El Museo del Mar ancla en el puerto
Como recordatorio del uso original del área portuaria y con un diseño que apunta a convertirlo en un faro, el futuro espacio propone como parte del recorrido la incorporación del malecón y los barcos anclados en el dique
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A las próximas inauguraciones de los museos Costantini y Fortabat se sumará, a mediados del 2000, la habilitación del Museo del Mar y la Navegación frente al dique 3 de Puerto Madero. El edificio del Museo del Mar estará integralmente destinado a exhibir embarcaciones y elementos relacionados con la náutica y la navegación.
Se trata de un programa novedoso entre nosotros, pero que cuenta con destacados antecedentes internacionales y que, a diferencia de los museos dedicados a la pintura y escultura, que requieren construcciones con muros ciegos para preservar la calidad de lo exhibido y evitar que lo afecten los rayos solares, será un edificio marcadamente transparente. Sus autores, los estudios de arquitectura Mario Roberto Alvarez y Asociados, y Mariano Bilik y Asociados, lo definen como un paquebote amarrado al dique 3.
El museo se sitúa en un extremo del dique, en lo que se denomina la segunda etapa de Puerto Madero, al Este de los diques, y tendrá como vecinos un edificio de oficinas, un complejo de viviendas y un hotel internacional.
Según afirman los proyectistas, el edificio se diferenciará formalmente de las construcciones del entorno. La fachadas serán de vidrio y aluminio, y formalmente el frente principal que mira al dique tendrá una ligera curvatura que asemeja el perfil de las embarcaciones. Será un tipo de faro referencial para el área.
Espiral ascendente
Una de las características principales del proyecto está en la forma en que se desarrollará el recorrido en su interior, ya que el museo se estructura alredeador de un gran espacio central abierto en toda su altura, que propone un recorrido por medio de un sistema de rampas y puentes que multiplican los puntos de observación de las embarcaciones y objetos náuticos que colgarán en él.
Los arquitectos definen esta secuencia como una promenade circulatoria que vinculará los sitios principales del museo: salas de exhibición, auditorio, cafetería temática, biblioteca y talleres. Esa cinta circulatoria culminará en una gran terraza, similar a los puentes de los grandes transatlánticos, desde la que se obtendrá una buena vista de la ciudad y los diques.
El gran espacio central alcanzará una altura de 17 metros y dispondrá de un puente grúa en la parte superior, con una capacidad de carga de 8 toneladas, desde el cual colgarán embarcaciones significativas de la navegación argentina.
Para poder introducirlas dentro del edificio, el proyecto contará con una cubierta corrediza realizada con estructura metálica resuelta con detalles constructivos inspirados en la industria naval.
Según destacan los diseñadores, esa identidad formal del exterior también se expresará dentro del edificio. Allí, el lenguaje del interior apelará a referencias marítimas; barandas, equipos y conductos de aire acondicionado y puentes grúas, entre otros.
Una decisión que los arquitectos mencionan por lo infrecuente es la de que todas las construcciones que se realizan sobre el lado este del dique 3 estarán vinculadas mediante rampas en el nivel del subsuelo, de manera que los estacionamientos serán de uso compartido entre todos los edificios.
Los espacios exteriores del museo avanzarán hacia el malecón, con áreas de exposición al aire libre y juegos para niños. La propuesta es integrar el malecón y el muelle a emplazarse en el dique, de manera que las naves de gran calado (buques escuela, fragatas, ferries) formen parte del recorrido de las muestras.
En definitiva, por su emplazamiento en un sector de renovado atractivo y por su diseño de inspiración náutica, el proyecto apunta a fortalecer la oferta cultural de la ciudad en un contexto en el que Buenos Aires se perfila como uno de los centros, si no el principal, de interés turístico del Mercosur.
Un país marítimo
"Pese a ser un país marítimo, la Argentina le da la espalda al mar. Y aunque contamos con 4500 km de costa marítima existe escasa conciencia sobre sus características y potencialidades." Como todo hombre de mar, el almirante Oscar Calandra se apasiona al hablar sobre su medio.
Calandra tiene a su cargo la dirección del proyecto del Museo del Mar y la Navegación, y está dedicado en estos días a armar la colección principal de la futura exhibición. "Es una tarea difícil -afirma- porque gran parte del patrimonio marítimo fue vendido o saqueado."
-¿Cúal será el objetivo museográfico de la muestra?
-El más importante será divulgar los conocimientos del mar. Responderá a esta consigna: el mar es el escenario; el buque, la herramienta, y el hombre, el protagonista. A partir de este eje se desarrollará toda la exposición, que tendrá un fuerte acento pedagógico con la idea de que pueda ser utilizado por las escuelas. Estará estructurado en cuatro áreas: el mar (promoverá su conocimiento y buen uso); el buque (desde los primitivos troncos hasta el crucero de hoy en día); la Argentina y el mar (difundirá las posibilidades de nuestro territorio), y embarcaciones menores (exhibirá barcos galardonados en torneos internacionales).
El museo será administrado por una fundación, actualmente en formación, y tendrá a la náutica no sólo como objeto de la muestra, sino como fuente de inspiración de todo el espacio que le dará cobertura.



