Irrumpió en los 90 con una silueta inusual para los cánones voluptuosos de esa época y aún hoy es un ícono de estilo y referente de moda para distintas generaciones
La modelo británica que con su estilo marcó un antes y un después en las pasarelas cumplió 50 años el 14 de enero pasado. Kate Moss fue descubierta por el ojo experto de Sarah Doukas, fundadora de la agencia Storms Models, en un aeropuerto cuando era apenas una adolescente, y con tan sólo 15 años comenzó su carrera desfilando nada menos que en la Semana de la Moda de Londres.
Sin embargo, en poco tiempo ganó admiradores y detractores por el mismo motivo: su baja estatura y su silueta inusualmente magra para los estándares de belleza de los años 90. Hubo quienes, incluso, la apodaron “antimodelo”. Las críticas negativas no pudieron con ella: a fuerza de actitud, se ganó un lugar en el olimpo de las supermodelos de la época: Naomi Campbell, Linda Evangelista, Claudia Schiffer, Cindy Crawford y Christy Turlington, quienes le sacaban diez centímetros de altura.
De adolescente con look wasted en sus inicios a ícono aspiracional de estilo de distintas generaciones, Kate sigue siendo una modelo cotizada para las marcas más prestigiosas de belleza y moda del mundo, y fuera de las pasarelas también deja su huella con looks que se mantienen fieles a su esencia: minifaldas de infarto para lucir sus piernas delgadas y perfectas, transparencias, trajes sastreros con apliques y pantalones cigarette, camperas de cuero, remeras con estampas y vestidos lenceros que son parte del ADN de una diosa sin tiempo.
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