Un alud sepultó un hotel en Italia: cuatro muertos y 26 desaparecidos
El lujoso hotel Rigopiano, a 1300 metros de altitud en el macizo del Gran Sasso, fue arrollado por una avalancha después de que la zona registrara varios terremotos
ROMA.- Una trampa mortal de nieve, hielo y escombros. En esto se convirtió el lujoso hotel Rigopiano, que fue sepultado anteayer por un alud que dejó por lo menos cuatro muertos, entre ellos varios chicos, y 26 desaparecidos.
A los pies del Gran Sasso, la montaña más alta de los Apeninos, a 1300 metros de altura, en la localidad de Farindola, en la región de Abruzzo, poco y nada quedaba ayer del establecimiento de cuatro estrellas. Construido en la década de los setenta, con 43 habitaciones, el Rigopiano contaba con sauna, baño turco, jardín, cancha de tenis, pileta cubierta y al aire libre, y espacio para conferencias. Y era el único en el Parque Nacional del Gran Sasso y Montes de la Laga.
"Nunca vi algo por el estilo, fue shockeante. Temo que haya pocas esperanzas de encontrar a alguien con vida", dijo anoche Cristian Labanti, miembro del equipo de socorro alpino que a las 4 de la madrugada de ayer llegó al Rigopiano a pie, con esquíes, después de una verdadera odisea.
El hotel se encontraba aislado por una nevada excepcional. "Hemos realizado pequeños sondeos dentro del hotel, pero nos hemos encontrado frente a un muro de nieve y escombros", agregó Labanti. Su equipo hasta anoche había extraído a cuatro víctimas mortales y seguía buscando, incluso con perros, a unos 26 desaparecidos, sin esperanza de encontrarlos con vida.
La nueva tragedia conmocionó el centro de Italia, ya de rodillas por una sucesión de terremotos que dejaron desde agosto pasado unos 300 muertos y daños incalculables. Como si se tratara de un castigo divino a la Tierra, que desde el 24 de agosto no para de temblar -se contabilizaron más de 47.000 sismos-, se sumó el cielo, con tormentas de nieve que no se registraban desde hace al menos 80 años, según la gente del lugar. Los expertos creen, de hecho, que fue la combinación de los dos "monstruos", los terremotos y las nevadas sin precedente, con 5 metros de altura en menos de 48 horas, la que provocó el alud que arrasó el Rigopiano. La avalancha movió el hotel diez metros.
"Uso una expresión un poco impropia: en el Rigopiano hubo una implosión hacia el interior", dijo el jefe de la Protección Civil, Fabrizio Curcio, para dar una idea del escenario apocalíptico hallado por los rescatistas.
Los únicos dos sobrevivientes pudieron salvarse porque se encontraban fuera del hotel cuando repentinamente llegó la inmensa masa de nieve. La catástrofe tuvo lugar después de los cuatro terremotos -superiores a los 5° en la escala de Richter- que anteayer volvieron a sacudir el centro de Italia. "Se cayó el hotel", fue el mensaje de texto que a las 17.40, Giampaolo Parete, de 38 años, uno de los dos sobrevivientes, le envió a su empleador, Quintino Marcella, dando el aviso. Marcella entonces comenzó a pedir ayuda, pero, según acusó, al principio nadie le creyó.
Según el testimonio de Marcella y de algunos parientes que hablaron por teléfono con quienes hoy se encuentran desaparecidos, la mayoría de los huéspedes del hotel -al parecer 22, aunque podrían ser más, según Curcio- ya había pagado su cuenta y estaba en el hall, lista para irse. Sólo faltaba que llegara un medio quitanieves. La zona, en efecto, se encontraba bloqueada por la tormenta de nieve comenzada el día anterior. "Les habían dicho que el quitanieves habría llegado a las 15, pero después la llegada fue postergada para las 19", contó Marcella. "Ya habían preparado las valijas, todos los clientes se querían ir porque estaban asustados por los temblores", agregó.
Parete, que se encuentra ahora internado en un hospital de Pescara por hipotermia, sobrevivió porque salió del hotel para ir a buscar a su auto un remedio para su mujer, que tenía dolor de cabeza. "Mientras volvía al hotel oí ruidos, crujidos y vi la montaña que se caía sobre el edificio. La nieve también me embistió, pero parcialmente. Intenté entrar al hotel, pero corrí el riesgo de quedar atrapado", contó. Junto a Fabio Salzetta, un empleado del establecimiento que también estaba fuera del hotel, se refugió en el auto y comenzó a pedir ayuda. En el hotel habían quedado su mujer y sus dos chicos, un drama inimaginable.
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