Sigourney Weaver recibirá este sábado 10 en España el Goya internacional como reconocimiento a una trayectoria ejemplar, que se inició en 1979 con su personaje más celebrado, la aguerrida teniente Ripley de la saga Alien
Sigourney es un curioso y atípico nombre que honra y define casi a la perfección a su dueña más famosa. Proviene del francés, puede usarse indistintamente por hombres y mujeres, y su significado más conocido es el de “guerrero conquistador”. Apoyados en este atributo viajamos en línea directa hacia el Goya 2024, premio reconocido en todo el mundo como equivalente al Oscar para el cine de habla hispana, y descubrimos que la flamante destinataria del premio internacional que cada año se otorga en esta gala sigue siendo para muchos un gran símbolo del heroísmo, el coraje y la entereza.
“Por inspirarnos con personajes independientes, complejos y fuertes”. Esa es la justificación principal de la Academia de Cine de España para otorgarle a Sigourney Weaver este año el Goya internacional a la trayectoria. Y tal vez el primer ejemplo de toda una vida dedicada a desafiar a quienes le recomendaban determinados caminos para llevar adelante su vida y elegir solamente el rumbo que le indicaba su propio instinto fue el que la llevó a elegir el nombre con el que se transformó en celebridad.
La futura teniente Ellen Ripley de las primeras películas de Alien tenía 11 años cuando decidió cambiar de nombre. Susan Alexander Weaver encontró en las páginas de El gran Gatsby a un personaje menor, casi insignificante, llamado Sigourney Howard, y le gustó tanto que lo adoptó para siempre como propio. “Decidí fue fuera Sigourney para que dejasen de llamarme Suzy. Ahora también me llaman Siggy, pero no me importa. Supongo que lo que quería era ser otra persona, sentirme diferente. Pero al final nadie puede escapar a su destino”, le dijo la actriz hace unos años al diario español El País.
Encontró ese destino apenas dejó la escuela de teatro, mientras su nombre aparecía con frecuencia en las obras representadas dentro del circuito neoyorquino conocido como off-Broadway y al mismo tiempo iniciaba su recorrido en el cine. No era una niña, tenía casi 30 años cuando se sumó al elenco de Alien, el octavo pasajero, dirigida en 1979 por Ridley Scott, y puso en marcha la historia de Ellen Ripley, un personaje desde el cual se configurarían hasta la actualidad casi todas las grandes heroínas de la pantalla.
Hecho para un hombre
A Weaver no le sorprendió para nada encontrarse frente a un personaje que en sus orígenes había sido concebido para que lo interpretara un hombre. “Había hecho tantas cosas raras en el off-Broadway que Alien resultó en el cine una experiencia similar a la de esa situación. No había ninguna idea preconcebida alrededor del personaje”, reconoció muchos años después de aquella deslumbrante aparición en una entrevista con Entertainment Weekly.
Esa experiencia inicial de recorrido oblicuo, nunca lineal, se pareció bastante a un temprano momento de la vida de Sigourney, ese instante clave que la marcaría de por vida. Su madre, Elizabeth Inglis, destacada actriz británica que llegó a trabajar con Alfred Hitchcock en la película Los 39 escalones, hizo todo lo posible por evitar que siguiera sus pasos. “Te van a comer viva”, le advirtió, persuadida de que una muchacha tan alta (Sigourney mide 1,82) y de belleza tan poco llamativa solo encontraría frustraciones en su camino de aprendizaje como actriz.
Pero esa figura imponente es lo que debe haber impresionado primero que todo a Ridley Scott, que para colmo la vio por primera vez luciendo tacos altos. Con todo, decidida como estaba, Weaver tuvo que superar algunos reparos iniciales. “Ripley no era ciertamente lo que tenía en mente cuando pensé en dedicarme al cine. Siempre imaginé que me abriría camino a través de papeles pequeños y que interpretaría a muchos de esos personajes. ¿Convertirme en una heroína? Nunca lo hubiera imaginado”, explicaría mucho después de transformarse definitivamente en una estrella.
Al principio de todo, Weaver rechazaba la idea de entrar por la puerta grande del cine a través de la ciencia ficción: “Yo era una snob total, quería hacer en ese momento obras de Mike Nichols, Shakespeare y Woody Allen. La ciencia ficción no me llamaba la atención. Al final acepté y tomé la decisión de interpretar a Ripley como si fuese Enrique V en Marte”.
En su primer viaje a bordo de la nave espacial Nostromo, Ripley cumple tareas como suboficial de vuelo. Los acontecimientos que se producen allí desde la aparición de esa poderosa fuerza extraterrestre de horrible aspecto, capaz de absorber toda clase de energía y de materia orgánica (incluyendo a los seres humanos) para mantenerse viva, le irán dando al personaje cada vez mayor relevancia.
Desde allí, su lugar en una de las historias cinematográficas de ciencia ficción con mayor continuidad en las últimas décadas no dejó de crecer. Después de Alien, el octavo pasajero, llegó Aliens, el regreso (1986), una de las obras maestras de James Cameron, por la que conquistó la primera de sus tres nominaciones al Oscar. Esa segunda aparición resulta todavía más rica y compleja para un personaje que, como señaló el crítico Angel Faretta en la desaparecida revista Fierro, acepta “más allá de lo físico su esencia femenina y, por ende, la maternidad”.
El lugar de la heroína en el cine encontraría desde allí una nueva dimensión, por más que Weaver no haya personificado a Ripley desde la conciencia de esa perspectiva. “No la interpreté de esa manera. No fue mi intención. No saqué mi libro de heroína y lo revisé, ni nada por el estilo. Yo tenía una idea diferente de todo lo que sucedería hacia adelante con mi personaje”, justificó.
Con el tiempo, Weaver terminó aceptando su lugar. Aquello de que el destino en su caso venía escrito desde el comienzo empezó a adquirir los contornos de una verdad indiscutida. Y empezó a sentirse tan a gusto con el personaje que aceptó volver a él dos veces más. Primero en Alien 3 (1992), de David Fincher, y por último en Alien, la resurrección (1979), de Jean-Pierre Jeunet.
La influencia del personaje definitorio de la carrera cinematográfica de Sigourney Weaver quedó a la vista a lo largo de las décadas siguientes frente a espejos tan poderosos como Los juegos del hambre, Underworld y Mad Max, tres títulos que a imagen y semejanza de Alien se convirtieron en exitosas fórmulas cinematográficas con varias películas sobre sus respectivas espaldas.
Jennifer Lawrence dijo que Katniss Evergreen, el personaje central de las primeras películas de Los juegos del hambre, tomó a Ripley como referencia directa y modelo para su personificación. Kate Beckinsale, figura central de las películas de Underworld, también se hace llamar “Sigourney Beaver” como muestra de admiración hacia el trabajo de Weaver como heroína, y Charlize Theron, estrella de la última etapa de Mad Max, dijo que sería “muy negligente” ignorar todo lo que hizo Weaver para construir la imagen actual que tenemos de una heroína cinematográfica con todas las letras.
Angelina Jolie (Lara Croft: Tomb Raider), Emily Blunt (Al filo del mañana), Amy Adams (La llegada), de nuevo Lawrence (Pasajeros), Jessica Chastain (Misión rescate) y Sandra Bullock (Gravedad) representaron a lo largo del tiempo distintas variantes de un mismo tipo de personaje central femenino con rasgos heroicos en relatos fantásticos, futuristas o de ciencia ficción. Cada una de ellas, a su manera, recoge el legado que Weaver inauguró interpretando a Ripley. En esa misma lista ocupa un lugar fundamental Linda Hamilton, la Sarah Connor de Terminator y sus múltiples secuelas. Más de una vez se hicieron comparaciones directas entre las apariciones de Ripley y de Connor.
“Me siento muy halagada cuando mis colegas actrices hablan de Ripley”, señaló Weaver en 2017 mientras expresaba sus ganas de volver a encarnar a su histórico personaje en la pantalla si se daban las condiciones para hacerlo. “Pero debo ante todo reconocer el trabajo de los autores. Cuando hicimos las secuelas de Alien vi lo difícil que era escribir sobre una mujer de una manera tan directa, auténtica, heroica y nada sentimental”, agregó.
Preguntas del público
Weaver siempre creyó que la ciencia ficción es un género que los críticos suelen subestimar, mientras el público parece estar en la vereda de enfrente. “Tiene sentido –sostuvo- que los jóvenes estén muy interesados en algunas de las preguntas que la ciencia ficción nos plantea como especie. ¿Sabemos quiénes somos? ¿Tenemos conciencia de lo que significa ser humano? ¿Estamos seguros de lo que nos depara el futuro?”.
Dos años antes de Alien, el octavo pasajero, Weaver tuvo una aparición casi imperceptible (apenas seis segundos frente a la cámara) en Dos extraños amantes (Annie Hall, 1977), de Woody Allen. Pero en la memoria de la mayoría del público no hubo nada en su carrera antes de Ripley. Pocas veces una actriz logra que su primer personaje en el cine se convierta al mismo tiempo poco menos que en el definitivo.
Sí, en cambio, fue mucho lo que llegó después. Weaver llenó su carrera de apariciones relevantes que engalanaron una y otra vez una carrera ejemplar. Mostró, por ejemplo, otras variantes (pero mucho más terrenales) del heroísmo femenino: El año que vivimos en peligro, Gorilas en la niebla, Copycat-El imitador. Y a ellos les sumó otras apariciones inolvidables, propias de una actriz de infinitos recursos, en Los cazafantasmas, Secretaria ejecutiva, Presidente por un día, La muerte y la doncella, Un monstruo vino a verme.
El resumen de todas las facetas de una excepcional carrera (que tuvo por Gorilas en la niebla y Secretaria ejecutiva otras dos nominaciones al Oscar, un premio que hasta ahora nunca ganó) es el personaje que Cameron le dio en Avatar.
La hija de Sylvester “Pat” Weaver, el hombre que inventó el talk show televisivo y llegó a ser presidente de la cadena NBC en la década de 1950, cumplió 74 años el 8 de octubre pasado. Vive entre Nueva York (su ciudad natal) y Santa Bárbara, pacífico enclave cercano a Los Ángeles, con el autor y director teatral Jim Sampson, con quien se casó en 1984. El único deseo de Sigourney Weaver es envejecer con gracia sin dejar que algún artificio extraño altere la naturalidad de su rostro y de su cuerpo. Y se siente feliz de haber hecho un aporte fundamental para que las mujeres (especialmente las heroínas) sean vistas en el cine de otra manera.
Alien, el octavo pasajero, Aliens, Alien 3 y Alien: la resurrección están disponibles en Star+
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