Al aire libre, algunas ideas para una ciudad más funcional
Finalmente, después de varios días de debate, el primer premio del Concurso Nacional de Anteproyectos para el Rediseño del Mobiliario Urbano -organizado por la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) y el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA)- fue compartido por dos proyectos.
El que lleva la firma de la arquitecta Diana Cabeza, el arquitecto Leandro Heine y el diseñador industrial Martín Wolfson fue galardonado con dos tercios del premio (50.000 pesos) por el diseño de la mayor parte de los elementos: refugios de espera de transporte público, señales de parada y señales de nomenclatura de calles, paneles translumínicos de información pública y publicidad, entre otros.
El equipo multidisciplinario se completa con Gabriela Falgione, Ezequiel Kobrinsky, Elizabeth Menta, Alejandro Venturotti, Kevin Hampton, Luis Pereyra y Osvaldo Amello Ortiz y la asesoría de Marcela Romero y Pablo Cosgaya en diseño gráfico; Santiago Herrera en tecnología; Jorge Hampton en microarquitectura; Pablo Pizarro, encargado de estudiar la iluminación; Rita Molinos, especialista en historia de la ciudad, y Antonio Rodríguez Soto, que repensó los elementos según las reglas de la accesibilidad.
Pero el premio fue compartido y el tercio restante (25.000 pesos) fue para los arquitectos Juan Manuel Maseda y Silvina De Genaro, merecedores del galardón por el diseño de quioscos de diarios y flores, baños químicos y puestos de información turística.
Con ellos colaboraron Javier Moreno Marcos, Jesús Rodríguez Loria y contaron con la asesoraría del estudio de diseño gráfico Celis/Bernardo.
Conceptos comunes
La familiaridad formal y conceptual que comparten los dos proyectos ganadores resulta realmente sorprendente: gran presencia de paños transparentes y una estructura portante notoriamente liviana. Sin embargo, de la crítica elaborada por el jurado -compuesto por los arquitectos Alberto Varas, Carlos Lebrero (Fadea), Juan Molina y Vedia (SCA), el licenciado Eduardo Epsztein y la diputada Silvia Majdalani (GCBA) y Adrián Lebendiker (CMD)- se desprende cierta diferencia respecto de la calidad y la factibilidad tecnológica y constructiva en favor del proyecto presentado por Cabeza.
En los refugios que plantea el nuevo proyecto -elemento principal del conjunto- aparecen importantes modificaciones de función y uso. Incorporan un asiento de madera (aunque el fallo sugiere la modificación de este material por dificultades en su mantenimiento), y también suman a la estructura misma de las paradas una serie de señales gráficas informativas relativas al transporte, el barrio de su emplazamiento y el CGP al que pertenece (que confiere identidad y facilita, por ejemplo, la denuncia de desperfectos o deterioro). A su vez, contemplan factores de accesibilidad para usuarios de movilidad normal o reducida, y poseen placas de lectura con información en braille.
Con respecto a los puestos y quioscos presentados por Maseda/De Genaro, el aporte más importante, según el fallo del jurado, lo realizan los parasoles modulares que unifican las distintas piezas y a su vez "permiten una gran flexibilidad en el diseño de los diversos conjuntos".
Se otorgaron también dos menciones: una al proyecto del arquitecto Ricardo Blanco y otra -la más debatida-- a un interesante y original proyecto del arquitecto Roberto Frangella que incorpora plantas trepadoras a los refugios de colectivos, unificando hábilmente dos elementos existentes en la vía pública (mobiliario y arbolado), que fue desestimado por el jurado para el primer premio por "no condecir con el nivel de solidez y de imagen de una gran metrópolis".
Del tablero a la vía pública
A pesar de los cambios y mejoras en cuanto a la identidad y el uso, que proponen tanto el proyecto de Cabeza como el de Maseda/De Genaro, el rediseño del mobiliario urbano de Buenos Aires no puede contemplar, en sí mismo, la solución absoluta a los múltiples problemas que éstos provocan en la vía pública y que desarrollamos en la primera parte de esta nota (ver suplemento del miércoles 29 de diciembre de 2004).
La falta de una reglamentación adecuada y los múltiples intereses generados por la licitación de espacios de publicidad en paradas, paneles y quioscos -de la que esta vez podrán participar también empresas extranjeras- crean ciertas dudas acerca del devenir futuro del nuevo diseño, que sería instrumentado a partir de 2006.
Por lo pronto, la Dirección de Ordenamiento del Espacio Público adelantó que contratará, por un lapso mínimo de dos meses, a los dos equipos ganadores para realizar la unificación de criterios formales y técnicos, y también para aprobar los planos de fabricación que deberá presentar la empresa ganadora de la futura licitación.