Verano en el sur. Se afianza una atracción turística nocturna en la meseta patagónica

SAN CARLOS DE BARILOCHE.- A menos de dos años de la inauguración del servicio, el tren nocturno que une esta ciudad con la estación Perito Moreno se afianza como una alternativa “fuera del circuito tradicional” para los turistas. Esta temporada de verano, la empresa Tren Patagónico ofrece cinco salidas semanales, de miércoles a domingo.

Ubicada a 34 kilómetros de Bariloche, la estación Perito Moreno se encuentra en la localidad de Los Juncos, en el departamento de Pilcaniyeu. Se trata de la primera estación en el trazado hacia Viedma, al otro lado de la provincia de Río Negro.

El periplo hasta allí demanda unos 50 minutos: el tren parte de la estación de Bariloche a las 19.15, con 120 personas a bordo. La formación cruza la ruta 40 y bordea por unos metros el lago Nahuel Huapi hasta girar a la derecha e internarse poco a poco en la aridez de la meseta.

Luego, el tren atraviesa el pintoresco puente rojo sobre el río Ñirihuau, encara una gran curva cuesta arriba en La Herradura y pasa por la estación Ñirihuau, hoy en desuso. Durante todo ese tramo, la guía a bordo invita a los pasajeros a mirar por las ventanillas del lado derecho, para ver los pozones en el río y luego para admirar la vista panorámica: desde allí se ve la ciudad de Bariloche y el recorte perfecto de los cerros en el horizonte, entre ellos, el Catedral con sus agujas, el imponente Tronador y el anfiteatro del López.

La experiencia –que actualmente cuesta $37.500 para adultos y $26.000 para menores de 4 a 12 años, sin bebidas– convoca a turistas nacionales y extranjeros. En menos de dos años, el tren pasó de tener dos frecuencias semanales a cinco, en verano e invierno. Además del condimento de viajar de noche, la excursión incluye cena en un quincho situado en plena estepa patagónica.

Al llegar a Perito Moreno a bordo de dos modernos vagones autopropulsados (no tienen locomotora), los pasajeros descienden en el andén de la estación, hoy convertida en la casa de té Aires de Campo. Allí, los visitantes disfrutan de unos canapés con vino o chocolate caliente. Luego, son invitados a caminar unos pocos metros hasta el quincho, que funciona en un antiguo galpón de la estancia San Ramón en el que se guardaba lana de las esquilas.

El lugar espera con sus largas mesas, en las que los mozos sirven empanadas, achuras, asado, cordero, papas fritas, ensaladas y finalmente el postre. También hay opciones veganas, vegetarianas y aptas para celíacos. La cena transcurre con la compañía de un show musical campero, con canciones folklóricas, bailes y algún solo de acordeón.

La cena termina a las 21.50 y a las 22.30 comienza el viaje de regreso hacia Bariloche, que también demanda 50 minutos. Antes de volver, los visitantes pueden degustar café, chocolate caliente, té y tortas en la casa de té mientras esperan el inicio del recorrido de retorno.

Cuando todo está listo, la bocina se escucha bien fuerte en medio de la oscuridad y la formación emprende el regreso a Bariloche. Algunos minutos después y cuando la altura del terreno lo permite, se distinguen a lo lejos las luces de la ciudad.

La novedosa experiencia nocturna aparece como una opción interesante para los turistas que pasan todo el día paseando entre lagos y montañas, y quieren terminar el día de una manera diferente. “Había una demanda latente de este tipo de experiencias. La cantidad de pasajeros que eligieron y eligen el servicio superó nuestras expectativas”, cierra Darío Dukart, gerente comercial de Tren Patagónico.