En Calafate, a pura madera
Mediante la utilización de maderas duras precortadas en fábrica, se construyó, en las cercanías de Calafate, un hotel diseñado con todos los elementos de confort moderno y la calidez de la arquitectura de montaña
1 minuto de lectura'
A penas a 20 quilómetros del casco urbano de Calafate, sobre el camino al Ventisquero Perito Moreno, el arquitecto Javier Gonzalo Nadal inició, en octubre de 1997 la construcción de un hotel turístico.
Hay dos circunstancias que singularizan al Hotel Estancia Alice.La primera está implícita en su propio nombre, porque el nuevo establecimiento está sobre el casco de la estancia Alice (con 10.000 cabezas de ganado ovino).La segunda es que el edificio se construyó con un sistema basado en el uso intensivo de maderas duras precortadas.
Se trata de un hotel de 440 metros cuadrados, con dos plantas de 220 metros cada una, con capacidad para albergar a 48 huéspedes en 8 habitaciones simples y 8 habitaciones dobles, con baños privados. Posee cuatro accesos diferenciados que permiten el uso del hotel por sectores.
En octubre pasado se comenzó con las fundaciones y los 220 metros de la planta baja, contruidos en mampostería tradicional. Mientras tanto, en fábrica se terminaban de precortar los 220 metros del piso alto (en maderas duras) y todas las ventanas y puertas del hotel.
"El 23 de diciembre -relata el arquitecto Nadal- descargamos dos containers con 55 toneladas de la mejor madera amazónica para todos los componentes del hotel. Al día siguiente tomamos el avión en Río Gallegos para pasar las fiestas en nuestro hogar, y retornamos a Calafate el 10 de enero".
Se aprovechó el clima favorable en la región, además de las largas jornadas que se prolongaban hasta después de las 21, así como el estímulo que ofrecía el espectacular paisaje del lago, la cordillera y el desierto patagónico.
Así, el 27 de febrero de este año se terminaban los trabajos de construcción de un hotel de turismo y de una casa de 70 metros cuadrados para el administrador, diseñada y construida con el mismo sistema mixto utilizado para el Hotel Alice.
Pasado el invierno, en septiembre regresará el arquitecto con el equipamiento y la decoración, para inaugurar el flamante establecimiento en octubre, exactamente un año después de iniciados los trabajos preliminares de la obra.
La idea del comitente (El Galpón del Glaciar S. A.) es que el hotel pueda ser utilizado más allá de la estación de turismo. Cuenta para ello con el acondicionamiento necesario para brindar el más absoluto confort.
El arquitecto Javier G. Nadal subraya que fue una buena experiencia para él y para su cliente ya que, dentro de los plazos y costos preestablecidos, se instaló un hotel turístico en un lugar donde es muy necesario y con un lenguaje acorde con el paisaje circundante y con la calidez requerida por el programa y la función.
Por ejemplo, todas las habitaciones cuentan con una terraza que no sólo las preserva de los climas rigurosos sino que sirve como expansión semicubierta cuando hay tiempo soleado y templado.
La organización estructural es muy simple: hay un módulo central de 1,75 metros de ancho que contiene todos los baños; a cada lado le sigue un módulo de 3,25 metros para los dormitorios, y finalmente, hay un tramo de dos metros para las ya citadas galerías semicubiertas.
Calidez y confort
El autor del proyecto que hoy se publica -arquitecto Javier Gonzalo Nadal- es a la vez el creador de un sistema de construcción de casas de madera (Casema) y acredita una vasta experiencia en cuanto al diseño y edificación con el uso de madera precortada en fábrica.
Nadal se extraña de que, siendo uno de los sistemas constructivos más difundidos y tradicionales en todo el mundo, la construcción en madera se encuentre en la etapa embrionaria en casi todo el territorio nacional.
Construir en madera -afirma- es una opción nueva que el tiempo y las necesidades del mercado convertirán en novedosa para la edificación de barrios cerrados, emprendimientos habitacionales y para el turismo en general.
En el sistema Casema, que fue empleado para erigir en tiempo récord el Hotel Estancia Alice de Calafate, se utiliza como componente básico la madera dura y maciza de excelente calidad (son once tipos de madera para el armado de paredes, estructuras, marcos y cielos rasos) bajo la denominación genérica de lapacho amazónico.
Se trata de un material inalterable en el tiempo característico que, sumado a la perfección de su ingeniería de montaje, confiere a la construcción tradicional la solidez que le es propia, al tiempo que añade la incomparable calidez de las buenas maderas a la vista.
Los techos de amplios faldones en pendiente, las prolongadas galerías y la escala de cada pieza de madera (perfectamente identificada por el ojo humano) hacen, entre otras cualidades, de la casa de madera una hermosa composición en los entornos abiertos y el paisaje de las urbanizaciones de clubes de campo.
De fácil mantenimiento y conservación, las maderas duras se comportan de modo excelente frente a los rigores del clima: lluvias, altas y bajas temperaturas y humedad ambiente.
Por último, un dato nada desdeñable es el que tiene que ver con el costo. Porque mediante este sistema, en el que no se subestima la calidad y estética de los materiales, y sin las sorpresas que suelen proveer otras modalidades constructivas, se construye a 400 pesos el metro cuadrado con un plazo de construcción que puede limitarse a noventa días.
La primera etapa se desarrolla en 60 días con la construcción integral de la vivienda hasta su cierre hermético: cimientos, paredes exteriores e interiores, carpinterías completas, techados y cielos rasos, vidrios e instalaciones de servicio primarias completas. La segunda etapa incluye las terminaciones, es decir, revestimientos, instalaciones secundarias, artefactos y pintura. Dice con convicción el arquitecto Nadal que, con una correcta construcción de madera se puede alcanzar ese objetivo tan quimérico de lograr un sistema bueno, bonito y barato.



