Las vacaciones que un estruendo destruyó
Las víctimas esperaban que cesara la lluvia cuando la descarga sembró el pánico en la arena
VILLA GESELL.– Habían llegado con la ilusión de pasar sus primeras vacaciones solos en la playa. Lo hicieron anteanoche, a bordo del Corsa gris de Gabriel Rodríguez, de 20 años, tras recorrer 600 kilómetros desde Henderson. S e instalaron en el departamento que habían alquilado , a pocas cuadras de la playa. Ya estaba anocheciendo y tuvieron que debatir qué hacían. Si salían a conocer la noche de Gesell o si dormían para aprovechar a pleno la playa al día siguiente. Y ganó el descanso. Le tenían muchas ganas a la playa.
Amanecieron temprano y se cruzaron al balneario Áfrika. Los cinco amigos pasaron la mañana entre la arena y el mar. Hacía calor. Parecía que ese sueño que alimentaron durante todo el año de clases, de irse de vacaciones juntos, se había hecho realidad. Por eso, cuando empezaron a caer las primeras gotas, cerca de las 16 de ayer, decidieron quedarse. Habían comprado una cerveza y mientras los empleados del balneario levantaban las carpas, ellos se instalaron debajo de la número 6. Sólo había quedado el techo y las sillas ya estaban colgadas. Se sentaron en la arena y se quedaron esperando a que la lluvia pasara y les devolviera el día de playa.
De pronto, se escuchó un estruendo que hizo que la poca gente que quedaba en la playa corriera a buscar refugio.
Pocos minutos después, el estruendo se repitió y los hizo volar por el aire. Un rayo había descargado sobre las carpas 4, 5 y 6, que miran al mar y la electricidad atravesó los cuerpos de quienes estaban adentro.
El grupo de amigos de Henderson quedó desparramado. Gabriel Rodríguez voló varios metros más allá y lo mismo le ocurrió a Gero Salvucci, de 18 años. Algunos comenzaron a vomitar. Rafael Viñuela, otro de los amigos, contó que vio cómo de su cuerpo salían "esquirlas". Eran las chispas que provocó la corriente eléctrica al pasar por su cuerpo, lo mismo que a Julián Mateos y a Uciel Calderón.
Marcelo Evequoz, que está de vacaciones en Gesell, acababa de pedir una caipirinha en el bar cuando sintió el estruendo. Primero quedó atontado y después corrió hacia las carpas. Allí se encontró con el griterío general. Gero y Gabriel yacían inconscientes, mientras los demás adolescentes tenían quemaduras en los brazos.
En la carpa de al lado, la número 5, un hombre intentaba reanimar a su hija de 11 años que había caído inconsciente. Era Fabián Ochoa, el padre de una familia de San Luis que se había refugiado de la tormenta con sus dos hijas y la abuela. Fabián es profesor de educación física e intentaba maniobras para hacer reaccionar a la pequeña Salma.
Al verlo, Evequoz imitó sus movimientos. Se tiró encima de Gero y le practicó un masaje cardiopulmonar. Consiguió hacerlo volver y vomitar. "Después quise ayudar al otro chico [a Gabriel], pero no llegué. Ya era tarde, no lo pude hacer volver", decía anoche el hombre con la mirada empañada.
Pocos metros más allá, la misma suerte corrían Nicólás Elena, de 19 años -de 9 de Julio-, y Fabián Irustia, de 17 años y de San Luis.
Cuando cayó el rayo, Fabián Ochoa dice que se le borraron varios segundos de la mente. Abrió los ojos y estaba arrodillado en la arena y sus hijas habían volado. Logró que Salma reaccionara y Valeria, su mujer, intentó hacer lo mismo con su otra hija, Priscila, de 16 años. Pero no lo consiguió. La chica había volado varios metros de la carpa. Al parecer, el rayo les pegó peor a quienes estaban de pie que a los que estaban sentados. Anoche, Priscila continuaba internada en grave estado. Su situación era la más comprometida entre los heridos.
"No sé por qué se quedaron. Nosotros somos de San Luis y sabemos que estas tormentas son peligrosas. Yo, como tengo una beba de 6 meses, apenas cayeron las primeras gotas me fui. Pero mi hermana y su familia decidieron quedarse a esperar que parara", contó Paula, en la puerta del hospital, a la espera de noticias.
En la carpa 4, una familia que había alquilado por la quincena, decidió quedarse. A las hijas no les ocurrió nada, pero el padre fue el que salió despedido y quedó inconsciente. La misma esposa, al ver lo que ocurría en las demás carpas, decidió intentar reanimarlo. Y cuando lo consiguió, tomó las llaves del auto y ella misma lo llevó al hospital. Le salvó la vida.
Walter Muñoz, de 18 años, estaba en el balneario cuando cayó el rayo. Ayer, su hermana Yamila y Gabriela Rivas, amiga de la familia, aguardaban en medio de la angustia, en la puerta del hospital para recibir noticias suyas. Otros familiares con heridos hacían lo mismo. Para todos las vacaciones se convirtieron en la peor pesadilla.
La identidad de los fallecidos
Revelada por el Ministerio de Salud bonaerense
- Gabriel Rodríguez
Tenía 20 años. Era oriundo de Henderson. Había llegado a Villa Gesell el día anterior con varios amigos con los que se quedó en la playa a esperar que pasara la tormenta - Agustín F. Irustia
Era de San Luis y tenía 17 años. Veraneaba con su familia y amigos. Estaba jugando al voley cuando cayó el rayo - Nicolás Elena
Tenía 19 años y provenía de 9 de Julio
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