó a sus candidatos a legisladores para el Distrito Capital, donde estarán en juego 10 de los 165 diputados de la Asamblea Nacional.
Pero poco parecían importarles los candidatos a los manifestantes, que sólo tenían ojos y cánticos para él y que repetían como un mantra el ya clásico "¡Uh-Ah! ¡Chávez no se va!"
"En esta elección, la que viene y la que sigue viniendo, manda Chávez", afirmó a LA NACION Edgar de Jesús Ramos, cabo primero de la milicia nacional bolivariana, el cuerpo de reservistas de Chávez, que como tantos otros empleados públicos participó de la caravana.
Entre los manifestantes no pasaba inadvertida una mujer mayor, vestida de blanco, que llevaba un cartel en la mano que decía: "Soy chavista de Estados Unidos. Mi país mata a los revolucionarios verdaderos y promueve a los falsos".
En un precario castellano, Harriet Mae Elliot, de Los Angeles, contó a LA NACION que después de haber trabajado 20 años para General Motors se mudó a Caracas, porque es socialista y se sentía perseguida en Estados Unidos.
"El 26 gana el proceso revolucionario. Somos mayoría, el pueblo no va a volver atrás. El pueblo despertó y eso es imposible de parar. Con la Asamblea Nacional sembramos una nueva esperanza", dijo Teresa León, una vocera del comité de salud de Santa Rosa, Caracas, que buscaba refugio bajo un techo cuando la tarde se extinguía y las primeras gotas comenzaban a caer. En cuestión de segundos, esas suaves gotas dejaron lugar a un diluvio tropical que, con mucha puntualidad, se viene desatando todas las tardes en la capital.
El agua obligó a interrumpir el acto y a desarmar los equipos de sonido y el escenario, que tenía una pancarta gigante que rezaba: "El Pueblo ¡Pa´ la Asamblea!"
"Esta lluvia es de alegría, es una bendición de Dios", repetía Sahone Sosa Gutiérrez, otra simpatizante chavista que luchaba por mantener el espíritu festivo de un acto que inevitablemente llegaba a su fin antes de lo previsto.
Pero no todo fue alegría ayer para el chavismo, que denunció que su sede partidaria en la ciudad occidental de Barquisimeto fue atacada por desconocidos con bombas de pintura. El vocero del PSUV, Francisco Martínez, responsabilizó a la oposición del incidente, un hecho de momento aislado en el marco de una campaña relativamente tranquila.
Según las primeras versiones, desconocidos se presentaron en la casa partidista temprano en la mañana y lanzaron bombas con pintura a la fachada y parte interna del local.
En tanto, en la otra punta de Caracas, varios candidatos de la opositora Mesa de Unidad Democrática se reunieron en una plaza para expresar su compromiso a favor de una agenda de transparencia legislativa.
El concejal metropolitano opositor Freddy Guevara destacó que con una participación masiva en las elecciones del domingo se podrán tener diputados que cumplan con la agenda.
"La política puede ser distinta, no necesariamente la palabra política está relacionada con el engaño, sino todo lo contrario, porque implica un compromiso y coherencia con lo que se dice y se hace", declaró este miembro de la oposición, que luego de este domingo volverá a la Asamblea Nacional, tras el muy criticado boicot a los comicios de 2005 que la dejó fuera del debate legislativo por un período entero.
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