Mujeres referentes: crean puentes y comparten conocimientos con una mirada abierta al mundo

Una mañana de 2022, en el municipio de Vantaa –uno de los cuatro que conforman el área metropolitana de Helsinki–, la intendenta, Ritva Viljanen, dialoga con un grupo de mujeres sobre multiculturalidad, educación en Finlandia y participación ciudadana en la gestión de los asuntos públicos. Máster en Ciencias Sociales y Máster en Leyes, Viljanen responde de modo breve y conciso cuando alguien le pregunta cómo logró alcanzar puestos de envergadura siendo mujer: “Si la silla está ahí, simplemente ocúpala”.

Sus interlocutoras son parte de una delegación de Pollera Pantalón (PP), una organización que nació como iniciativa en 2018, en la Argentina, cuando se gestaba la decimotercera cumbre del G-20. Un puñado de mujeres profesionales, líderes en disciplinas diversas, decidieron que no iban a esperar a que las cámaras empresarias integradas mayoritariamente por hombres las invitaran a ser parte; tampoco iban a reclamar por qué no las invitaban. Se dijeron: A ellos les va bien. Veamos cómo nos va a nosotras.

Desde aquel día no pararon. Ya concretaron cuatro misiones en el exterior (Reino Unido, Armenia, Israel, Finlandia), donde armaron agendas de entrevistas con políticos, académicos y emprendedores (especialmente con mujeres), visitas a organismos públicos, empresas e instituciones de la sociedad civil y también sobremesas, donde gestaron espontáneamente un modo de funcionar que ahora es parte constitutiva de la organización: todas se convirtieron desinteresadamente en consultoras de temáticas de las demás. Hoy, se definen unidas “para compartir conocimiento y buscar oportunidades de emprendimiento”, y para “crear en sinergia nuevas oportunidades y soluciones, transformándonos en un puente entre distintos sectores y regiones en nuestro país y en el mundo”.

¿Qué potencia a las mujeres potentes? “Veníamos todas con un camino profesional recorrido, la mayoría sin experiencias de techo de cristal. No nos unieron las ganas de discutir cuestiones de género, ni de tener una agenda sobre cupo femenino o rol de las mujeres en las organizaciones –cuenta Fabiana Ricagno, abogada, fundadora y presidenta de Pollera Pantalón, socia en GER y directora en Telteco–. Nos juntamos porque compartimos otra mirada: la de tener confianza en uno mismo, la de crearse oportunidades, la de enfocarse en el mérito más que en el cupo. El mundo es desigual (lo sabemos), pero no nos interesa que se nos empodere sino en poner el foco en que es posible un proyecto personal, en que ese proyecto hay que quererlo, pelearlo y apoyarse en otras que ya lo han logrado y pueden ayudar. Las mujeres que hacen y trabajan suelen tener como denominador común la falta de confianza que genera la mirada hipercrítica sobre ser mujeres y manejar una compañía, una fundación o cualquier organización que requiera competencias de liderazgo”.

Desde que comenzaron a pensarse juntas entendieron que “la fortaleza está en la diversidad del grupo –dice Maricel Lungarzo, contadora, directora en Banco Comafi y miembro de Pollera Pantalón–. No enarbolamos banderas trilladas. Sostenemos, como alguien dijo una vez, que las oportunidades bailan con los que ya están en la pista. Muchas veces, esas oportunidades no las tomamos. Por miedo, por presiones, perfeccionismos ridículos o situaciones familiares. Pero nosotras sabemos que si te animás y te metés, en lo que sea que quieras, en algún momento bailás”.

El caso de Carmen Laffont, entre tantos otros, ilustra esa visión. Docente jubilada, dirige un Centro de Educación Básica para Jóvenes y Adultos (CEBJA) en Mendoza. Creó junto con otras mujeres un espacio en el que enseñan programación en forma gratuita –Chicas Programadoras–, del que participan mujeres en situación de vulnerabilidad. Su vínculo con Pollera Pantalón es permanente, y el año último fue reconocida con el premio “Mujeres por +” que otorga la organización.

Agustina Catone, directora de Negocio Responsable y Ética Corporativa de Telefónica Hispam y de Fundación Telefónica Movistar en la Argentina, y miembro de Pollera Pantalón, cuenta que en casos como este, y en muchos otros, las mujeres que conforman la organización construyen puentes que unen puntos distantes. “No son vigas enteras, sino construcciones que se forman con diferentes partes, cada una colabora desde lo que sabe y puede aportar: la mirada legal, la de la ejecución, la del punto de vista social, o el creativo, la que sabe generar o identificar dónde están los recursos. Unimos una necesidad con una oportunidad”.

Sueños que se cumplen

No podían creerlo. Estaban en un aula imponente del Trinity College, frente a las autoridades máximas de Universidad de Cambridge y a varios Premios Nobel. Les dieron la bienvenida al Reino Unido, y ellas sintieron temor de no estar a la altura del intercambio. Eran las mujeres de Pollera Pantalón que venían de la Argentina a sumergirse en el mundo académico, político, empresarial y social de ese país. A contar y recoger experiencias. A entender la geopolítica y la cultura.

“¿Quieren contarnos algo sobre mujeres ustedes primero?”, les preguntaron para organizar la agenda del encuentro. Ellas pensaron, algo nerviosas, qué podían aportar a la conversación que la gente de Cambridge no supiera. Entonces, alguien miró fijo a María Inés Costilla, sindicalista por el Sindicato de Empleados de Comercio de la Ciudad de Buenos Aires y también miembro de Pollera Pantalón.

“Vamos a hablar acerca del rol de la mujer en los sindicatos, con foco en la Argentina”, respondieron con convicción. Recuerda Ricagno, entre risas, que nunca habían imaginado que la charla improvisada terminaría con un agradecimiento tan generoso. Aun en los lugares donde las cosas parecen del todo resueltas, siempre quedan temas poco visitados “que las mujeres enriquecen y explican con su mirada particular de las cosas”.

Lo inolvidable de los viajes incluye también momentos de asombro, como cuando “en Armenia no podían creer que un grupo de mujeres argentinas hubieran ido solas”, cita Maricel Lugarzo.

O el descubrimiento de que, incluso en Israel, la democracia de Oriente Medio y una de las mecas de la tecnología, “todavía ocurre, como en todas partes, que muchas mujeres no se presentan a pedir financiamiento en empresas tecnológicas porque siguen siendo los hombres quienes lideran los proyectos en ese rubro”.

Reglas del juego

No se cansan de trabajar para “obtener información de primera mano sobre tendencias y mejores prácticas internacionales en conversaciones con líderes del mundo”, para luego desparramarla en personas y lugares donde haya ganas de concretar planes.

Intercambiar figuritas fue una constantes desde que por primera vez se pensaron andando juntas; lo hicieron en Helsinki, en Yereván y también en Azul, donde viajaron hace un tiempo para tejer vínculos con las mujeres que producen en esa ciudad neurálgica bonaerense.

Las definen valores como “la solidaridad, la generosidad y la transparencia. Nos gusta impulsar la igualdad de oportunidades reales, y puntualizamos en la libertad que permite aprovechar esas oportunidades –sentencia la presidenta de PP–. No damos muchas explicaciones sobre la subjetividad de nuestro enfoque, y (como dijo una vez Graciela Adán, presidenta de la Fundación Global y miembro de PP), ¿si a los hombres nadie les pregunta por qué se juntan, quién dijo que deberíamos dar explicaciones nosotras?”.

Planean, para este año, invitar a la Argentina a varias referentes de los países que ya visitaron. Con locales y extranjeras, la agenda estará centrada en las mujeres de la democracia: “Nos gustaría organizar encuentros para que las candidatas mujeres nos cuenten cómo piensan la Argentina del futuro. Muchas de nosotras florecimos bajo el paraguas de la democracia. Creemos firmemente en la República, y en que solo podemos tener planes si respetamos sus reglas de juego”.

Reconocer y celebrar

Se propone hacer más visibles a las que arriesgan y apuestan en favor del resto de la sociedad, tomando la iniciativa y venciendo obstáculos para crear un efecto positivo en otros. El premio Mujeres por +, que otorga Pollera Pantalón, va por su tercera edición. Este año, la ceremonia se realizará pasado mañana, 7 de marzo, en el MALBA, a las 18.30.

Celebrando la permanencia y la consolidación de la democracia en la Argentina, la organización le entregará a Graciela Fernández Meijide el premio a la Trayectoria. Además, serán reconocidas: María Alcira Garcia Reynoso, por Centro Comunitario Jesús María (Educación), Delfina Irazusta, por Red de Innovación Local (RIL) (Formación Ciudadana), Mujeres de la viña (Agroalimentos), Florencia Nicolet, por SeniorITty (Tecnología e Innovación), con una estatuilla y un premio en efectivo sponsoreado por Banco Comafi, DirectTV y Experta Seguros.

En la edición 2021, la abogada penalista Marta Nercellas (que además integra el grupo fundador de PP) obtuvo el premio a la Trayectoria. Silvana Figar, del Hospital Italiano (Salud/Coyuntura), María José Navajas, de Padres Organizados (Formación ciudadana), Carmen Laffont, de Chicas programadoras (Educación) y Pía Garat, de Eolo Pharma (Innovación) se llevaron el resto de los reconocimientos.

“Un punto singular de la organización es que no está hecha para destacar a sus propios integrantes; unimos puntas, y nosotras nos invisibilizamos en esa cadena de ayuda. Difícilmente haya una que destaque, y todas aportamos. La premiación es un ejemplo de eso: hacer que se vean otras”, reflexiona Agustina Catone.

“En una Argentina saboteadora de la iniciativa privada, nos emociona mostrar cómo se las ingenian las mujeres (muchas veces sin crédito) para aportar al crecimiento del país –afirma Fabiana Ricagno–. Hacer visibles sus historias es también agradecerles a quienes dedican su tiempo y energía a mejorarnos la vida a todos”.