Una vía que hace mucho invita a la tragedia
Transitar hoy la ruta nacional 7, una de las vías más superpobladas de camiones semirremolques del país, resulta un riesgo cotidiano. El peligro de sufrir un accidente está latente. Se conjugan varios factores: el mal estado de la ruta, la imprudencia al volante y la ausencia de controles.
Este combo letal es muy fácil de advertir para quien viaja diariamente por esa vía, principalmente en el tramo que va desde Buenos Aires hasta Junín, en el km 260. Todo ese trayecto tiene una particularidad: es una ruta demasiado estrecha para el gran caudal vehicular. En algunos tramos se están realizando mejoras, por lo que el asfalto es muy irregular, como en el km 180, donde ocurrió el trágico accidente del jueves pasado.
El conductor ocasional se encuentra en su camino con banquinas con desniveles de más de 15 cm; tambores que invaden la ruta; un asfalto remendado y baches. Lógicamente, estos escollos a una velocidad superior a los 100 km/h, con vehículos en ambos sentidos de circulación, señalización nocturna deficiente y sin controles, multiplican enormemente consecuencias fatales en caso de un accidente. Así, el mínimo error se convierte en tragedia.
Nada sorprende el trágico accidente de Chacabuco para el conductor habitual de la ruta 7. En la traza hasta donde se produjo el choque sólo hay un control policial de la policía caminera: San Andrés de Giles. Muy de vez en cuando se advierten allí operativos eficaces. Más bien, los agentes de seguridad funcionan como una suerte reductor de velocidad temporario. Tras sortear su presencia, el conductor imprudente sabe que tiene vía libre para romper su marca, su récord de llegada. Y, en esa categoría, no sólo se inscriben portentosos y modernos autos, sino también los colectivos de larga distancia, muchos de los cuales superan los 130 km/h y durante la noche.
La solución a este problema se viene planteando desde distintos gobiernos hace más de una década: la construcción de una autopista de doble vía para unir Junín con la Capital.
El proyecto llegó hasta las comisiones del Congreso de la Nación, pero por una cuestión u otra, nunca se avanzó. Hoy, para recorrer el tramo entre Buenos Aires y Junín demanda casi cuatro horas de viaje. En ese trayecto, el conductor deberá sortear más de 100 camiones que van por su misma vía y podrá contabilizar otro tanto por el carril contrario.
El Estado no ha dado respuesta a esta necesidad. Anteayer, el ministro Florencio Randazzo dijo que la zona está perfectamente señalizada. Los tambores que se ubican a los costados casi no perciben de noche. Tampoco el profundo escalón que hoy separa la ruta de las banquinas, probablemente el que no vio el chofer del camión que habría provocado la muerte de ocho personas.