Cambre, una nueva fábrica con energía propia

En un país que está saliendo de una de sus peores crisis, cada vez que se abre una fábrica hay un motivo para celebrar. Esta semana le toca a Cambre, una de las firmas líderes en el mercado de productos eléctricos de alta y mediana gama, la inauguración oficial de su nuevo complejo de fábrica y oficinas -que funciona desde septiembre y su construcción data de julio último-, en el Centro Industrial Garín, en Escobar.

En un predio de 11.000 m2, se completó una obra de 3000 m2 de planta industrial y 1500 m2 de sector administrativo; de esta manera, se duplica la superficie de las antiguas instalaciones de San Martín, y se consolida la expansión de esta firma nacional originada en 1947. Pero esta expansión, en la que se invirtieron 5 millones de pesos, se sustenta en el marcado crecimiento de la industria de la construcción que, según el Indec, en octubre aumentó el 23,2% frente al mismo período de 2004, una recuperación que ocupa a diferentes sectores de la economía y se ve reflejada también en la ampliación de plantas industriales.

Cambre es una de las 10 empresas -hay tres de construcción- que funcionan en el Centro Industrial Garín. La fábrica cuenta con un plantel de 85 personas y prioriza la optimización del lay out incorporando las últimas tecnologías de fabricación.

El director comercial de la empresa, licenciado Alberto Battisti, explica: "Desde que decidimos la mudanza, más allá de los exigentes requerimientos funcionales del nuevo edificio, pensamos en lograr una adecuada imagen corporativa, acorde con una empresa que fabrica productos con diseño. Convocamos al estudio de las arquitectas Papini y Varela, quienes propusieron un proyecto que contempla conceptos del feng shui aplicados a espacios de trabajo. Entendimos como muy positivo incorporar este arte, que incluye aspectos como la energía de la naturaleza aplicada a la arquitectura, usualmente ignorados en espacios fabriles y administrativos".

Armonía fabril

Las arquitectas Marisa Papini y Valma Varela, que trabajaron junto con el arquitecto Hugo Besana en la dirección de obra; con éste, y los ingenieros Jorge Soracci y Juan Demaría en el proyecto ejecutivo, sintetizan la propuesta arquitectónica: "Para lograr la armonía entre todos los que habitan el edificio y el buen desarrollo de las actividades, aplicamos desde el inicio la disciplina del feng shui, sin descuidar ninguna función. Así, optimizamos las orientaciones de todos los locales, las formas de los volúmenes, los colores y los materiales seleccionados, e incluso la parquización y el tratamiento exterior del edificio".

En el proyecto se destacan tres volúmenes grandes y simples interrelacionados: la planta de producción, el edificio de oficinas y depósito, y el hall de ingreso. En este último se puso especial atención en su geometría y su carga simbólica. Se trata de un prisma con una cara curva formado en la proporción áurea, generando un gran espacio interior que por su gran tamaño simboliza la apertura de la empresa a nuevos mercados y jerarquiza el edificio.

El color rojo de la fachada se interpreta, según el feng shui, como la energía del fuego, que es justamente una referencia a los materiales eléctricos que fabrica la empresa. En el interior se propone un recorrido por la historia de los productos fabricados desde la primera generación. Dentro del mismo prisma de ingreso y a un lado de la recepción se ubica el laboratorio para controles de calidad, que está en un ambiente aislado, pero visualmente conectado hacia el visitante, trasmitiendo un mensaje empresarial de excelencia. En la planta alta se incluye un salón de usos múltiples que, con sus paredes curvas, favorece la participación para las charlas de capacitación o de marketing.

El segundo volumen, dedicado a oficinas, está caracterizado por su planta rectangular y el color arena en la fachada, formas y tonalidades que desde el punto de vista del feng shui otorgan estabilidad a todo el conjunto edilicio. El tercer volumen es la planta de producción, una nave única y de espacio libre, salvo el sector de vestuarios de personal y depósito del producto terminado.

Hora de balances y perspectivas

Cambre es una empresa cincuentenaria que, en 1992, compró a la desaparecida ATMA la línea Siglo XXI, una prestigiosa marca de interruptores y tomacorrientes. En 2001, la empresa decidió desarrollar una nueva línea de tapas e interruptores de llaves de luz, que se llamó línea Siglo XXII, con el diseñador Eduardo Muro, hoy producto estrella para la exportación. Fabrica sistemas integrales de interruptores y tomacorrientes -de 10 a 125 amperes- para residencias, industrias y oficinas, además de llaves de luz Bauhaus y Cbox. Son los creadores del sistema Prefit -fijación de cable sin tornillo- y representantes exclusivos de Mennekes de Alemania. Dice Battisti: "Tenemos una participación de 20% en el mercado local. Las exportaciones van en ascenso, y un 10% de nuestra producción se destina a mercados como México, Brasil, Perú, Chile, República Dominicana, Bolivia, Uruguay y Alemania".

Con respecto a las perspectivas para 2006, afirma: "Consideramos que la alta actividad de la construcción seguirá en forma sostenida. Si las tasas internacionales, que hoy fluctúan en el 4% no exceden del 6 o 6,5, el ritmo de inversiones en construcción seguirá fuerte. Además, la propiedad en la Argentina nunca pierde valor en el mediano y largo plazo. El auge son los emprendimientos de vivienda de alta gama, y buena parte de nuestros productos se dirige a ese mercado".

Ficha técnica

Obra:

nueva fábrica y oficinas de Cambre

Ubicación:

calle Haendel s/n, Centro Industrial Garín, Escobar

Superficie del predio:

11.000 m2

Superficie de la planta industrial:

3000 m2

Superficie de oficinas y depósito:

1500 m2

Inicio de obra:

agosto de 2004

Finalización de obra:

julio de 2005

Proyecto:

arquitectas Marisa Papini y Valma Varela

Proyecto ejecutivo:

ingenieros Jorge Soracci y Juan Demaría, y arquitecto Hugo Besana

Dirección de obra:

arquitecto Hugo Besana

Empresas constructoras:

Bautec y CMP

Por Fernando G. Caniza

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