Empezó a hacer videos para Instagram y Tit Tok y terminó creando el Club de acumuladores
Durante una de esas tardes de no tener mucho para hacer en los días de la pandemia descubrió un rasgo de su personalidad que le traía algunos problemas: acumula cosas innecesarias. Fue cuando se topó con el reality de televisión Acumuladores compulsivos, del canal A&E, que la atrapó y con el que se sintió identificada. Sin llegar a los extremos que muestran en los episodios, Naty Saavedra descubrió que ella también tenía dificultades para desprenderse de objetos que ocupan espacio y hace rato perdieron utilidad.
“Hace tiempo empecé a tomar conciencia de que acumulo cosas. Desde siempre, desde que era chica.”, reconoce. “Pero ir aprendiendo a ordenar y sacar cosas que no necesito es un proceso. No es que un día dije ‘soy acumuladora, ahora voy a tirar todo’.”, reconoce.
“Guardaba todo por si las dudas”
El primer indicio fue hace unos diez años. Naty, que tiene 34 años, vive con su mamá y su hermana en una casa del barrio de Saavedra -igual que su apellido- un día se dio cuenta de que le daba mucho cansancio limpiar su cuarto. “Notaba que tardaba mucho tiempo en sacar el polvo porque una cosa es ser acumulador otra cosa es ser sucio, yo limpio todo.”, aclara. “Me encontré con que tenía muchos frascos vacíos, muchas botellas de perfumes que no tenían nada adentro, que los guardaba solo por si las dudas.“, menciona haciendo referencia a una muletilla que usa habitualmente en sus videos de Tik Tok e Instagram. “Y empecé a darme cuenta de que tenía muchos objetos en mi cuarto que eran de mi adolescencia, del secundario, incluso de cuando era niña. Muchos libros infantiles y que ya no leía estaban en mi biblioteca. Y yo perdía mucho tiempo limpiándolos, porque repasaba libro por libro, a fondo.”, revela Naty.
Más tarde se preguntó por qué tenía tantas cosas a su alrededor ya que no solo le llevaba mucho tiempo limpiar y ordenar sino que visualmente el espacio no era agradable. Entonces tomó la decisión de no dejar las cosas a simple vista, pero no se le ocurrió que podía desprenderse de ellas. Consiguió cajas grandes, guardó dentro todo lo que le pareció que -por el momento- no iba a necesitar y puso las cajas arriba del armario. “Esa fue mi manera de dar mis primeros pasos en el minimalismo, antes del boom de Marie Kondo y la Magia del Orden”, reconoce Naty.
“Entonces empecé a sentirme más liberada pero todavía no era muy consciente de que era acumuladora y que estaba guardando cosas por si... Realmente terminé de entender que era un problema cuando descubrí el programa de Acumuladores Compulsivos que habla de casos graves de acumulación. Gente que ya no puede seguir viviendo en su casa porque está rodeada de cosas, ya no puede caminar adentro, tienen problemas de salud o de higiene, atraen ratas y otros bichos pero ellos no pueden tirar las cosas. El programa muestra cómo interviene una psicóloga o alguien que los ayuda a ordenar y vaciar sus viviendas de objetos innecesarios.”, describe.
“Conservo hasta los diskettes”
Naty vio que ella también tenía dificultades para dejar ir las cosas que ya no sirven. Antes de desechar algún objeto obsoleto ella le buscaba alguna otra utilidad. Por ejemplo, los jeans que ya no le entraban o no usaba más los guardaba porque podían convertirse en una cartera, los diskettes podían contener información que en algún futuro podía llegar a necesitar, hasta las copias piratas de CDs conservaba.
Como es actriz, tiene un fuerte sentido del humor y una imaginación que la suele llevar a lugares insospechados, un día se encontró fantaseando con qué pasaría si ella participara de la serie de acumuladores compulsivos. ¿Qué rol tendría? Seguramente no sería la que ayude a ordenar, mucho menos la psicóloga que los motiva a sanar las emociones que los llevan a acumular objetos inútiles. En todo caso, si ella participara del reality se pondría, sin lugar a dudas, del lado de los acumuladores. Ella sería su defensora.
Por otro lado, también durante el 2020 empezó a conocer la Ley de atracción, una creencia mística popularizada en los últimos tiempos en Internet, documentales y libros de superación personal.“ La ley de atracción dice que hay que manifestar algo para que el universo te lo provea, pero también dice que tenemos que hacer lugar para que venga algo nuevo. Entonces empecé a ver videos sobre cómo conectarse con el universo, hacer meditaciones y me di cuenta del mensaje erróneo que yo le daba al universo. Porque yo le pedía que me mande zapatillas pero al mismo tiempo guardaba un montón de zapatillas gastadas, agujereadas o que me hacían doler el pie.”, recuerda Naty riéndose.
“No tiraba las zapatillas que me hacían doler los pies”
Me había comprado unas zapas que me hacían doler el pie pero no las tiraba por si las dudas, hasta se me rompió una uña porque me la aplastó, pero no la tiré por si después las podía usar, hasta el pedicuro me había pedido que no las use, pero yo las guardaba, por si las dudas.”, detalla.
“Finalmente un día, al ver que no me animaba a soltar nada, me empecé a reír de mí misma. Y como soy actriz, anhelo vivir del teatro, empecé a hacer videitos, primero con el tema de lo que el universo me respondería a mis mensajes tan contradictorios y, después, seguí con la temática de la acumulación.“, revela.
El primer video lo hizo en la noche de Navidad de 2020, plena época de distanciamiento social, que pasó sola con su mamá y su hermana en su casa. Después de brindar recuerda que estaba sentada en el sofá y le pidió al universo que le dé el motor para generar trabajo como actriz ya que por esa época los teatros estaban cerrados.
“Me sentía muy frenada y de pronto se me ocurrió hacer un video respondiendo a cómo sería si yo estuviera en Acumuladores compulsivos. Lo hago así nomás y lo subo a Tik Tok. Empezó a crecer un montón y me aumentaron mucho los seguidores. Ver eso te da hambre de más. Porque una lee los comentarios y deja de sentir vergüenza y se anima a seguir haciendo más videos.”, dice.
Fueron los seguidores los que empezaron a sentirse identificados, a comentar que también guardaban cosas y que, insólitamente, esas cosas conservadas “porsi” en algún momento inesperado les habían sido útiles.
Le sugirieron que creara el Club de acumuladores para poder continuar con el mal hábito sin sentirse juzgados y así fue que nació la idea.
Naty trabaja seis horas diarias en un instituto de educación en el sector administrativo. El resto del día se dedica a ensayar alguna obra, a estudiar teatro, ir al gimnasio, salir con sus amigos y amigas y, por supuesto, a escribir y producir su contenido para sus cuentas de Instagram @yosoysaavedra y de Tik Tok.
“A veces grabo los videos apenas me levanto, así como estoy, sin maquillarme ni producirme mucho, otras a la noche. En el trabajo durante la hora del almuerzo me pongo a escribir los guiones en una libreta.”.
“Vendí la pecera de mi papá y le pedí al comprador que me mande fotos”
Naty ya aprendió a desprenderse de las cosas inútiles pero hay algunos no negociables: todavía conserva cajas llenas de diskettes y DVDs y no sabe cuándo las va a tirar.
Asegura que la acumulación es un mal hábito que viene de familia. Cuando se mudaron a la casa, todavía en vida de su papá, lo que más les gustó era el garage y que había muchos rincones para llenarlos de adornos.
Uno de los objetos que más le costó soltar, al fallecer su padre, fue la pecera de un metro veinte de ancho que él cuidaba con devoción. Al morirse el último pez ninguna de las tres mujeres quiso tomar la posta de rearmar el acuario, de modo que hubo que venderla.
“Mi papá amaba el mar y los peces, entonces yo seguí cuidando su pecera, cuando murió el último pez, lo enterré, le hice toda una ceremonia, pero ya no quise seguir dedicándole tiempo a un hobby que no era mío así que hablé con mi mamá y mi hermana: tomamos la decisión entre las tres, la pusimos en venta y la vendimos. Para mí eso fue muy fuerte, en esa pecera había mucho amor de mi papá, así que tuve que pedirle fuerzas al universo para poder soltarla. Al final salió todo muy bien, se la vendí a un chico que le encantaba la pecera, y me emocionó porque él después se la llevó y yo le pedí que me mandara fotos con los peces, quedó muy bien.”, cuenta. “Al final una aprende a soltar.”, concluye.
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