Adaptación que da máxima calidad en un ambiente europeo
En una zona valorada por turistas y hombres de negocios
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La capacidad para aggiornarse y adaptarse a los requerimientos del mercado son aspectos esenciales para una inserción exitosa en un medio como el hotelero. Así lo demuestra el renovado hotel Elevage, de Maipú al 900, vuelto a abrir en 1999 tras cinco años cerrado y un pasado muy exitoso como hotel cinco estrellas. Abierto en 1978 por la señora de Bencich, el Elevage se orientó hacia un nivel alto para comercializar lo que en lenguaje hotelero se llama largas estadas : tratar de que los huéspedes tomen el hotel como su vivienda y centro de operaciones en Buenos Aires durante varios meses, tanto sea por turismo como por negocios.
Esto fue pensado previamente desde la arquitectura: las habitaciones son más grandes y confortables que las habituales, y la relación entre su cantidad y la de suites es mayor. "El Elevage cuenta con 103 habitaciones, de las que 13 son suites, porcentaje muy alto ya que generalmente éstas representan hasta un 3 por ciento del total de habitaciones", explica a La Nación Sergio González, gerente general del renovado Elevage.
Los actuales propietarios decidieron, al reabrirlo, mantener el nombre aprovechando su inserción en el nivel internacional. También se optó por utilizar su estructura tal como estaba planteada, muy noble desde la ingeniería, con espacios amplios. Durante un año se desarrollaron los trabajos de actualización, decoración y ambientación, a cargo de Nina Ciarllotti, Claudia García y la arquitecta Giselle Graci, que incluyeron la resolución de los requerimientos tecnológicos ausentes veinte años atrás. "Se conservó también el estilo de ambientación del hotel original, aggiornado -afirma González-, y se decidió reabrirlo no ya como cinco estrellas (para cuyas exigencias espaciales en áreas públicas la concepción estructural del hotel ya no se adecuaba), sino como cuatro estrellas superior, apuntando a un público exigente en los servicios, pero con un precio más acomodado. La idea era dar lo máximo con menor precio."
El Elevage tiene una superficie de 11.500 m2, casi el doble del área de otros establecimientos del mismo nivel. En respuesta a la tendencia a las reuniones empresarias con menor cantidad de participantes, los salones del Elevage mantienen una escala acorde. Cuenta para distintas actividades con varios salones: en el primer subsuelo, uno para 150 personas y el microcine, para 40 asistentes; en el primer piso, un salón para 120 y otro para 80 personas, y en el décimo piso, una sala para 30 personas. Cada uno de estos espacios tiene un carácter definido desde la armonía de lo oriental -en el décimo piso- hasta la calidez de los salones para cenas o conferencias. El hotel tiene despachos privados para uso de sus huéspedes, y un business center con todo el equipamiento tecnológico para las necesidades operativas de una oficina.
Detalles sutiles para emocionar al cliente
Arreglos florales para cada ambiente
Las emociones de sus huéspedes son un punto que el Elevage no olvida a la hora de acondicionar sus espacios. Para los momentos de distensión de quienes adoptan este sitio para vivir cerca de la City, el Cigar Bar y el restaurante en la terraza se unen a la pileta, fitness center, health club y solárium.
Más allá de los espacios, los detalles cuentan en este hotel. De hecho, todas las habitaciones y las áreas públicas tienen arreglos florales, cuyo diseño se renueva constantemente y no se repite en las distintas zonas.
Este es un aspecto que el gerente destaca especialmente, señalando la utilización de las flores no como elemento decorativo estático, sino para hacer llegar la sensación de lo que el arreglo floral genera en el ambiente, y que contribuyen a formar el espacio Elevage . Este concepto resume el espíritu de la propuesta: "El hotel es todo - dice Sergio González-, es la forma en que uno se siente en el lugar donde se transita, en la habitación, y en los lugares comunes. Por eso, es básico articular la noción inmueble-arquitectura-servicios-prestación de elementos intangibles, que el cliente valora y refleja en sus estadísticas de satisfacción".
La presencia de las flores caracteriza cada ambiente, y fue motivo de la más reciente promoción del hotel, como modo de valorar el espíritu y estado de ánimo de cada huésped.



