Insólito ataque: un hombre disparó varias veces contra una comisaría, se subió a una bicicleta y se fue sin que los policías lo persiguiesen

ROSARIO.-En solo siete días fueron blanco de ataques cuatro dependencias policiales y una del Servicio Penitenciario de Santa Fe. No es la primera vez que se producen atentados contra comisarías, pero llama la atención la sucesión de hechos violentos en pocos días que abren la sospecha de los investigadores judiciales de que los ataques podrían estar relacionados. Es que se producen en un contexto particular, en el que los crímenes con sicarios también se repiten a diario: ocho asesinatos en siete días, después de que en enero se registraran 24 homicidios en el departamento Rosario. Ante esta situación el presidente de la Corte Suprema Santa Fe, Daniel Erbetta, opinó: “No podemos tener una provincia sin policía”.

El último ataque a una comisaría dejó al descubierto la ineficacia de la propia policía. Porque el atentado contra la seccional 32a., en barrio Godoy, en el oeste de Rosario, lo protagonizó un hombre en bicicleta, que disparó cuatro balazos calibre 9 mm, se subió a su rodado y se fue tranquilamente pedaleando. Ninguno de los efectivos que se desempeñan en esa comisaría salió a perseguir y a detener al hombre que les disparó.

Este episodio que ocurrió cerca de las 22.30 trajo acarreó otra paradoja: los vecinos fueron quienes recolectaron las vainas y se las entregaron a los policías de esa seccional que parece un cementerio de autos destruidos.

Es el cuarto ataque contra una dependencia policial en siete días, en una ciudad donde la violencia quedó naturalizada. El ministro de Seguridad Rubén Rimoldi, un excomisario, no habla con los medios. Pero no solo es este funcionario con escasa experiencia política el que elige el silencio, sino también todos los miembros del gabinete de Omar Perotti, incluido el gobernador. Este martes el titular de la cartera de Seguridad tuvo que comparecer en la Legislatura de Santa Fe para explicar cómo y en qué se gastaron los fondos de la emergencia en seguridad. Llevó a un contador, que es el referente del área de Administración Financiera, Gustavo Bode, para que explique el detalle de los gastos.

La situación de la violencia en Rosario corre cada vez más los límites imaginables. Al crecimiento de los homicidios –el año pasado se produjeron 288, la cifra más alta de la historia- se suman hechos que generaron conmoción, como el secuestro y crimen de Lorenzo Altamirano, un joven músico y artista callejero, que fue raptado en la calle por miembros de la banda de Los Monos y luego asesinado cerca de uno de los ingresos del estadio de Newell’s. “El cadáver se usó para pasar un mensaje interno a la barra” leprosa, donde Los Monos tienen una fuerte injerencia, aseguró el fiscal Luis Schiappa Pietra, quien pidió evitar “que se naturalicen estos episodios de una violencia que no tiene límites”.

Una deuda de 1,5 millones de dólares de un cargamento de cocaína sería el motivo por el que los enfrentamientos narco se amplificaron al entorno de la barra de Newell’s, donde dos sectores de la banda de Los Monos están enfrentados: uno es el que encabezan Leandro “Pollo” Vinardi y Carlos “Toro” Escobar, ambos presos en Ezeiza, y del otro lado, el exlugarteniente de Ariel Cantero, Leandro Vilches y Eric Masini, detenidos en el penal federal de Rawson. La batalla narco se libra en las calles de Rosario desde dos penales que están ubicados en la provincia de Buenos Aires y en Chubut. A Altamirano lo mataron para usar su cuerpo de una especie de envoltorio para pasar un mensaje mafioso que se encontró en el pantalón de la víctima.

Este martes se produjeron dos homicidios con sicarios. Uno ocurrió en el oeste de Rosario, foco hoy de la violencia narco, donde dos jóvenes en moto mataron a Ramón Alegre, de 72 años, y dejaron cuatro heridos de bala, entre ellos una beba de un año y medio, que sufrió una herida por un proyectil que le atravesó la pierna. También fue asesinada de la misma manera, con victimarios en moto, Aylen Benítez, de 26 años, que fue acribillada en Gálvez y Valparaíso, el sudoeste.

En medio de esta ola de violencia, y ante el silencio de las autoridades políticas, desde la justicia de Santa Fe salieron a advertir sobre la gravedad de la situación. Schiappa Pietra, jefe de la Unida de Criminalidad Organizada, consideró que “la estructura policial no da para más”.

“En la medida contemos estos eventos como uno más, probablemente la escalada de estos hechos violentos no se detenga. Por eso hay que actuar de otra forma y tomar conciencia de por qué nos ocurren, a sabiendas de que lo que hay detrás son mercados ilícitos que se disputan mucho dinero y con estas herramientas”, explicó el fiscal.

En la misma línea, el presidente de la Corte Suprema de Santa Fe, Daniel Erbetta, pidió no naturalizar los niveles de violencia que se vienen registrando en Rosario. Puso como ejemplo el crimen de Altamirano, quien fue secuestrado y asesinado como mensaje y su cuerpo dejado con un mensaje frente al estadio de Newell’s, al tiempo que denunció que la policía gerencia el mercado de la droga.

“No podemos tener una provincia sin policía”, dijo Erbetta en alusión a la gran cantidad de uniformados condenados por su vinculación a delitos. “Hubo un fenómeno donde se perdió control político hace unos años de la agencia policial. Cuando la policía se autogobierna se descontrola”, aseguró.

“En la justicia ordinaria tenemos una cantidad de policías condenados, que no hay antecedentes en la historia policial argentina. Doy datos objetivos, no es especulación. Había unidades de la policía que trabajaban para una organización que lideraban Los Monos y sectores que trabajaban para la otra organización, de (Esteban) Alvarado”, agregó el presidente de la Corte Suprema de Santa Fe.