Barcelona #muylomas

Hay ciudades que te conmueven por su arquitectura, otras que te movilizan por su cultura. Hay ciudades que te atrapan con sus propuestas de diversión y otras tantas que te seducen con su cercanía con la naturaleza.

No quiero sonar un poco fan pero Barcelona lo tiene todo. Después de dos años volví a esta ciudad increíble y su poder sobre mí está intacto. Perderme por las pequeñas calles del Gótico, probar una y mil tapas en el Borne, hacer topples en la playa Mar Bella, disfrutar de un show al aire libre en Montjuic. Todo tiene sentido y fluye tan natural cuando estoy aquí.

Lo cierto es que sobre Barcelona se han escrito ya mil guías, millones de blogs e infinitos mails que en los últimos años han sido útiles para los tantos turistas que la ciudad recibe. Y aun así no puedo dejar de hacerles mi recorte subjetivo de esa ciudad que fue mi hogar este el último mes.

Eixample es el mejor barrio para hacer base. Está atravesado por todos los medios de transporte y tiene muchas propuestas gastronómicas y culturales. Diseñado específicamente para el “agrandamiento” de la ciudad, la mayoría de sus edificios son testigos del modernismo catalán. Caminar mirando esculturas inspiradas en la naturaleza que buscan embellecer con piedras y cerámicas los balcones y ventanas de los edificios.

Entender dónde está cada cosa en el mapa es clave y para eso nada mejor que ver la ciudad desde arriba. Hay tres puntos estratégicos: Tibidavo, Montjuic y mi favorito, el Turo de la Rovira, una antigua batería antiaérea que funcionó intentando defender a la ciudad en la Primera Guerra Mundial y que hoy es espacio patrimonial.

Los sabores españoles no son novedad pero sí lo es el modo tapeo y El Nacional es un gran lugar para un gran debut. En sus más de 2000 metros cuadrados se encuentran cuatro restaurantes con distintas propuestas. Mi favorita es La Tapería, que funciona con subasta: después de las 20 los platos de la casa, como el arroz con calamares, comienzan a marchar y sólo come el que levanta la mano.