La ciudad italiana puso en marcha Mose, un sistema de compuertas hidráulicas que busca contener las frecuentes inundaciones; su éxito relativo se ve ahora amenazado por el calentamiento global
Desde que sus primeros habitantes construyeron cimientos con pilotes de madera en el sedimento en el siglo V, el agua ha protegido y amenazado a Venecia. Pero la ocasional y destructiva acqua alta, que ocurría solo unas pocas veces por siglo antes del 2000, se ha convertido en la nueva normalidad a medida que el nivel del mar aumenta en todo el mundo.
Las autoridades italianas pusieron en marcha Mose, un sistema de 78 compuertas hidráulicas de tipo basculante colocadas en las tres bocas que conectan la Laguna de Venecia con el mar Adriático.
Los especialistas que habían concebido Mose calcularon que los diques tendrían que levantarse, en promedio, cinco veces al año para detener las mareas de aproximadamente 1,10 metros. Desde que comenzó a funcionar, hace cerca de dos años, los diques se han levantado 49 veces. Ante un escenario de aumento del nivel de las aguas por el calentamiento global, los funcionarios temen que estos diques pierdan su efectividad.
El día que se inauguró Mose
El 5 de octubre de 2012, Venecia vivió un día histórico tras activar, por primera vez, el sistema de diques móviles artificiales para impedir las inundaciones que durante siglos deterioran su inmenso patrimonio histórico.
Residentes y turistas se reunieron, pese a la ola de mal tiempo, frente a los canales para asistir a distancia al levantamiento de las 78 compuertas del sistema, conocido con el nombre de Mose.
La barrera impide la entrada del mar en la laguna y evitar así las inundaciones que sufre la ciudad, formada por 118 islas.
La ambiciosa obra de ingeniería, que había suscitado críticas y controversias y que se demoró más de 15 años en construcción, se puede elevar en 30 minutos y luego desaparecer completamente bajo el agua cuando no está activada, una estructura única en el mundo.
Ideado en los años 1980, el sistema tenía que estar listo en 2009, pero se atrasó por escándalos de corrupción y sobrecostos, en una cifra que se elevó hasta 7.000 millones de euros.
La ciudad, declarada patrimonio mundial de la Humanidad por la Unesco en 1987, descansa sobre millones de zancos clavados en el lodo hasta llegar a un fondo más sólido, los cuales sostienen palacios y casas.