Los videoclips ya casi no cuentan historias

El videoclip no lo inventó MTV , pero el primero que esta señal emitió fue "Video Killed The Radio Star", de la banda The Buggles, el 1° de agosto de 1981. Parecía toda una declaración, no de guerra a la radio sino de vindicación de la imagen como una forma esencial de la música pop. Y desde entonces, el videoclip dio para todo. Fue, más que cualquier otra cosa, una manera de ponerle caras a los músicos –porque estaba dentro del desarrollo de un producto discográfico grabar al menos dos clips por cada disco, aunque la cantidad podía aumentar según la masividad del artista–. Los lenguajes utilizados iban desde el hecho de convertir una canción en la estética de una comedia musical de tres minutos y con mucha danza ("Thriller" de Michael Jackson es el icono de una época) hasta la narración de una historia.

Hoy, especialmente en el caso de los artistas más populares, abundan los vídeos bailados. Sin embargo, sobreviven los que cuentan historias que a veces casi no tienen que ver (o tiene, pero de modo tangencial) con lo que dice la letra de la canción. Y de estas últimas, los clips que llaman la atención son aquellos que cuentan historias oscuras, misteriosas o, simplemente, de finales inesperados. Veamos casos de épocas diferentes.

"Manijita", es el primer corte del nuevo disco de Macoco Moreira, Ansiedad solar. Pop liviano y fresco hasta que algo pasa. Mejor ver que contar.

En "Leave Before The Lights Come On" los Arctic Monkeys dicen, en otras palabras, que es mejor irse antes de que llegue la mañana, así uno no tiene que ver lo que ha hecho. Sin embargo, el vídeo del tema está atravesado por cuestiones mucho mas densas.

"Another Brick In The Wall", de Pink Floyd, un clásico de casi cuatro décadas, extraído de la famosa película de la banda.