En pandemia, sus fotos de arreglos florales se viralizaron. Leticia es embajadora y promotora del Ikebana, el arte japonés que más se vincula con la naturaleza
“La cultura japonesa respeta y valora enormemente la naturaleza. Las cuatro estaciones, con su particular belleza, constituyen la gran base que nutre su vida diaria, social, cultural, espiritual. Esto se refleja en todas las expresiones del arte y la cultura”, explica Leticia Tanoue, presidente de la Escuela Ohara de Ikebana, presidente de Ikebana Internacional y miembro de NAOTA (North American Ohara Teachers Association).
Antes de la pandemia, Leticia llevaba una vida discreta, practicando y enseñando Ikebana. Pero cuando el Jardín Japonés cerró sus puertas debido al COVID-19, le pidieron que retirara los materiales de una exposición que había montado ahí. Así, de pronto tenía tiempo y elementos para compartir su arte. “Me ayudó mi actitud proactiva, creo que es algo cultural”, reflexiona hoy. “No soy de paralizarme, la incertidumbre y el miedo no son parte de mi carácter”.
Todo comenzó como algunas fotos enviadas a amigas, como saludo y forma de dar ánimo. Se fueron reenviando y ya eran 60 personas en un grupo que finalmente explotó. “Se hizo inmanejable, más y más gente me pedía fotos. Aprendí mucho, todo eso me dio energía y dije ‘tengo que seguir’”. Finalmente, sus sobrinos le abrieron una cuenta de Instagram, cuando ya mandaba hasta 140 mensajes por día.
“Tuve mis momentos”, cuenta hoy, “también me desanimaba, pasaban cosas, pero la gente me daba fuerza. En un momento me empezaron a llamar de radios, de programas. Algunos vecinos me traían materiales, porque se enteraban de lo que estaba haciendo. Me sentía fuerte en mi disciplina.” Pese a todo, Leticia se sabe lejos de los likes y las mediciones. Ella aclara que abre su espacio cuando se siente cómoda y que lo suyo es pura vocación. Lejos de la autopublicidad, encarna una filosofía que siempre le ha resultado efectiva: “Llega a mí aquél que tiene que llegar”. Hoy en día, continua enseñando sobre este arte que, todavía hoy, la conmueve.
¿Qué es el Ikebana?
Utilizado en sus orígenes como ofrenda floral en los templos budistas (siglo X), con el correr del tiempo el ikebana tuvo su auge en los grandes palacios de los señores feudales, hasta incorporarse a la vida diaria tanto de hogares como de espacios públicos. “Ikebana es arte del arreglo floral japonés, que en su forma tradicional utiliza flores, ramas y hojas naturales para los arreglos tradicionales. En algunos casos, algunas Escuelas fueron incorporando también elementos no naturales”, define Leticia.
Como la flora japonesa tiene más de 4500 variedades de especies (angiospermas, gimnospermas y helechos), algunas de bellísima floración y follaje, la inspiración da sus frutos. Pero siempre la composición de ikebana no es caprichosa: se realiza según reglas de estética que incluyen equilibrio y armonía en la composición, que varían según las distintas Escuelas oficialmente reconocidas en Japón.
El recipiente que contiene el arreglo tampoco es un tema menor. La mayoría tienen una base de apoyo, pueden ser altos o playos, de bordes bajos y otros detalles. “Según las pautas de cada Escuela, habrá formas y estilos que pueden variar, pero que se definen básicamente como arreglos verticales, inclinados, en cascada, radiales, moribana/paisajes, esculturales y muchos otros”, refiere Leticia. Más allá de las normas, en el producto final aparece la mano del artista que le dio vida, su sentimiento y su sensibilidad.
La hora del té
En especial, el ikebana que acompaña a la Ceremonia del Té japonesa ó cha-no-yu, también es llamada chadõ. De naturaleza efímera, debe integrarse discretamente al espacio y no interferir con su perfume. “Se utilizan recipientes y material floral natural que sugieren la estación del año, primavera, verano, otoño e invierno. El arreglo será sutil, discreto, delicado, elegante, considerando también la ocasión y el espacio”, detalla Leticia.
Leticia cuenta: “Algunos ejemplos que denotan estacionalidad pueden ser: sweet-pea (alverjilla), ume y sakura, en primavera, el kikyō (campanilla azul) en verano, ramitas/hojas de arce / momiji en otoño, pequeños crisantemos con pino en invierno, etc..”. A su vez, os recipientes van de cerámica, porcelana, madera y tejido artesanal de canastillas de bambú, provenientes de cada región de Japón. Se trata de una ceremonia única y los ikebana acompañan con su aporte natural la belleza de un ritual único e irrepetible.
El ikebana, arte tradicional del arreglo floral fuertemente identificado con la historia y la cultura del Japón, ha ido evolucionando con el correr de los siglos hasta llegar a la forma de expresión estética de nuestros días.
- Instagram: @LeticiaTanoue