"Paint It Black": un viaje a la India que dejó para siempre el sello de Brian Jones en los Rolling Stones
A principios de 1966, la cultura pop estaba entrando en una etapa de expansiones de sus propios horizontes. Grupos como The Beach Boys, The Beatles y The Kinks se habían permitido bucear (con distintos grados de intensidad) en la experimentación en Pet Sounds, Revolver y Face to Face, respectivamente. Aunque con el tiempo ellos dirían que su renovación sonora nunca buscó poner al grupo dentro de la burbuja de la psicodelia, los Rolling Stones no quisieron desaprovechar la oportunidad de darle a su obra una lavada de cara.
Sobre una línea melódica que gira en espirales sobre un acorde de mi menor (lo que llevó a uno de sus autores a bromear con que era "una canción para casamientos judíos", por su similitud con la música klezmer), Mick Jagger empezó a escribir una letra basada en la desolación que experimenta su narrador, que siente la necesidad de eliminar el color de todo lo que ve y teñirlo de negro tras una derrota sentimental ("Veo una fila de autos, y están todos pintados de negro / Con flores y mi amor, los dos que no volverán jamás").
A la par que Jagger y Keith Richards empezaron a darle forma a la canción, Brian Jones decidió volcar en el tema su afición por la música oriental. Cansado de competir con sus compañeros de banda por un lugar en el núcleo compositivo stone, el guitarrista comenzó a volcar en los temas instrumentos atípicos para el formato de una banda de rock. A partir de sus estudios con Harihar Rao, un discípulo de Ravi Shankar, Jones incorporó en la canción un sitar para tejer la melodía principal de "Paint it Black". El músico había llegado a ese instrumento después de una charla con George Harrison , que ya había hecho lo propio el año anterior en una canción de The Beatles, "Norwegian Wood".
En plena gira por los Estados Unidos, los Rolling Stones grabaron la toma final de la canción en los estudios del sello RCA en Los Ángeles, en marzo de 1966. La versión inicial del tema era más lenta y penumbrosa,inspirada en la lectura de "The House of the Rising Sun", de The Animals, y estuvo a punto de ser deshechada, hasta que el bajista Bill Wyman motivó al grupo con un ritmo más acelerado que motivó su leit motiv melódico tal como terminó siendo conocido.
Aunque la historia ubica a Jones y Harrison como protagonistas de la inclusión del sitar, Keith Richards no pudo evitar incluirse en el relato años después. "Estuvimos en Fiji durante unos tres días. Hacen sitares y todo tipo de cosas indias, los hacen de sandías o calabazas o algo así, así que se ponen duros. Son muy frágiles y debés tener cuidado de cómo manejarlos. Decidimos probarlos en el estudio, y encontramos que se adaptaban perfectamente al sonido de la canción. Probamos con una guitarra, pero no podés estirar las cuerdas lo suficiente", declaró.
El single se publicó en mayo primero en los Estados Unidos, donde alcanzó el primer puesto del ranking Billboard. De allí no se movió por once semanas. La edición británica del tema, publicada por Decca Records, incluyó un error de tipeo en su portada, rebautizando a la canción como "Paint it, Black", lo que despertó varias controversias por una involuntaria connotación racista al convertir al "negro". Y como casi todo en el rock es cíclico, Eric Burdon, líder de The Animals, incluyó una versión de "Paint it Black" en el álbum debut de su nuevo proyecto, llamado… Eric Burdon and the Animals.
Con el pasar de los años, Mick Jagger recordó con cierta añoranza esas épocas, a las que calificó como "psicodelia ruin" por la cantidad de ácido lisérgico que consumía el grupo. En una entrevista con el programa radial Absolute Radio, Ron Wood (que se incorporó a la banda nueve años después de la publicación del tema) afirmó que Keith Richards tiene problemas para recordar cómo tocar la canción. "Siempre tenemos este momento de zozobra en el que no sabemos si Keith va a tocar la introducción de la manera correcta". Las imágenes de la gira mundial de los Stones de 1990 parecen darle la razón a Ronnie: con una guitarra de cuerdas de nylon, Richards interpreta la canción en un tono cercano al flamenco, ejecutando el arpegio inicial a los tumbos, hasta que le sonríe a sus compañeros después de dar con el tono correcto.
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