Apelando al montaje narrativo, Juan José Becerra imagina en Amor, su última novela, una historia que, desde el futuro, indaga sobre ese sentimiento y sus lugares comunes
Entre los años sesenta y setenta, Manuel Puig revolucionó la novela argentina a través de lo que Alan Pauls llamó la pulverización del narrador. En lugar de la autoridad de una voz que diera cohesión a la trama, utilizó la técnica del montaje: cartas, documentos, informes policiales, conversaciones, entradas de diario íntimo.
"La novela comienza con un prólogo fechado en 2123 en el que el autor se presenta como compilador de historias sobre un sentimiento cuyo significado por entonces ya nadie conoce"
En Amor, su novena novela, Juan José Becerra (Junín, 1965) retoma la “máquina Puig”, su procedimiento, y también uno de sus temas fundamentales: la retórica del amor. Salta al futuro. Firma un prólogo fechado en marzo de 2123 y se presenta como el compilador de un libro que, con afán sociológico, recupera historias sobre un sentimiento cuyo significado ya nadie conoce. Toma una historia de amor particular: la que unió a la editora Ana Quiroga y al poeta Antonio Castillo entre 2018 y 2021, y construye el relato de ese vínculo a través de la transcripción de “miles de conversaciones por escrito, fotos, videos y mensajes de voz” que componen un archivo convertido en objeto estético –ganador del festival Arte Puro de Berlín 2092, según explica el prologuista–. Se suman testimonios de conocidos, la entrevista al poeta, un obituario y finalmente una novela titulada “Otra historia de amor”, escrita por Julián Basualdo en 2023, basada en todo este material y en su relación personal con los protagonistas.
Las novelas de Becerra son largas. Esto le permite dejar ir a los personajes, perder un poco el control de la trama en un gesto que lo aleja de la tradición de prosas estilizadas como la de Juan José Saer –Becerra puede escribir de una manera muy lírica, basta leer algunos fragmentos de El espectáculo del tiempo (2015) en los que se reconoce la huella de Saer– y lo acerca a la velocidad imaginativa de César Aira. Reflexiona sobre la relación entre el arte, la escritura y la vida. Lo hizo en El artista más grande del mundo (2017), con la figura de Krause, ese escultor excéntrico, capaz de llegar a las últimas consecuencias con tal de hacer de sí mismo una obra de arte. Lo repite acá con el personaje de Basualdo, que le propone a su editor una “novela de enamorados” con personajes de carne y hueso. “¡Una non fiction!”, le dice el editor. Y este responde: “Non fiction la poronga. No sé qué es la non fiction. Te estoy hablando de la vida real.”
Así comienzan las andanzas de un escritor que fecha los días en los que escribe –¿será que toda escritura es en realidad un diario íntimo?–; su pacto de ayuda mutua con Ana Quiroga a quien llamará en la novela China Del Río y Antonio Castillo, que será Marcial Ledesma. Ellos le darán material para su historia. A su vez cuando, desorientados, le pregunten cómo continuar, él les ofrecerá diferentes propuestas para que sigan “viviendo en esta novela”; e incluso con el libro ya publicado les pedirá: “Vuelvan, ¿dónde van a estar mejor que acá?”.
Hay algo del espíritu del Nabokov de Pálido fuego (1962) en el personaje de Basualdo. Allí el narrador era el profesor Charles Kimbote, un editor encargado del comentar y anotar el poema póstumo de un escritor célebre: John Shade. Las notas de Kimbote son en general descabelladas y a medida que avanza en su análisis del poema, los límites entre su propia vida y la de Shade se difuminan. Lo mismo le sucede a Basualdo que constantemente se va por las ramas, tomado por sus personajes, sus propios miedos, su incertidumbre. Un escritor que escribe porque no puede dejar de hacerlo, no importa qué cuente: “El único propósito de contar es no callarme”, dice. Escribir lo que sea, incluso, la imposibilidad de hacerlo.
Lo que surge de Amor es la pregunta histórica de la novela, la que tiene al héroe, al personaje, en el centro de la cuestión. ¿Quién es Ana Quiroga/ China del Río, quiénes son Julián Basualdo o Antonio Castillo/Marcial Ledesma?
"Becerra se anima a la ciencia ficción e imagina un futuro en el que las series tienen capítulos de dos minutos"
Becerra busca en las rutinas del día, los mensajes –”¿acaso no son un hecho los mensajes de amor, tanto como los hechos de amor?”, dice Basualdo–, las conversaciones intrascendentes. En lugar de construir una gran historia de amor lo que resulta es una historia mínima, casi sin poesía. Paradójico si se piensa que uno de los protagonistas es poeta. Es memorable la sección del libro con la entrevista realizada a Castillo en 2056 por un periodista amigo, Augusto Rey. Becerra yuxtapone dos versiones: la que finalmente se publica y una desgrabación textual. La primera, sometida al corte, a la estilización de las respuestas, a lo que se supone que un poeta debería decir, es solemne y representa poco del personaje. Por el contrario, en la transcripción textual, en la charla, se encuentra todo: el amor que todavía le tiene a Ana, lo que verdaderamente piensa de su poesía –escrita en octosílabos, de lectura obligatoria en las escuelas–, las frustraciones; es decir lo más vital.
Amor responde a la categoría de artefacto, de objeto construido. Becerra se anima a la ciencia ficción e imagina un futuro en el que las series tienen capítulos de dos minutos. Pero para eso, primero, metaboliza el presente, las maneras en las que los sujetos construyen la narrativa de sí mismos. Desacraliza la poesía, la literatura –”¿A quién le importa quién escribe un libro”, se pregunta Basualdo– y propone una escritura que avanza cercana al habla, llena de humor. Cuestiona la idea de final: ¿cómo terminar si los personajes continúan, enamorados, en el afuera de la novela?, parece preguntarse el narrador. Pero a la vez, ¿siguen enamorados o es él que los ve en todas partes? ¿Son ellos o son otros, iguales a ellos que el ojo de Basualdo reconoce como “enamorados”?
Una novela extremadamente contemporánea, libre de imposturas literarias, que se disfruta no solo por el estilo de Becerra, sino además porque trabaja dos temas siempre atractivos: la situación amorosa y la pregunta por cómo contarla.
Amor
Por Juan José Becerra
Seix Barral
456 páginas, $ 7200