Cine: el año de las 50 millones de entradas
Ese número de localidades no se alcanzaba desde 1986, pero llegó a expensas de una gran concentración: menos películas para más público; Rápidos y furiosos 7 resistió el embate de Star Wars y sigue siendo récord: 1.025.000 tickets vendidos en cuatro días
Quedará 2015 en la historia y en el recuerdo como el año de las 50 millones de entradas vendidas. En el ingreso al último fin de semana del año, el que estamos transitando, la taquilla argentina finalmente logró superar una marca de concurrencia que no se registraba desde hace tres décadas (55 millones en 1986), con un dato adicional muy sugestivo y trascendente, ya señalado por Diego Batlle: los diez títulos más vistos correspondieron al 45% por ciento del público total. Una tendencia casi irreversible a la concentración: mucha mayor concurrencia con menos cantidad de películas disponibles.
Dos datos representan y sintetizan en plenitud este año de récords y marcas superadas: Minions (4.941.319 entradas vendidas) se convirtió en la película más taquillera desde que se manejan registros confiables de concurrencia, superando a Titanic y La era de hielo 4. A la vez, Rápidos y furiosos 7 alcanzó la marca máxima histórica para un fin de semana de estreno (1.025.000), favorecida por su lanzamiento en Semana Santa.
Fue justamente la última película de Rápidos y furiosos el tanque hollywoodense más rendidor (3.357.317 tickets vendidos), ubicado en el podio de las más vistas del año entre la imbatible Minions e Intensa-mente (2.827.731).
En cuarto lugar aparece El clan (2.613.941), referente máximo de un 2015 muy valioso para el cine argentino, durante el cual ocho películas lograron superar la marca de 200.000 espectadores y otras 12 llegaron a 100.000. El año se inició con Relatos salvajes en las puertas del Oscar (quedó entre las cinco nominadas a mejor película extranjera, pero perdió con la polaca Ida) y culminó con El clan fuera de la competencia para el mismo premio.
De cualquier manera, la película de Pablo Trapero alcanzó una gran proyección internacional, gracias sobre todo al premio al mejor director que obtuvo en el Festival de Venecia, además de un amplísimo lanzamiento comercial en buena parte del mundo. La otra película argentina de 2015 con notable llegada global fue La patota, de Santiago Mitre, que ganó la Semana de la Crítica en Cannes y el premio Horizontes en San Sebastián con el título de su estreno internacional, Paulina. El cine argentino recuperó una parte esencial de su memoria con la restauración de La tregua, presentada en el Bafici. Su director, Sergio Renán, falleció pocos meses después.
Hubo regresos con gloria (George Miller con la última Mad Max, Steven Spielberg con Puente de espías, Ridley Scott con Misión rescate, Clint Eastwood con El francotirador), un par de obras maestras animadas (Se levanta el viento, Shaun el cordero) y el mejor Festival de Mar del Plata en muchísimos años.
La tendencia a la concentración (el Episodio VII de Star Wars superó en ese sentido otra marca al estrenarse en 481 de las casi 900 pantalla disponibles) dejó cada vez menos espacio para el cine más exigente, con Mia Madre (Nanni Moretti) como punto más alto.
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