Arlo Parks, una artista joven que sintoniza bien con su época
La cantante inglesa pisa fuerte con Collapsed in Sunbeams, un disco confesional y refinado.
Álbum: Collapsed in Sunbeams. Canciones: “Collapsed in Sunbeams”, “Hurt”, “Too Good”, “Hope”, “Caroline”, “Black Dog”, “Green Eyes”, “Just Go”, “For Violet”, “Eugene”, “Bluish”, “Portra 400″. Edición: Transgressive. Nuestra opinión: muy bueno.
Con la aparición de Arlo Parks, la generación Z ya tiene su portavoz melancólica. De apenas 20 años, esta cantautora nacida en Londres como Anaïs Oluwatoyin Estelle Marinho es hija de un nigeriano y una francesa de familia africana y se ha ocupado de dar a conocer oportunamente sus principales referentes, tres mujeres con biografías apasionantes que funcionan como carta de presentación ideológica pero, ¡oh sorpresa!, no tienen vínculos directos con la música: Audre Geraldine Lorde -una escritora afroamericana de izquierda, activista por los derechos civiles, feminista y lesbiana-, Sylvia Plath -poeta confesional de Boston que derrochó talento mientras peleaba sin pausa contra una aplastante depresión- y Zadie Smith -aguda escritora criada en un barrio obrero y multicultural de Brent, al noroeste de la capital inglesa-. Está claro que el perfil que pretende consolidar Arlo Parks no es el de una superestrella pop. Su horizonte es más bien el de una joven inquieta amante de la literatura, interesada en su época, con una manifiesta conciencia política y dispuesta a revelar sus intimidades más crudas como mecanismo para fomentar la empatía con sus contemporáneos.
La primera pista que nos dio fue un EP de título elocuente -Super Sad Generation (2019)- y cargado de historias con las que puede identificarse cualquier espíritu vulnerable. El terror planetario que provocó el coronavirus sepultó algunas patologías muy comunes en esta etapa del capitalismo que nos bombardea con estímulos de todo tipo, pero indefectiblemente orientados al consumo. La salud mental, por caso: un tópico recurrente en las canciones de Arlo Parks, matizado con pinceladas amables de jazz-pop y neo soul. Lo que se dice un bombón relleno de veneno.
Collapsed in Sunbeams profundiza el tono confidente, incorpora como asunto relevante a la identidad sexual y juega con los límites del melodrama en temas que ya preanuncian su tono en el título (“Hurt”, una de las cimas del álbum, “Just Go”).
Parks es una especialista en preguntas incómodas (“¿Por qué no te vas?” quizás sea la más directa de este repertorio plagado de desventuras adolescentes), puede soñar un amorío con una amiga hetero y hasta celar a su novio (la historia digna de una sitcom del hit “Eugene”) y también descubrir su faceta cálida, contenedora y generosa (“No deberías tener miedo de llorar delante mío”).
Pero por sobre todas las cosas hay algo de su personalidad artística que encaja a la perfección con la actualidad, un sentido de la oportunidad que capturaron observadores agudos como la BBC y Amazon: un modelo perfecto para este tiempo de género fluido, batalla decidida contra el racismo y dependencia digital.
En lo estrictamente musical, es cierto que Arlo suena más de una vez como “una Lilly Allen menos frívola”, como sagazmente marca el diario británico The Guardian, y en otras como una discípula aventajada de Amy Winehouse (“Too Good”, “Green Eyes”). Siempre se la nota sobria y relajada, asombrosamente aplomada para su corta experiencia (una virtud que comparte con Billie Eilish), incluso cuando tiene que lidiar un entorno sonoro opaco, como en “For Violet”, un trip hop esquelético que nos lleva de viaje a los 90.
En más de un aspecto, Arlo Parks parece la versión para la industria musical de Arabella Essiedu, la conflictuada escritora que Michaela Coel creó para su extraordinaria serie I May Destroy You (HBO). Gente joven con talento, osadía y un cúmulo de heridas propio de alguien que ha vivido mucho. O que tiene la suficiente imaginación para hacernos creer eso, un engaño que en el mundo de la cultura pop suele agradecerse.