La abuela que apoya a los padres de Fernando Báez Sosa: “Un día mi nieta va a salir a bailar y no quiero que le pase lo mismo”
Graciela Arce es una docente jubilada y se instaló en los tribunales de Dolores con carteles que piden justicia para el joven asesinado a golpes en enero de 2020
DOLORES.- Se bajó del colectivo y se olvidó del destino y objetivo original de ese viaje cuando pasó por el frente del Congreso de la Nación y la vio a Graciela Sosa, sentada en el piso y sola, apenas con un cartel que decía “Justicia por Fernando”. “La había saludado solo una vez, había perdido su contacto y desde ese día su causa fue mi causa”, cuenta a LA NACION Graciela Arce, una abuela que se jubiló como docente, y en la previa de esta resolución del juicio oral y público, convertida en coordinadora de una suerte de santuario que se montó sobre vallas más cercanas al acceso al tribunal de esta localidad bonaerense.
Pone carteles, cuelga banderas, ubica con precisión afiches impresos, fotocopias, otros hechos a mano alzada, también fotografías y retratos a pincel, en todos los casos con la imagen y el nombre de Fernando.
Lleva aquí más de un mes y llegó en la previa del inicio del debate. “Solita”, asegura sobre la decisión que tomó de estar cerca de Graciela en este momento tan duro y difícil.
Se contrató una pensión. “Modesta, pero cálida”, describe, aunque asegura que su departamento está ahí, en el hall de un edificio, y señala el bolso que la acompaña de aquí para allá, repleto de carteles pegados en cartón, todos con el rostro de Fernando y el repetido reclamo de justicia.
“¿Por qué hago esto? Porque soy abuela, mi nieta Martina tiene 8 años y un día va a salir a bailar y no quiero que le pase algo como lo que pasó en Villa Gesell”, detalla.
Está agradecida de tanta gente que acompaña esta causa. Cada noche ella misma, en esa esquina del tribunal, se encarga de encender una vela debajo de una de las imágenes de Fernando. “Todos estamos esperando que este juicio traiga justicia y pueda descansar en paz”, dice mientras corta más cinta para pegar otro cartel sobre la pared.
Cuando se le consulta sobre lo que espera en lo personal del fallo, no duda. “Lo que quiero es algo ejemplar”, insiste. Eso, aclara, significa condena. Aunque prefiere no decir cuál “porque es atribución de los jueces”. Lo que ella no comenta se lee en un barbijo que lleva bajo el mentón y donde dice: “Perpetua para los asesinos”.
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