Escuchá la columna como podcast
Lo pregunto en serio, para que nadie se confunda, y va para quiénes no los votaron y para quiénes los votaron también: ¿Cómo hacemos para frenar a esos inútiles y soberbios que se sienten los dueños de todo? Los dueños de la verdad; los dueños de tu vida, de tu trabajo, de tu descanso, de tu salud, de tu economía y de tu familia también. ¿Cómo hacemos para poner límites a Axel Kicillof, a Sergio Berni, a Máximo Kirchner y a su madre, ahora que no aparece en público pero sigue haciendo un daño fenomenal? ¿Cómo hacemos para parar a los “descuajeringadores”, los que nos desarreglan la vida desde sus cómodas oficinas de poder?
¿Pensás que exagero? Dame un par de minutos, nada más. En las últimas 24 horas, el gobernador Axel Kicillof, que no gobierna pero grita mucho, junto con Sergio Berni, el rey del chamuyo insustancial, dispusieron de tres horas de la vida de miles de argentinos que intentaban cruzar la General Paz desde la Ciudad. Lo hicieron sin aviso previo. La intempestiva medida no figura en ningún protocolo. La metieron a lo macho, nomás. A lo Gildo Insfrán. Pero son guapos de mentirita. De juguete. De la boca para afuera. El coraje no les da, por ejemplo, para armar mínimos protocolos en las mil y una ferias del conurbano. Apenas les sirve para hacer creer que cuidan a los bonaerenses. Y que odian a los porteños con plata. Son unos brutos de manual.
Como dijo alguien hace un tiempo: no era (solo) la corrupción. Era peor. Era la gestión. No saben gestionar. No saben gobernar. Entonces ponen a andar, a pleno, la máquina de odiar. Y tan mal no les fue. A ellos. Porque ganaron la última elección. Pero a vos, que no los votaste o que los votaste…cada vez te va peor ¿no?
No te engañes, mirate al espejo. Sos parte de los 37 millones de argentinos que todavía no se dieron la vacuna. Ni la primera ni la segunda dosis. Estuviste encerrado casi ocho meses. Te gritaron, te maltrataron y te compararon con un niño que se quiere tirar por la ventana. Estás contando los días para ver cuando te toca, la rusa, la china, la del covax, la india o la cubana, y de repente te enteras que el gobierno nacional les va a dar 70 mil dosis a referentes sociales que manejarían comedores comunitarios. Y chequeás las noticias. Entonces te indignás cuando escuchás cómo un colectivero que tiene a toda su familia con COVID se pregunta porque los referentes sociales son prioritarios, estratégicos y esenciales y ellos no. Ellos, que están tan expuestos como los enfermeros y los médicos.
Te sorprendes rogando, si vivís en la ciudad, que no cierren las escuelas. Y rezando, si vivís en la provincia, para que el emperador Napoleón Kicillof se levante un día y decrete, que, al final, los colegios no son ámbitos de propagación del Covid-19. Y revisás de nuevo las noticias y te encontrás con una nueva oleada de vacunados vip. Un tercio del total de diputados nacionales. Y te topás con vacunatorios precarios manejados por CTA y SUTEBA en la provincia.
A vos que los votaste de buena fe: te dijeron que iba a volver el asado pero ahora estás pensando en vender hasta la heladera. Tu salario - si todavía lo tenés, porque no perdiste el trabajo- vale la mitad de lo que valía cuando Alberto asumió. Ahora te pido que no te vuelvas a engañar, porque la culpa no la tiene solo la pandemia.
Mirá las economías de Chile, la de Uruguay, la de Paraguay, la de Colombia o la de Brasil, que cayeron y fueron dañadas, pero mucho menos que aquí. Y, como si esto fuera poco, los dueños de la verdad, los dueños de todo, de tu vida, de tu trabajo, de tu salud y la de tus hijos dieron comienzo al truco gastado de voltear a los ministros un poco más racionales que ellos (solo un poco nomás) para poner a otro talibán de La Cámpora o el Instituto Patria. Lo hicieron con Marcela Losardo, María Eugenia Bielsa, Guillermo Nielsen y Aejandro Vanoli. Lo van a terminar haciendo con Martín Guzmán. Ahora lo están disfrazando de interna por las tarifas y el rumbo de la economía. Pero no te engañes. Lo único que pretenden es quedarse con una nueva caja, con más poder, con el Ministerio más importante de todos.
Pero la respuesta a la pregunta sobre cómo hacemos para frenar a estos soberbios ineficientes es: siempre con más democracia. Con votos, con elecciones libres. Así que, aunque ahora el día a día te tome gran parte de tu vida, si querés tener futuro, hacé todo lo posible para que haya PASO primero y elecciones generales después. Incluso ofrécete ya como fiscal: ahora que volvieron peores, son capaces de hacer cualquier cosa antes de soltar la manija. Pero si pierden, les va a costar un poco más llevarse el mundo por delante.
Más leídas de Política
Trinchera opositora. Kicillof se pone al frente de un acto de resistencia a Milei y busca consolidar un liderazgo en el peronismo
Piqueteros en la mira. Ordenan un nuevo allanamiento y se profundiza la pista del dinero en las extorsiones por los planes sociales
Impacto de la recesión. Reforma fiscal: aún en el mejor de los escenarios, las provincias resignarían ingresos por $15 billones