Dolor de cuello: ¿es seguro hacerse manipular el cuello por un quiropráctico?

Ir a un quiropráctico se ha convertido en un hábito aceptada de la atención médica: alrededor del 15 por ciento de los adultos en los Estados Unidos visitan a uno cada año. Aunque los críticos afirman que este campo de la medicina carece de validez científica, los tratamientos quiroprácticos brindan alivio del dolor a muchas personas e incluso, la gran mayoría, se lleva a cabo sin incidentes.

Pero dada la naturaleza delicada de la columna vertebral, particularmente las vértebras superiores del cuello, las consecuencias de las complicaciones pueden ser devastadoras. Una lesión en particular, la disección arterial, en la que se rompen los vasos sanguíneos que suministran sangre desde el corazón al cerebro, es motivo de gran preocupación. En algunos casos, un paciente puede no darse cuenta de que se ha producido una lesión y el daño se cura por sí solo. En otros, un desgarro en la pared de la arteria puede provocar la formación de un coágulo y provocar un derrame cerebral e incluso la muerte.

No está claro qué tan común es la complicación después de la atención quiropráctica: una estimación dice que se produce una disección arterial en una de cada 1000 manipulaciones del cuello, otra dice una en 5,8 millones (tres de los cuatro autores de ese estudio trabajaron para asociaciones quiroprácticas).

Sin embargo, debido a la gravedad de la lesión, muchos especialistas en columna advierten que la manipulación quiropráctica del cuello puede ser peligrosa. Esto es lo que uno debe saber si está considerando someterse a un tratamiento para el dolor de cuello.

Los riesgos de la manipulación del cuello

Las manipulaciones quiroprácticas implican movimientos de la columna de alta velocidad y baja amplitud. “Llevamos la articulación a su rango limitado y empujamos muy rápidamente esa articulación, ese es el aspecto de alta velocidad”, dijo William Lauretti, profesor de terapias quiroprácticas integradas en Northeast College of Health Sciences y portavoz de la American Asociación Quiropráctica. “Pero lo estamos moviendo en un rango muy pequeño -se llama amplitud baja-”.

La preocupación por los desgarros arteriales es específica de las manipulaciones del cuello. Eso se debe en parte a que el cuello es más móvil y, por lo tanto, más susceptible a lesiones; el torso está protegido por las costillas, por lo que la espalda baja no gira tanto. Las principales arterias que distribuyen la sangre desde el corazón hasta el cerebro también pasan por las vértebras del cuello, lo que hace que los vasos sanguíneos sean más vulnerables.

“Cuando se gira el cuello de lado a lado, esos vasos rotarán dentro del hueso”, dijo la Dra. Betsy Grunch, neurocirujana con sede en Gainesville, Georgia. “Si se gira la cabeza rápidamente como ocurre en un accidente automovilístico, con una manipulación manual o en un deporte, el vaso sanguíneo puede torcerse abruptamente”, destacó.

Los síntomas más comunes de una disección arterial son dolores de cabeza, mareos y vértigo; también puede ocurrir debilidad, entumecimiento o parálisis en un lado.

En un caso ampliamente publicitado el año pasado, una estudiante de posgrado de 28 años de la Universidad del Sur de Georgia llamada Caitlin Jensen se mareó y sintió náuseas después de que un quiropráctico le manipulara el cuello. El quiropráctico llamó al 911 y, en el hospital, los médicos determinaron que Jensen tenía desgarros en cuatro vasos sanguíneos, lo que provocó un derrame cerebral y un paro cardíaco.

Nueve meses después, la Sra. Jensen empezó a hablar de nuevo, aunque todavía no puede caminar ni tragar. El lado derecho de su cuerpo quedó paralizado por la lesión, al igual que sus cuerdas vocales. Su madre, Darlene Jensen, le dijo a The New York Times que su hija está progresando en su recuperación, pero que es lenta. “Es muy alentador cuando tenemos días realmente buenos y buenas sesiones de terapia”, dijo Darlene Jensen. “Pero luego, otros días, cuando está luchando por algo, es muy frustrante y emotivo porque solo quiere recuperar su vida”.

Es virtualmente imposible saber qué tan comunes son los casos como el de Caitlin Jensen, porque “no hay un sistema de monitoreo para registrar tales eventos”, escribió en un correo electrónico Edzard Ernst, profesor emérito de medicina complementaria en la Universidad de Exeter en Gran Bretaña. “Muchos pacientes demandan al profesional y llegan a acuerdos extrajudiciales. Otros pacientes tienen un accidente cerebrovascular y es posible que nunca lo relacionen con la manipulación”. (Darlene Jensen dijo que la compañía de seguros del quiropráctico pagó el reclamo por negligencia sin disputarlo).

Un estudio de más de 50,000 manipulaciones de la columna cervical encontró que aproximadamente 16 de cada 1,000 resultaron en desmayos, mareos y aturdimiento. Otros investigadores han tratado de evaluar el riesgo enfocando su atención en experiencias pasadas: encontrando personas que experimentaron una disección arterial y determinando si una proporción significativa recientemente había sido manipulada por quiroprácticos en el cuello. Por ejemplo, un pequeño estudio encontró que el 15 por ciento de las disecciones arteriales ocurrieron después de una actividad deportiva y el 11 por ciento después de una manipulación quiropráctica.

Varios estudios han demostrado que el riesgo de disección arterial y accidente cerebrovascular es de tres a 12 veces mayor en personas que recientemente se sometieron a una manipulación del cuello, según una revisión del Consejo de Accidentes Cerebrovasculares de la Asociación Estadounidense del Corazón.

Para la Dra. Grunch, que trata a uno o dos pacientes con este tipo de lesión cada año, la conexión es clara: “La disección arterial es una complicación conocida de la manipulación de la columna”. Entonces, aunque el riesgo es raro, Grunch recomienda encarecidamente que un quiropráctico no manipule su cuello.

El Dr. Alan Hilibrand, jefe de cirugía de la columna en el Instituto Ortopédico Rothman en Filadelfia y ex presidente de la Sociedad de Investigación de la Columna Cervical dijo que no hay una prueba irrefutable en la literatura científica que vincule a los quiroprácticos con las disecciones arteriales. Pero, agregó, “me siento muy incómodo con eso” y advirtió a los pacientes que las manipulaciones del cuello podrían ser peligrosas.

¿Se culpa injustamente a los quiroprácticos?

Muchos quiroprácticos cuestionan la afirmación de que sus tratamientos pueden causar un daño tan significativo. Señalan revisar artículos que no han encontrado relación entre las manipulaciones del cuello y los desgarros arteriales e investigaciones que muestran que las personas que visitaron a un médico de atención primaria tenían las mismas probabilidades de sufrir un derrame cerebral en las semanas posteriores a la cita que las personas que vieron a un quiropráctico.

En cambio, dicen, una visita a un quiropráctico es más a menudo el resultado de una disección arterial, no la causa de la misma.

“Estos pacientes tienen una arteria que se lesionó de alguna manera, lo que les causa dolor de cuello y de cabeza”, dijo el Dr. Lauretti. “Algunos de ellos van a su médico de atención primaria, otros acuden a su quiropráctico. Si el paciente sufre un derrame cerebral después de una visita al quiropráctico, se culpa al quiropráctico”.

“Cuando un paciente acude a un quiropráctico por dolor de cuello, el médico debe realizar un examen completo para descartar cualquier ‘señal de alerta’ antes de realizar una manipulación del cuello”, agregó el Dr. Lauretti.

Al reconocer la vulnerabilidad del cuello, algunos quiroprácticos adoptan un enfoque más conservador al tratar el área. Philip Cordova, un quiropráctico en Houston, dijo que en su consultorio no giran mucho el cuello en un esfuerzo por minimizar la posibilidad de lesiones. Algunos pacientes también le dicen: “‘No quiero que me ajusten el cuello’, y eso no es un problema”, aseguró el Dr. Cordova. “Trabajamos alrededor de eso”.

El riesgo de complicaciones del tratamiento quiropráctico de otras partes de la columna es extremadamente bajo. Algunas investigaciones sugieren que la práctica es tan beneficiosa como el ejercicio en el hogar, la fisioterapia y la medicación. Como resultado, muchos cirujanos ortopédicos y neurocirujanos, incluidos la Dra. Grunch y el Dr. Hilibrand, en ocasiones derivan a los pacientes a quiroprácticos por problemas que no están relacionados con el cuello.

“Creo que incorporar el tratamiento quiropráctico como parte de un plan de tratamiento conservador es totalmente apropiado”, dijo Grunch.

El Dr. Hilibrand estuvo de acuerdo. “No dudaré en enviar un paciente a alguien que conozco”, dijo. “Muchas de estas personas brindan muy buena atención”.

¿Qué hacer con el dolor de cuello?

Los accidentes derivados de manipulaciones quiroprácticas son muy poco comunes, pero debido a su gravedad potencial, puede ser mejor evitar el tratamiento si se experimenta dolor de cuello. Afortunadamente, hay otras opciones disponibles.

La primera línea de tratamiento que recomienda el Dr. Hilibrand son analgésicos de venta libre combinados con fisioterapia. “El ochenta por ciento de las personas con dolor de cuello mejorarán después de las primeras seis semanas con solo esas dos intervenciones”, dijo.

Si el dolor persiste, la Dra. Hilibrand dijo que quizás uno deba considerar terapias alternativas, como la acupuntura o una técnica de masaje conocida como liberación miofascial. Incluso, se puede visitar al quiropráctico para una terapia manual o tracción más suave, que implica estiramientos o movimientos menos agresivos y más controlados. (Sin embargo, en casos de compresión espinal las personas deberían evitar los quiroprácticos por completo, advirtió la profesional). Las inyecciones de esteroides también pueden ser útiles para reducir el dolor y la inflamación.

En algunos casos, la cirugía puede ser necesaria como último recurso, pero los expertos dicen que las terapias no invasivas a menudo suelen resolver el problema. “La mayoría de los pacientes con dolor agudo de cuello o de espalda no necesitan cirugía”, dijo la Dra. Grunch. “Solo necesitan un plan de tratamiento conservador bueno y bien equilibrado”.