En Pilar se construyó un restaurante tipo campestre en tiempo récord
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"Se creó un diseño armónico dentro del gusto popular, con el estilo de la estancia argentina", explica el arquitecto Alfredo Joaquín Larguía, que hizo el proyecto, la dirección y el diseño interior del restaurante Siga la Vaca, en el kilómetro 50 de la Panamericana. En sólo 135 días, la empresa Tueroc SA construyó el local de 1300 m2, con dos volúmenes perpendiculares entre sí, unidos por los extremos, y dos torres para instalaciones administrativas. El sistema constructivo es de hormigón armado y los muros son de ladrillos cerámicos portantes, con revoques plásticos (con color incorporado) proyectados en exteriores e interiores; la estructura metálica del techo está preparada para cubrir una luz de 14 m sin columnas.
"En el diseño interior se buscó intimidad y calidez -describe Larguía-, con grupos de boxes circulares perpendiculares al eje central, islas de adoquines de quebracho blanco, piso de cemento alisado y revestimiento de las columnas perimetrales con madera lustrada." Se utilizaron materiales propios del campo (cueros de vaca y cabra, hierro forjado, discos de arado) combinados con objetos modernos. En los techos se colocaron paneles fonoabsorbentes y en las paredes, madera y entelado de yute con goma espuma, para mejorar la acústica. El sistema de climatización incluye dos sistemas de control multizona. El paisaje (Cristina Pasman) acompaña la idea de arquitectura monumental de estancia: grandes masas con pocas especies, y mayor impacto visual.
Accesibilidad
Otro punto importante es el de la accesibilidad, ya que el salón se encuentra elevado a 1,5 m. Por eso, el mismo sendero de acceso de ladrillos se transforma en rampa, uniendo ambos niveles de manera natural y casi imperceptible; así se facilita el acceso de discapacitados, personas de movilidad reducida o coches de bebes.



