Una ciudad preocupada por la escalada de ataques juveniles

JUNÍN.- En una ciudad en la que las cicatrices de una pueblada histórica todavía no terminaron de cerrarse, una seguidilla de hechos de violencia, la mayoría de ellos protagonizados por jóvenes, acrecienta el pavor y el desconcierto. Tras el 10-M, como recuerdan los juninenses los incidentes ocurridos el 10 de marzo de 2013 tras el crimen de Karen Campos durante un asalto, poco parece haber mutado, a pesar de los cambios en la cúpula policial y el incremento de las medidas de seguridad.

La muerte de Nayra Cofreces confirma una tendencia que preocupa a diversos actores de la sociedad en Junín. La adolescente, de 17 años, se convirtió en la segunda víctima mortal tras un conflicto violento en 2014. Otras catorce personas resultaron heridas -la mayoría, de arma blanca- durante riñas este año.

El primer homicidio durante una reyerta fue el de Jonathan Corredera, de 20 años, que recibió una cuchillada en la espalda el 5 de este mes y, como Naira, murió en el hospital Piñeyro. Por ese hecho fue detenido un chico de 17, vecino de Corredera.

Esa misma madrugada, a otro chico de 18 una patota le dio una paliza en Comandante Seguí y Chile, tras una discusión dentro de un local bailable. Terminó internado, grave.

A pocas horas de la feroz golpiza de la que fue víctima Nayra, un joven de 25 años recibió un corte en el cuello por el que aún se encuentra internado en el Piñeyro. Fue herido en la casa de un amigo durante una comida, el jueves pasado.

En la misma sala de cuidados intensivos donde se recuperaba este joven también realizan una vigilia los familiares de Iván Calderón, un futbolista de 18 años que en la mañana del 13 de este mes apareció inconsciente en Rivadavia y Lugones, tirado al lado de su moto, cuando volvía de bailar. Su madre sostiene que fue víctima de una golpiza.

Éstos son algunos de los casos de la violencia que hace tiempo tiene en vilo a los juninenses. Y las estadísticas oficiales confirman la tendencia de la espiral de violencia creciente. Según la Procuración de la Corte bonaerense, en el Departamento Judicial de Junín hubo, en 2013, un 14,68% más de investigaciones penales preparatorias (IPP) que en 2012 por delitos contra las personas (homicidios y lesiones, entre otros) y delitos contra la libertad (donde se encuadran las amenazas), sumadas las causas de los fueros criminal, correccional y de responsabilidad penal juvenil.

Otra cifra que da cuenta de la mayor conflictividad entre los chicos es el crecimiento de las IPP en el fuero juvenil de un año a otro. De 682 en 2012 pasaron a 745 el año pasado, es decir, un 9,23% más.

La Dirección de Asistencia a la Víctima de esta ciudad realizó un relevamiento que dio como resultado que siete de cada diez chicos dijeron haber visto a un alumno agredir físicamente a un compañero en la escuela. Y que cinco de cada diez alumnos del ciclo básico dijeron haber recibido amenazas de parte de un compañero.

El fiscal general de Junín, Juan Manuel Mastrorilli, consultado ante el aumento de la cantidad de causas por drogas en el último año, dijo que en esta ciudad creció el número de bocas de expendio. Lo atribuyó a la marginalidad y a la "facilidad" de conseguir dinero a través de este mecanismo. Es otro ingrediente más en un caldo que hierve.

Funcionarios del Poder Ejecutivo local y concejales de la oposición coinciden en que el aumento en el número de peleas con heridos de gravedad tiene relación con la "falta de inclusión social" y el "poco valor por la vida". Entre ellos se culpan unos a otros por no dar las herramientas para brindar contención social a los chicos. Mientras tanto, en la guardia del hospital desfilan, desesperados, cada vez más familiares de jóvenes víctimas de la violencia.