Robert Rodriguez había sorprendido a Hollywood con su film El mariachi, rodado con apenas 7000 dólares: aquí unió fuerzas con Quentin Tarantino para diseñar una aventura osada, a medida de sus obsesiones con el cine de explotación, con un elenco cinco estrellas
Estamos ante una película singular, salvaje, violenta (en realidad ultraviolenta), fenomenalmente encendida de tropelías festivas contra el siempre mentado -en vano y vanamente- “buen gusto”. Esta es una película que incluye más de cien muertes, aunque muchas de ellas de vampiros. Del crepúsculo al amanecer es una de esas películas aluvionales llenas de sorpresas, de ideas, de actores y actrices, de canciones, de rutas, de coches, de calor y desierto, de tiros y sangre, de decapitaciones y empalamientos, de insultos y más insultos, de chistes despreocupados por las más diversas correcciones, de referencias cinéfilas, de ingenio para sortear alguna escasez de producción, de gritos y bravuconadas, de cuerpos que explotan, de pedazos de cuerpos que mutan en entidades monstruosas y pegajosas, de diversión a todo vapor y a todo alcohol. Una película endiablada, transpirada, una película celebratoria de las tradiciones más descaradas del cine de explotación, del cine de los setenta y de unas cuantas locuras clase B. Una película que declara su amor por el cine alejado de la elegancia meliflua, de lo -en vano y vanamente- declarado “fino”. Del crepúsculo al amanecer es –qué duda puede caber luego de revisarla con gran disfrute a casi treinta años de su aparición– artesanía cinematográfica elevada a una potencia contundente y evidente, arte cinematográfico soñado en grande por dos de los más osados y talentosos cineastas surgidos en la última década del siglo XX.
El director y editor de Del crepúsculo al amanecer fue Robert Rodríguez, que había sacudido al mundo del cine en 1992 con su ópera prima de bajo presupuesto (en realidad ultrabajo presupuesto) llamada El mariachi. Luego haría algo así como una secuela o parcialmente remake llamada Desperado, ya con mayores recursos de producción y con Antonio Banderas como protagonista. Uno de los guionistas de Del crepúsculo al amanecer, y además productor de la película y por si esto fuera poco además uno de los protagonistas fue Quentin Tarantino, que en 1992 había sacudido al mundo del cine con su ópera prima Perros de la calle y ya con su segunda película había obtenido decenas de premios, entre ellos la Palma de Oro en Cannes y un Oscar al mejor guion original. Además, Tarantino y Rodríguez habían sido dos de los cuatro directores de Cuatro habitaciones, film colectivo de 1995.
Del crepúsculo al amanecer comienza de forma quintaesencialmente tarantiniana, con una secuencia en un negocio rutero en el que acontece una conversación cotidiana que muta en baño de sangre y fuego, con diálogos cada vez más tensos y amenazas diversas de armas y disparos. Acción fuerte antes de los títulos que nos prepara para asistir a una película que ya sabemos que estará alejada de cualquier idea de timidez, que será una película nada modosa cuya banda de sonido incluía los diálogos más sexualmente explícitos de la película y varias canciones memorables, como esa de Tito & Tarántula que repetía una y otra vez de forma enardecida “Cucarachas fumando marihuana”. Después de esa secuencia vienen entonces los títulos, en los que se nos informa que esta película está protagonizada por Harvey Keitel, George Clooney, Quentin Tarantino y Juliette Lewis. Nada menos. Y después de ellos se agrega un veloz listado que nos hace saber que además estarán Salma Hayek, Cheech Marin, Danny Trejo, John Saxon, Kelly Preston, Tom Savini, Fred Williamson y John Hawkes.
En 1996, año de estreno de Del crepúsculo al amanecer, Harvey Keitel era no solamente un consagrado sino además alguien que a esas alturas ostentaba una de las carreras más diversas y brillantes entre los más grandes actores del cine (había sido dirigido por Martin Scorsese, Theo Angelopoulos, Ridley Scott, Abel Ferrara, Jane Campion, Spike Lee y hasta por Paul Auster). Y, claro, ya había aparecido en las dos películas que había dirigido Tarantino hasta ese momento. Un actor que siempre supo entender la variedad y el riesgo, y la diversidad del cine. Un grande a todo nivel, alguien que con apenas una nominación al Oscar como actor de reparto en toda su carrera demuestra con creces que esos premios suelen tener algunos problemas para comprender el arte del cine. El segundo en cartel es George Clooney, y este fue el primer rol protagónico en cine de quien se convertiría en una de las estrellas más importantes de los años posteriores. Clooney era famoso por la serie ER Emergencias, pero no era todavía un actor importante en la pantalla grande. Y esta fue su gran oportunidad y no la desaprovechó. Es tentador, por supuesto, el ejercicio de pensar si Clooney habría aceptado protagonizar esta película ya con más prestigio cinematográfico ganado, pero son puras especulaciones (de la misma manera, es pura especulación ponerse a pensar en que jamás el muy premiado Daniel Day-Lewis podría haber aceptado actuar en un festín cinematográfico como Del crepúsculo al amanecer).
Por su parte, Tarantino compone a un personaje malo entre los malos, desagradable y con severos problemas psíquicos, además de una pertinaz obsesión por los pies de las mujeres (y no solamente su personaje sino además el propio Tarantino, una obsesión fetichista que también tenía Luis Buñuel). Juliette Lewis estaba en los principios de su carrera y era una de las estrellas del momento, habiendo participado por ejemplo de Cabo de miedo, de Scorsese; Asesinos por naturaleza, de Oliver Stone; Maridos y esposas, de Woody Allen y Días extraños, de Kathryn Bigelow.
Sin embargo, a pesar de toda esta constelación de estrellas, aún hoy la imagen más icónica de la película sigue siendo la de otra actriz, que con apenas unos minutos se robaba todas las miradas. Estamos hablando de Salma Hayek, que hace un memorable baile erótico con una serpiente albina en el cuello. Hayek es presentada por Razor Charlie (Danny Trejo) como “Santanico Pandemonium” en homenaje a la película mexicana de 1975 Satánico Pandemonium: La sexorcista. Hay otros homenajes en Del crepúsculo al amanecer, como la remera que lleva Scott (Ernet Liu), una de Asalto al precinto 13, película fundamental de los setenta de John Carpenter, director admirado por Rodríguez y Tarantino. Además, el apellido de Scott y su familia es Fuller, como Sam Fuller, referencia insoslayable para Tarantino. Hay también posibles conexiones por el apellido de los hermanos Gecko (Clooney y Tarantino hacen de hermanos, en un salto de fe genético), muy parecido al del personaje de Michael Douglas en Wall Street, de Oliver Stone (recordemos que Tarantino había escrito Asesinos por naturaleza y nunca estuvo muy contento con lo que había hecho Stone a partir de su guion).
Pueden encontrarse también algunos puntos en común con la por entonces reciente Heat (Fuego contra fuego) de Michael Mann, pero ya sería entrar en demasiadas especulaciones y todavía no dijimos casi nada de los asuntos que trata esta película, que incluye a dos hermanos que han dado un golpe criminal y ya mataron a un montón de gente antes de que comience el relato y que seguirán matando, y que tomarán una y otra vez rehenes. También hay una familia de padre desencantado con la vida y con su profesión de pastor religioso junto a hijo e hija que andan de viaje en una casa rodante. Y está la siempre significativa frontera con México, y luego de cruzarla habrá un bar llamado “Titty Twister” que será el lugar de la acción -a la que llamar intensa es quedarse corto- de la segunda parte de la película, y habrá una irrupción vampírica de las más sorprendentes de la historia del cine. Y recuerden: si nunca vieron Del crepúsculo al amanecer hay un riesgo extra: el de volverse adicto a este -otro- relato que nos muestra lo vital que era el cine de fin de siglo, aunque en ese momento no nos dábamos cuenta del todo.
Del crepúsculo al amanecer está disponible en Movistar Play y Apple TV+.
Más notas de Las películas que deberías haber visto
Más leídas de Espectáculos
"Son las consecuencias de un desastre colectivo". Javier Porta Fouz, al cierre del Bafici: la crisis del cine argentino, la resignificación que tendrá el festival y qué se espera del Incaa
Sincera. Kate Hudson, sobre la conflictiva relación con su padre: “Nos reencontramos, pero no tengo ninguna expectativa”
"Se reencontraron". La famosa con la que aseguran que Luciano Castro habría empezado un romance
Sorpresiva actitud. Juli Poggio debutó en la mesa de Mirtha Legrand y una frase descolocó a todos