Aprender seguros
Para evitar accidentes, hay pisos blandos, revestimientos de goma en paredes, y muebles con cantos redondeados
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Mientras el cielo raso de algunas escuelas públicas de la ciudad de Buenos Aires se cae a pedazos y los chicos tiritan de frío por la falta de estufas y vidrios en las ventanas, el flamante edificio del Jardín de Infantes de la Escuela del Jacarandá emerge como un ejemplo de cuánto puede aportar la arquitectura a un aspecto medular de la educación: el derecho de aprender en un espacio digno y seguro.
Si bien se trata de un establecimiento privado, el proyecto de las arquitectas Irene Joselevich y Ana Rascovsky recurre al empleo estratégico de materiales económicos elegidos en función de dos premisas fundamentales: la comodidad y la seguridad de los usuarios, niños menores de 5 años; léase, gente propensa a meter los dedos en el enchufe y a comer la arena del arenero. Por esa razón, y ateniéndose a las normas vigentes para la habilitación de edificios educativos, los directivos del colegio participaron activamente en cada detalle de la obra, levantada sobre un terreno de 1450 m2 en la calle Grecia, en Nuñez, frente a las vías del tren, y próxima al edificio donde funciona la escuela primaria. "A la hora de pensar en un jardín de infantes, las aulas y las expansiones exteriores e interiores son lo más importante -explica Rascovsky-. En este caso, el cliente tiene muchos años de experiencia pedagógica, y tratándose de niños puso énfasis en la seguridad, por lo que se estudió desde las terminaciones de los muebles hasta la elección de los pisos, todo resuelto con materiales de alta calidad y soluciones más recursivas y ocurrentes."
Hormigón, parrilla de aluminio y ventanas de madera de cedro le dan un carácter lúdico a la fachada, que en la planta baja está protegida por una reja muy original hecha con palos de escoba (madera de grapia) pintados de naranja. Adentro, dos bloques contienen tres tiras de aulas paralelas a la calle. Dentro del bloque que da al frente se organizan dos tiras con tres aulas cada una, lo que permite entre ambas una gran circulación o patio interior en el que los chicos juegan los días de lluvia. El patio descubierto, entre la segunda y tercera tira de aulas, es seco. Ni una gota de verde para evitar que el alumnado mastique tierra o patine al pisar las hojas.
El corte de cada planta resuelve la continuidad de la luz, premisa fundamental del proyecto, que circula a raudales gracias al uso de paneles de vidrio colocados en la parte superior de los muros de las aulas, cuya altura total es de tres metros. Los bloques se conectan mediante dos pasillos de vidrio recubierto con un film de seguridad Heydi, y estampado con pequeñas flores de jacarandá para evitar que los chicos lo lleven por delante. Los solados son de goma italiana Artigo, especialmente blandos, sin dibujo y de fácil limpieza; además, la calefacción es por piso radiante, que lo hace muy agradable en invierno. Las columnas de hormigón están protegidas con planchas de goma espuma; también las esquinas y los cantos de muebles o carpinterías que podrían ser cortantes. La escalera está recorrida por una doble baranda adecuada a la estatura de los menores, y en el SUM o salón de usos múltiples se colgaron del techo unos simpáticos paneles acústicos de forma circular, hechos con marcos de fenólico forrados con géneros verdes y violetas, los colores distintivos de la institución (en la que, curiosamente, no hay ningún jacarandá).
"El aula y su relación con el patio fueron estudiadas a fondo, con todo su equipamiento", agrega Rascovky. Así, cada espacio es como una caja luminosa separada del patio por un mueble de madera aglomerada que hace de muro, contiene espacios para guardar material didáctico, percheros para colgar mochilitas y abrigos, un lavamanos y un baño a escala del usuario. El interior del aula está equipado con una batería de soportes, como chapas para pegar papeles, madera para pinchar, tensores para colgar, caños para colgar cosas más pesadas, estantes para carpetas y libros.
Ficha técnica
Proyecto: Jardín de Infantes Escuela del Jacarandá
Ubicación: Grecia 3223, Núñez
Cantidad de alumnos: 341
Arquitectas: Irene Joselevich y Ana Rascovsky
Materiales: hormigón, vidrio y madera en la fachada. En el interior, pisos italianos de goma de Artigo, madera aglomerada, aislación acústica con placas de fenólico, escaleras con barandas dobles
Constructora: AyT
Para opinar
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