La incertidumbre
Los anillos olímpicos se despliegan en la bahía de Tokio
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Ni los Juegos Olímpicos, esa tradición hincada en los orígenes de Occidente, se salvan de la incertidumbre. Allí están las luces de Tokio, los cinco anillos entrelazados, la muñeca con que los seres humanos encauzan las aguas, la energía, los elementos transformados en vivienda, hazaña, Ícaro que se le ríe en la cara al sol. Pero ya se sabe dónde terminaron aquellas alas, y ya sabemos lo diminuto que puede ser el elemento que lo desbarate todo. En Japón hay quienes sueñan con inaugurar los Juegos en julio, y hay quienes alertan que todavía no es tiempo de decirle adiós a las restricciones impuestas por la pandemia. La incertidumbre está allí, agazapada en los cinco anillos emblema de uno de los impulsos más estables que la humanidad se supo dar. Quizás la pareja que se fotografía junto a la bahía de Tokio haya encontrado, por una noche, algo parecido a la certeza.








