Tras las críticas por no condenar abiertamente a Rusia, el Papa recibió al principal aliado europeo de Putin

CIUDAD DEL VATICANO.- El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, se reunió hoy con el papa Francisco en el Vaticano, en momentos en que la guerra en Ucrania arroja una sombra sobre los dos líderes, que durante años han intentado acercar posiciones con Rusia.

Francisco le expresó a Orban su agradecimiento por la acogida de refugiados ucranianos en Budapest, mientras que Orban invitó al Santo Padre a realizar una visita de Estado a Hungría. Orban habló con el Sumo Pontífice en privado durante unos 40 minutos en la biblioteca del Papa en el Palacio Apostólico del Vaticano. El Vaticano dijo que no habría declaraciones porque la visita era privada.

Fue la segunda reunión entre Francisco y Orban en menos de un año. El Papa hizo una breve parada en Budapest para clausurar un congreso eclesiástico en septiembre. Francisco prometió entonces que regresaría a Hungría para una visita pastoral en condiciones, pese a las enormes diferencias que mantiene con Orban sobre la respuesta europea a la inmigración.

La visita de Orban al Vaticano fue su primer viaje al extranjero desde que él y su partido conservador Fidesz ganaron las elecciones nacionales del 3 de abril en Hungría. El destino elegido rompió con su costumbre tras comicios anteriores. Orban -que va a comenzar su cuarto mandato y es el mandatario de la Unión Europea que lleva más tiempo en el cargo- viajó a la capital polaca, Varsovia, para visitar a aliados tras las elecciones húngaras de 2010, 2014 y 2018.

Polonia es el aliado más firme de Hungría en la UE. Los gobiernos de los dos países se han apoyado en sus respectivas batallas con el bloque, ante acusaciones de que sus gobiernos populistas han erosionado la independencia judicial, la libertad mediática y el estado de Derecho.

Pero la guerra en Ucrania ha puesto a prueba las relaciones cordiales entre Budapest y Varsovia, al dejar sobre la mesa las discrepancias en sus posturas hacia Moscú. Polonia, que de forma tradicional ve a Rusia como una gran amenaza de seguridad, ha sido uno de los socios europeos más activos a la hora de presionar en favor de sanciones contra Moscú y prestar ayuda militar a Ucrania.

Por su parte, Orban lleva años acercándose al presidente de Rusia, Vladimir Putin, y en las últimas semanas se negó a entregar armas a Ucrania o a permitir que los cargamentos pasaran por la frontera entre Ucrania y Hungría. El gobierno húngaro también ha hecho una intensa campaña en contra de ampliar las sanciones de la UE para incluir un veto a las exportaciones energéticas rusas, de las que depende Hungría.

Francisco, por su parte, intenta desde hace tiempo mejorar las relaciones con la Iglesia ortodoxa rusa. En 2016 se convirtió en el primer papa en un milenio en reunirse con el líder de la institución, el patriarca ruso Kirill.

El Papa limitó en un principio las críticas a la invasión rusa de Ucrania, en línea con la tradición diplomática del Vaticano. Pero ha expresado una creciente indignación por lo que describió como una guerra “sacrílega” y la creación de millones de refugiados ucranianos, aunque aún ha evitado señalar por su nombre a Rusia o a Putin.

Francisco aún intenta mantener abierta una vía de diálogo con Kirill. El mes pasado hablaron por videoconferencia y se publicaron reportes sobre que podrían reunirse en persona en Jerusalén en junio.

Un video difundido por la televisión del Vaticano mostró a Francisco entregando a Orban una medalla de San Martín de Tours, un santo francés del Siglo IV que nació en lo que hoy es Hungría. Según la leyenda, San Martín cortó su manto por la mitad y lo compartió con un mendigo. “Elegí esto para ustedes (...) Pensé en ustedes, los húngaros, que ahora reciben a los refugiados”, dijo Francisco.

Unos 625.000 refugiados han llegado a Hungría desde el comienzo de la guerra y alrededor del 80% de ellos se han mudado, según las últimas cifras del gobierno húngaro.

Agencias AP y Reuters