Juego de volúmenes en la Alameda
El barrio La Alameda es el primero de los siete que comercializa la Ciudad-pueblo Nordelta desde 1999, cuya su fisonomía evoluciona a un ritmo constante. En un entorno todavía joven, con construcciones compactas color tierra (de dos pisos, con chimenea y techos a cuatro aguas), el estudio Czapla & Aldanondo levantó una casa con cubierta horizontal y volúmenes desencajados que se diferencia del resto, sin salir del código de la Ciudad-pueblo.
El equipo de proyecto, compuesto por los arquitectos Matías Aldanondo, Ricardo Czapla, y por Ana Clara Czapla, trabajó con el cliente para determinar el carácter de su futura vivienda permanente, que sería muy cerrada hacia la calle y más permeable hacia adentro y al fondo del lote, de 800 m2. Se buscó la funcionalidad y una imagen contemporánea, con un presupuesto limitado que sólo admitía soluciones austeras, en la que los arquitectos reconocen "la combinación de una casa racionalista con otra a lo Barragán , de la que surgió este espacio simple, aunque rico y complejo".
El volumen se sustrae de un prisma dividido en dos plantas, cuyo desplazamiento propone el balconeo del atelier sobre una amplia galería hacia el fondo, y un patio más íntimo y una terraza hacia adelante. Los volumenes de aire y las visuales largas, entonces, alternan sin cambios bruscos las situaciones de público y privado, entre ambientes internos y con el exterior.
Espacios conectados
Bajo una pérgola hay dos cocheras, un depósito, e ingreso de servicio. Una senda peatonal delante de un portón semicubierto marca el ingreso; en este punto, un patio semicubierto conduce al hall de doble altura que define el proyecto. Desde el living se obtienen visuales horizontales hacia el lago y el patio interior, y verticales hacia la antecámara de los dormitorios secundarios, al atelier, y al cielo.
Aldanondo explica que "es una casa que no tiene recovecos y la conexión entre los espacios es muy directa", aunque incluye varios desniveles. Desde las habitaciones (la de servicio incluida) y la cocina también se ve el lago, generalmente a través de paños completos de carpintería vidriada. Y concluye diciendo que "en esta obra, es de especial importancia el recorrido en el sentido corbusieriano, que unifica la compleja secuencia espacial y seriada. Esta promenade, que cose las dos plantas, resulta imprescindible para comprender la obra".
Construcción y estructura
El proyecto de estructuras correspondió al ingeniero Claudio Guibu, y determinó que las fundaciones se harían con pilotes a + 5,00 m y un encadenado de vigas en dos sentidos, en función de la baja resistencia del suelo refulado. Además, la estructura se resolvió con losas, vigas y columnas de hormigón armado, y el cerramiento perimetral con ladrillo cerámico revocado. La construcción fue de Giraud y Asociados.
"El hormigón fue imprescindible para lograr la sensación de independencia entre las cajas que contienen las funciones públicas y privadas, y soluciones como la ventana corrida del frente, exenta de la estructura", concluye Aldanondo.