Inusual experiencia auditiva
Comenzaba a oscurecer en la Plaza de Mayo y los faroles encendidos dejaban ver la llegada de la gente que se acercaba para presenciar la inédita instalación sonora "Mayo: los sonidos de la plaza". El histórico sitio, escenario de discursos, manifestaciones, marchas, cacerolazos, testigo de emociones y broncas de las distintas épocas de la historia argentina, se transformó anteayer, por un día, en una máquina del tiempo al aire libre. Su combustible, los sonidos.
Con la idea de reeditar algunos de los importantes acontecimientos del país que ocurrieron con la plaza como escenario, el periodista y músico Martín Liut, en colaboración con el periodista Ernesto Semán y los músicos Mariano Cura, Hernán Kerlleñevich, Pablo Chimenti y Lautaro Wlasenkov, decidió realizar esta instalación sonora que, durante sesenta minutos, repetida a las 12, 14, 16, 18 y 20, funcionó como si de un reloj despertador de la memoria se tratara.
El punto de partida, con los asistentes reuniéndose alrededor de la Pirámide de Mayo, fueron los sonidos de aquel 17 de octubre de 1945, ese día en que en palabras de Liut "marcó el ingreso de las masas populares en la histórica plaza".
El sonido surround estaba armado por ocho torres por las que se transmitían fragmentos de audio independientes que invitaban a los presentes a una caminata circular a la manera de las Madres de Plaza de Mayo. La disposición de las torres de sonido un amplio círculo, producía en los asistentes la sensación de estar inmersos en los acontecimientos y situaciones que se proponían desde ellos.
Con el comienzo de cada una de las transmisiones, cientos de ojos atentos miraban hacia el balcón de la Casa Rosada o la Catedral Metropolitana como si mágicamente, a través de los sonidos, Perón o Evita pudieran reaparecer en ese sitio. Otros muchos se cerraban, para recrear con la imaginación -o la memoria-, lo que estaban escuchando. Muchos rostros jóvenes se encontraban con otros que, con algunos años más, podían recurrir a su vivencia para armar la historia. Pero todos compartían la experiencia con la misma concentración de quien quiere recordar para no olvidar más.
Cuando suenan las campanas
Cada puesta en escena comenzaba con unas fuertes campanadas a las que enseguida se les sumaban voces que desde los enormes parlantes pedían atención y silencio. El discurso de Perón y los gritos de las multitudes eran reemplazados por los sonidos del estallido de bombas, aquellas que en 1955 fueron arrojadas desde los aviones de la Revolución Libertadora. Los sonidos casi hacían temblar las baldosas, como si además de los omnipresentes colectivos, algún avión estuviera oculto en algún lugar del presente.
Como en un collage hecho de historia pasaron los discursos de Perón, Evita, Frondizi, que aparecían intercalados con testimonios de la Madres de Plaza de Mayo y fragmentos de cotidianos sonidos de cada época evocada. A medida que pasaban los minutos y el impacto dejaba lugar a la acumulación de sensaciones, las caras de los presentes mostraban gestos de tristeza y de cierta resignada incredulidad. Es que así, escuchando, quedaba en evidencia la cantidad de cosas que le pasaron al país, y a su gente, por supuesto. El dictador Jorge Rafael Videla y el Mundial 78, Raúl Alfonsín y "la casa está en orden", Carlos Menem a través de sus spots de campaña.
Todos juntos, pero no revueltos, integraron la galería de audios que durante 60 minutos estremecieron a los miles de personas que a pesar del frío se adueñaron de la plaza. Entre ellos, una joven de alrededor de 20, lloraba en cuclillas reviviendo los sonidos de aquellos hechos que no vivió directamente. Y otros que sí.
Los metálicos ruidos de las cacerolas cerraron el recorrido por los sonidos de un tiempo pasado que, por lo que se escuchó anteayer en la Plaza de Mayo, aún se mantienen vivos.
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